No sin haber pagado un precio extremadamente alto, el mundo está superando poco a poco la pandemia de , causada por el virus; sin embargo, se tiene la absoluta certeza de que, tarde o temprano, habrá de padecer otra pandemia.

Algunos científicos creen que el causante de la siguiente pandemia podría ser otro virus respiratorio, como el de la. Este virus de la familia Orthomyxoviridae afecta a todas las aves (migratorias o de corral), aunque desde hace algunos años se sabe que de éstas puede pasar a diferentes mamíferos, entre ellos los humanos, los zorros y los lobos marinos.

Según la, la influenza aviar en humanos puede ocasionar desde una infección leve de las vías respiratorias superiores, con fiebre y tos, hasta neumonía grave, síndrome de dificultad respiratoria aguda, shock e incluso la muerte.

Foto: Archivo EL UNIVERSAL
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Si bien los casos de influenza aviar en humanos han sido esporádicos y hasta la fecha esta enfermedad no se ha transmitido entre miembros de nuestra especie, el virus H5N1 podría experimentar ciertos cambios genéticos que permitirían su transmisión de humano a humano.

“Hay varios virus de la influenza, pero cada uno de ellos es afín a determinados hospederos. Ahora bien, estos virus pueden mutar y desarrollar una afinidad hacia otros hospederos. Esto pasó, por ejemplo, con el H1N1: al estar formado por una combinación de virus porcinos, aviares y humanos, en 2009 causó una infección respiratoria en humanos que recibió el nombre de influenza porcina. En cuanto al H5N1, es un virus de alta patogenicidad para las aves, aunque también puede infectar a humanos que estuvieron en contacto directo con aves enfermas o muertas. Lo bueno es que hasta ahora no ha logrado replicarse en nuestra especie y dar el salto de una persona a otra, como ocurrió con el SARS-CoV-2. Con todo, no es improbable que esto suceda en el futuro”, dice Susana López Charretón, investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM.

Riesgos de contagio

De acuerdo con la investigadora universitaria, el número creciente de granjas avícolas gigantescas, con capacidad para albergar a cientos de miles de aves de corral, sin duda contribuye para que quienes laboran en ellas corran más riesgos de contagiarse con el virus H5N1 (a propósito, recientemente se supo que en Aguascalientes fueron sacrificados más de 800 mil pollos por un brote de influenza aviar).

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Las aves de corral infectadas excretan grandes cantidades del virus en las heces y en secreciones nasales y oculares. De esta manera, el H5N1 se disemina con una enorme facilidad, ya sea por el traslado de dichas aves o por la utilización de equipos y utensilios contaminados. Y cuando la densidad de estos animales es elevada, la transmisión aérea del virus también puede llegar a ser considerable.

Cabe señalar que el surgimiento de pandemias por agentes infecciosos es favorecido por diversos factores que predominan hoy en día, como el calentamiento global, el incremento de la población mundial, la falta de servicios de salud adecuados en innumerables países y la invasión de territorios con un equilibrio ecológico óptimo.


Foto: Archivo/EL UNIVERSAL
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Tratamiento

Por fortuna, sí se dispone de un medicamento eficaz para combatir la influenza aviar: el antiviral oseltamivir, el cual sirvió también para tratar la influenza porcina en 2009.

“Este antiviral afecta o inhibe la replicación del H5N1... Por otro lado, ya se cuenta con vacunas contra este virus para aves, y no sería difícil contar con una nueva para proteger a las personas, porque ya aprendimos a hacer vacunas contra la influenza estacional. De hecho, cada año tenemos que vacunarnos con una distinta, porque las características antigénicas del virus cambian”, indica López Charretón.

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Medidas preventivas

Para no contagiarse con el virus H5N1, la investigadora recomienda evitar el contacto directo con aves enfermas o muertas, cocer o freír muy bien la carne de pollo o de otras aves antes de consumirla y no comer huevos crudos.

“Además, es necesario mantener las medidas preventivas que se pusieron en práctica durante la pandemia de Covid-19, es decir, usar el cubrebocas en el transporte público o en lugares mal ventilados o atestados de gente, lavarnos contantemente las manos, no tocarnos la cara con ellas, cubrirse la boca con el antebrazo a la hora de estornudar, etcétera. Debemos cuidarnos, pero sin caer en el pánico. Y algo muy importante, hay que tener fuentes informativas fidedignas y estar alertas para detectar las noticias falsas sobre virus y otros microorganismos que divulgan algunos medios de información o se esparcen en las redes sociales”, finaliza.

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