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Los tiburones pelágicos son aquellos que nadan por mar abierto, lejos de las costas. Incluyen grandes depredadores como el tiburón tigre, el tiburón blanco , o el marrajo dientuso, cuya pesca encabeza España. A veces se capturan por accidente, pero muchas otras son el objetivo por su carne y sus valiosas aletas para la controvertida sopa asiática.
Existe muy poca gestión de la captura de estas especies porque las zonas de alta mar normalmente están fuera de la jurisdicción nacional. Sin embargo, desde hace varios años se lleva alertando de una importante disminución de muchas de estas poblaciones a causa de la sobrepesca. A pesar de todo, siguen siendo muy poco conocidas las zonas específicas donde se concentran los escualos y las capturas que se realizan en ellas.
Un equipo internacional, formado por más de 109 centros científicos de 26 países diferentes , incluido España, ha analizado qué áreas habitadas por tiburones coinciden con las de alta actividad pesquera. El objetivo era conocer si estas especies pueden refugiarse de la industria. El trabajo se publica en el último número de la revista Nature.
Los investigadores siguieron los movimientos de cerca de 2 mil tiburones mediante rastreadores por satélite y los combinaron con los datos de desplazamiento de los buques de pesca de palangre –el tipo de pesca que captura la mayoría de estos animales–, que obtuvieron a través de un sistema de seguridad y anticolisión.
Los resultados revelaron que, de media, el 24 % del espacio que ocupan los tiburones pelágicos coincide con las zonas de pesca industrial.
Refugio limitado para evitar la pesca
“El trabajo muestra que las principales actividades de pesca en alta mar se centran actualmente en puntos críticos de tiburones de importancia ecológica en todo el mundo”, explica a David Sims, investigador de la Asociación Biológica Marina de Reino Unido y autor principal del estudio.
En el caso del tiburón azul y el marrajo el solapamiento fue mucho mayor, con un promedio del 76 % y el 62 %, respectivamente. Incluso las especies protegidas internacionalmente, como el gran tiburón blanco y el marrajo sardinero, tienen valores de superposición que superan el 50 %.
“Esto indica que las especies tienen un espacio de refugio muy limitado para evitar la pesca industrial”, detalla el investigador a Sinc. Las principales áreas de solapamiento incluyen la península ibérica, el Atlántico norte, Sudáfrica, Nueva Zelanda, la Gran Barrera de Coral australiana o la costa de California, entre otras.
A partir de estos datos, los autores elaboraron una serie de mapas que pueden ser utilizados para evaluar dónde se pueden ubicar Áreas Marinas Protegidas y proteger las zonas con alta concentración de especies.
Según Sims, “existe una necesidad urgente de medidas de conservación y gestión de los puntos en los que se concentran los tiburones pelágicos para comenzar a reconstituir las poblaciones”.
"Algunos de los ‘puntos calientes’ de tiburones que estudiamos podrían no estar allí en tan solo unos años si no se toman medidas de gestión para conservar estos animales y los hábitats de los que dependen", concluye el biólogo.
El estudio destaca el potencial de la vigilancia simultánea por satélite de tiburones y pescadores como herramienta para la gestión de alta mar.