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Sudáfrica tiene una de las tasas de penetración de internet más altas del continente africano.
Y aun así, la gente que vive en lugares remotos no usa internet.
Sin embargo, la comunidad de Mankosi ha estado a la vanguardia de un experimento para paliar esta brecha.
Las dos principales barreras, son los precios y la accesibilidad.
Un gigabyte de datos cuesta en Sudáfrica siete veces más que en Egipto, por ejemplo.
Y es tres veces más caro que en Kenia, Nigeria o Ghana, explica la reportera de la BBC Vauldi Carelse, quien viajó a la pequeña comunidad para conocer el proyecto de primera mano.
Mankosi está compuesta por 12 pueblos en los que viven hasta 6.000 personas.
Hasta el año pasado, la electricidad no llegaba a esta área rural llena de extensas playas y praderas verdes.
El agua corriente es todavía un lujo.
Pero contrariamente a lo que pasa en todo el país, los habitantes de esa zona tienen un wifi barato y estable.
¿Cómo es posible?
Son los propios ciudadanos los que han construido la red y han formado una cooperativa para proveer servicios.
Son ellos los que la administran y venden el servicio.
Un mes entero cuesta 25 rand, es decir, US$1,70.
Notsokolo Sigcau es una de las personas mayores del pueblo que se encarga de vender los pequeños trozos de papel que incluyen la clave del wifi para los próximos 30 días.
Ella fue una de que convenció al resto de vecinos de que internet traería desarrollo a la zona.
No se equivocaba.
Antes de que llegara al pueblo, "no sabíamos nada sobre el wifi. Fue cuando llegó y lo conectamos cuando supimos que sería algo que mejoraría nuestra calidad de vida".
"En el colegio la gente puede hacer sus deberes, funciona en cualquier parte. E incluso, aunque no tengo televisión, puedo ver las noticias", explica.
La razón de que el precio sea tan bajo en Mankosi es que hace siete años, investigadores de la Universidad de Western Cape, con la ayuda de los habitantes, construyeron una red wifi aquí.
Es una red de dispositivos de nodos dispersos que usa muy poca energía para funcionar.
Lo que la hace especialmente barata es que evita el sistema centralizado que usan las redes tradicionales de las empresas de telecomunicaciones.
Los nodos se comunican entre ellos y están alimentados por paneles solares.
La cooperativa se gestiona como un negocio.
Reúne dinero mediante la venta de la contraseña de internet y el dinero se reinvierte en el proyecto, que se llama "Zenseleni".
Significa "hazlo tú mismo".
Zuko Tshitshi es el técnico. Se encarga del mantenimiento.
Tiene 33 años, pero antes de dedicarse a esto, no tenía ningún conocimiento técnico y estaba desempleado.
Al principio, cuando oyó sobre el proyecto, pensó: "es imposible".
"No podíamos construir una red porque no teníamos la formación necesaria", cuenta a la BBC.
"Pero conforme vi que el proyecto se volvía real, me dije a mi mismo: 'tengo que poner todo mi esfuerzo en adquirir los conocimientos técnicos'. Y ahora mi sueño se ha hecho realidad".
"Cuando veo a los niños del pueblo usando internet, ello saben que el internet que usan lo ha construido gente que ellos conocen, en su propia comunidad. Soy como un dios para ellos".
El proyecto se expande
Zithulele es otra área a 80 kilómetros de Mankosi.
Internet acaba de llegar allí como parte de la expansión del proyecto.
El líder de la comunidad, Avuyile Tshezi, lo tiene claro.
"Si quieres crear una comunidad exitosa, necesitas empoderar a los jóvenes".