En Medio Oriente, las guerras, las intervenciones extranjeras y los conflictos civiles han causado y siguen causando mucho sufrimiento entre los habitantes de esa zona del planeta, pero especialmente entre las mujeres.
En la conferencia “El sufrimiento de las mujeres en el Medio Oriente actual”, Sara Sefchovich, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, recordó que, según la escritora, antropóloga y activista feminista argentina Rita Segato, las guerras se hacen en el cuerpo de las mujeres porque eso tiene un significado cultural, religioso y simbólico que permite humillar y vencer a los hombres.
Esclavas anónimas
La socióloga, historiadora y novelista mexicana también expuso el caso de las mujeres etíopes que llegan a Líbano procedentes de su país para trabajar ilegalmente como empleadas domésticas y que mueren por maltrato de sus patrones o porque, desesperadas por las condiciones en que viven, se suicidan.
“Al referirse a esa masa de esclavas anónimas que, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, suman más de tres millones, el cónsul de Etiopía en Beirut ha dicho que cada dos semanas tienen que repatriar el cuerpo de una mujer que se lanza al vacío desde el balcón de una de las casas donde trabajan”, apuntó.
Sefchovich no dejó de mencionar a las mujeres que en otras partes del mundo han sido y siguen siendo víctimas de las condiciones políticas, sociales y económicas que imperan en sus respectivos países.
Asimismo, la conferenciante indicó que hay más de 18 millones de refugiados y desplazados, y grados brutales de violencia, violaciones, secuestros masivos, esclavitud sexual, niños soldados…, como se puede comprobar en Nigeria, Somalia, Sudán, la República Centroafricana y la República Democrática del Congo.
“Por cierto, este último país tiene el ‘honor’ de haber sido calificado por funcionarios de organismos internacionales como la capital mundial de las violaciones y el peor lugar del mundo para las mujeres”, añadió.
Esperanza
“Por eso he entrado en este campo de estudio también desde la perspectiva de que es un campo de compromiso en el sentido que Wittgenstein expresó al decir que si la filosofía no mejora nuestra vida de todos los días, no tiene ningún caso que exista. Por eso, como dirían Wilkinson y Kleinman, concebimos las ciencias sociales como prácticas que mejoran la vida de las personas. Sé muy bien que éste es un deseo ilustrado difícil de conseguir, pero hay ejemplos que permiten mantener la esperanza.”
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