Los hexágonos de panales de abejas, las capas de la cebolla, las alas de aves o la redondez de la naranja, han sido formas de la naturaleza que han inspirado a los diseñadores industriales para la innovación y desarrollo de diversos materiales en este campo.
Sergio F. Grijalva
especialista en Diseño Industrial por la UAG y maestro en Diseño y Biónica por el Istituto Europeo di Design Milán, Italia, se refirió a su más reciente libro La naturaleza del embalaje , en el que detalla las aplicaciones industriales que se pueden obtener de las formas y estructuras del mundo animal y vegetal.
Afirmó que la naturaleza tiene un poder multisensorial que comunica a través de sus formas, sabores y colores. De estos factores se aprende para resolver problemas de empaque, hidratación, temperatura y otros elementos para la transportación, almacenamiento y presentación de productos industriales .
Grijalva desarrolló en Milán, Italia, un cepillo de dientes exprés con pasta incluida para usarse y tírarlo, y más tarde cuando residía en Auckland, Nueva Zelanda, creó una bolsa de plástico que mantiene hidratados por mucho tiempo a los alimentos.
“Este plástico está inspirado en las hojas de la mazorca, las capas de las cebollas y los ajos, que mantienen frescos los frutos del interior”, destacó.
Ambos inventos cuentan con patente internacional, y el segundo en particular se ajusta a las políticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura , para evitar el desperdicio de alimentos.
Sobre su libro de reciente aparición, comentó que “explorar la naturaleza del embalaje significa observar de cerca cómo la vida envuelve, protege, contiene, preserva e incluso transporta y comunica sus palpitantes creaciones, con la intención de descubrir de qué manera resolver problemas en el diseño industrial de embalajes”.
Ahí se explica “qué geometrías permiten aprovechar mejor el espacio y el material; qué lecciones encierran los huevos de gallina o las conchas de los moluscos a propósito de protección a impactos; qué nos enseñan las envolturas de productos vegetales como las cebollas o las mazorcas de maíz acerca de la conservación de la hidratación; o bien, qué podemos aprender del hecho de que en la naturaleza no exista el desperdicio, pues todos sus diseños son íntegramente biodegradables y vuelven a nutrir el ciclo del que proceden”.
ldr