Ciencia y Salud

La historia detrás del hallazgo de la hepatitis C

La hepatitis C sigue siendo una gran preocupación de salud en el mundo; sin embargo, ahora existe la oportunidad de eliminar la enfermedad en un 95% gracias a los tratamientos antivirales

Foto: Jonathan Nackstrand / AFP
05/10/2020 |15:30Redacción |
Redacción El Universal
Pendiente este autorVer perfil

El Premio Nobel de Medicina 2020 fue otorgado a Harvey J. Alter, Michael Houghton y Charles M. Rice, los tres científicos responsables de descubrir el virus de la hepatitis C , una de las principales causas del cáncer de hígado y la cirrosis hepática , y con ello el desarrollo de medicamentos para su tratamiento.

Pese a que ya existe tratamiento para combatir a la hepatitis C, afecta a 77 millones de personas que la padecen de manera crónica, así como de acuerdo a las estadísticas más recientes, calculadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta patología ataca al 1.5% de la población mexicana, impactando a 21 mil personas al año y de los cuales, el 80% de pacientes es asintomático, mientras que el otro 20% presenta síntomas como fiebre, cansancio, pérdida de apetito, náuseas, vómitos, dolor abdominal, orina oscura, heces claras, dolores articulares y coloración amarillenta de la piel.

En este contexto, el Premio Nobel, galardón internacional con el que se reconoce a aquellos que contribuyen de manera notable para el bienestar de la humanidad, fue entregado a los investigadores que llevaron a cabo hallazgos que condujeron a la identificación del virus de la hepatitis C, que por mucho tiempo se mantuvo indescifrable.

Newsletter
Recibe en tu correo las noticias más destacadas para viajar, trabajar y vivir en EU

Aunque se conocía los orígenes de la hepatitis A y B, durante la década de los 60 no se explicaba aún la mayoría de los casos de hepatitis en la sangre. Entonces el científico estadounidense y Premio Nobel (1975) Baruch Blumberg determinó que una nueva forma de hepatitis transmitida por la sangre era causada por un virus que llegó a conocerse como el virus de la hepatitis B.

Sin embargo, en ese momento el biomédico Harvey J. Alter, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Rochester, estudiaba la aparición de la hepatitis en pacientes que habían recibido transfusiones de sangre . Si bien en estos estudios el virus de la hepatitis B, recién descubierto, redujo el número de casos de hepatitis relacionada con transfusiones, el equipo de Alter demostró que quedaban una alta cantidad de casos sin resolver, pues ni este ni el virus de la hepatitis A pudieron explicar su causa.

También lee: 

Alter, quién se formó en medicina interna en el centro médico Strong Memorial Hospital , junto con sus colegas demostraron que la sangre de estos pacientes con hepatitis podía transmitir la enfermedad a los chimpancés, el único huésped susceptible además de los humanos de contraerla. De este modo se detectó un nuevo agente infeccioso desconocido, perteneciente a la hepatitis viral crónica , el cual fue llamado como “hepatitis no A, no B”.

De ese momento la misión de los especialistas fue identificar al agente infeccioso desconocido, por lo que el doctor Michael Houghton aisló la secuencia genética del virus, para así crear una colección de fragmentos de ADN de ácidos nucleicos encontrados en la sangre de un chimpancé infectado, en los que predominada el genoma del primate; sin embargo algunos derivaban del virus desconocido, del que poco después ubicaron que formaba parte la familia de los flavivirus , y que dieron a conocer como el virus de la hepatitis C.

La historia detrás del hallazgo de la hepatitis C

Luego de este hallazgo, los científicos se preocuparon por descifrar si el virus clonado era capaz de replicarse y causar la enfermedad, por lo que el virólogo estadounidense y director científico y ejecutivo del Centro para el Estudio de la Hepatitis C en la Universidad Rockefeller, Charles M. Rice, al trabajar con el virus ARN, observó una región no caracterizada anteriormente en el extremo del genoma del virus, junto con variaciones genéticas en muestras de virus aislados y formuló la hipótesis de que algunas de ellas podrían obstaculizar la replicación del virus.

Fue así que recurrió a un método en ingeniería genética, a través del cual generó una variante de ARN del virus de la hepatitis C que incluía la región recién definida del genoma viral. Posteriormente, este ARN fue inyectado en el hígado de los chimpancés, lo que comprobó que el virus de la hepatitis C podía causar los casos inexplicables de hepatitis mediada por transfusión sin la ayuda de ningún otro agente.

Desde este descubrimiento se desarrollaron una vasta cantidad de medicamentos antivirales para su cura, los cuales, según la OMS pueden curar más de 95% de los casos, así como se crearon nuevos diseños de análisis que, hasta la fecha, han eliminado el riesgo de hepatitis transmitida por transfusión en una gran parte del mundo.

nrv

Te recomendamos