En 1789 un joven de 19 años publicaba en una gaceta de Berlín su primer texto. El artículo se refería a un árbol venenoso encontrado en las Indias Orientales (actualmente Indonesia). Había una serie de leyendas exageradas sobre esta especie. Los sacerdotes le conferían un aire maligno al árbol diciendo que las aves morían sólo con sobrevolarlo o que los humanos perdían su cabello. Los indígenas, con conocimientos sobre la especie, empleaban una sustancia obtenida del árbol para envenenar las flechas que utilizaban para defenderse de los holandeses.
Mediante un objeto botánico, el autor desmitificaba y criticaba a la iglesia y a la religión por su contribución ideológica en la opresión contra los indígenas. Este fue el primer texto de los miles que escribiría el explorador alemán Alexander von Humboldt a lo largo de su vida. Sus publicaciones abarcan 70 años, desde 1789 hasta 1859. En entrevista para EL UNIVERSAL, el doctor Oliver Lubrich, profesor de literatura comparada en la Universidad de Berna, en Suiza, y uno de los principales conocedores de la obra de Humboldt señala que “lo conocemos como viajero y científico, pero era capaz de acumular un capital simbólico que utilizó para causas que estaban fuera de la ciencia, como los pronunciamientos políticos”.
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La celebración del pensamiento
En el marco de los cien años de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, se realizó el XI Congreso Internacional e interdisciplinario “Alexander von Humboldt y viajes desde y hacia México de todos los siglos”, y analizaron facetas poco conocidas del llamado “padre de la geografía”, así como sus liberales posturas políticas. Humboldt era un científico que sabía interrelacionar cosas y lugares para mostrar con más claridad las dinámicas del mundo y los seres que lo habitan.
Desde muy joven, Humboldt entró en contacto no sólo con los grandes científicos de su época, también estaban políticos y personas con diferentes vocaciones que al final lo llevaban a cumplir sus objetivos: explorar y entender el mundo, en especial “el Nuevo Mundo”. Entre sus libros más conocidos se encuentran Ensayo político sobre el reino de la Nueva España y Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente. En Cosmos, se condensan las observaciones y teorías sobre la naturaleza, donde todo se interrelacionaba y tenía un efecto. En sus estudios se adelantó a su época, al percibir las causas y efectos del cambio climático.
Como uno de los principales editores de la obra de Humboldt, Lubrich señala que se contabilizan alrededor de 3 mil 600 artículos publicados en cinco continentes, de los cuales 95% de los textos jamás habían sido impresos y 80% ni siquiera habían sido tomados en cuenta para el estudio del naturalista. Además de la publicación de los libros y ensayos más conocidos de Humboldt, su trabajo reciente ha consistido en armar un enorme rompecabezas que ha logrado sintetizar en obras como Escritos, una selección de 100 textos del pensador alemán en dos tomos. A principios de este año se publicó en español una selección de 35 escritos políticos, bajo el nombre México es el país de la desigualdad.
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Alexander von Humboldt creció en el seno de una familia noble. Su educación y formación se desarrollaron en el contexto de los imperios de Prusia, Francia y España. Tuvo que lidiar con el autoritarismo, pero sin dejar de criticar, a veces entre líneas, las cosas del poder. Lubrich señala que sus escritos lo muestran incompatible con los abusos de los regímenes y entre algunos de los puntos centrales de sus textos sobresalen la idea del comercio libre, el abolicionismo, la importancia de la promoción de los jóvenes científicos y la democratización del conocimiento.
También explica cómo desde épocas muy tempranas Humboldt ya hablaba sobre temas vinculados con la protección al trabajo. Trabajaba como inspector de minas en Prusia, donde, por cierto, inventó una máquina para poder respirar bajo tierra y una lámpara, mostrando también que la ciencia tiene aplicaciones prácticas.
El también erudito de Shakespeare, dice que “se conoce más el nombre que el personaje”. Avenidas, monumentos, escuelas y calles llevan el apellido del famoso naturalista alemán, pero su legado se sigue descubriendo a través de publicaciones. Mucho de este material ha sido publicado mediante el proyecto Humboldt que apoya la Universidad de Berna y que es de libre acceso. El interés por Humboldt en sus textos traducidos al español quedó registrado mediante más de 100 mil consultas a su obra en su primer año.
“Sus textos son una oportunidad para jóvenes investigadores, pues en este material hay muchas líneas de investigación. Sobre Humboldt, no todo ha sido explorado. Este material da para muchas disertaciones y trabajos originales”, apunta. Esto también le rinde homenaje a un pensador que creía en el libre flujo de las ideas y de la información, una comunicación sin fronteras que hace más de dos siglos ya conectaba a científicos de todo el mundo.
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Palabras e imágenes
Adriana Haro Luviano, vicepresidenta del Congreso Humboldt, señala que esta propuesta de conocimiento interdisciplinario comenzó en México en 2019. En nuestro país el congreso se ha organizado en cuatro ocasiones, dos de ellas en la UNAM. En esta edición empató con el marco de la celebración de los 100 años de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y cuenta con el apoyo de El Colegio de México y el Politécnico-Humboldt de California (CalPolyHumboldt).
“Nos conectan muchas cosas a la tradición académica germana, como la filosofía, la geografía y la historia. Por esta razón, también en 1998 se inauguró en la Facultad la Cátedra Guillermo y Alejandro de Humboldt, precursora de los estudios entre Alemania y México, creada con base en un convenio entre la UNAM, El Colegio de México y el Servicio Alemán de Intercambio Académico”.
El Congreso incluyó 23 mesas con más de 60 participantes de diferentes países, con cuatro conferencias magistrales, una de ellas, la del doctor Lubrich, titulada “Humboldt: el político”. El investigador explica que los viajes eran parte de un trayecto intelectual para descifrar las cosas a través de la ciencia, pero también sus poblaciones lo llevaban a tener pronunciamientos sobre el mundo que lo rodeaba.
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“Humboldt publica en los medios populares de su época. La mayoría de sus publicaciones estaban en la prensa, desde donde esboza también muchas de sus preocupaciones sociales, muchas veces con metáforas, pues vive dentro de un contexto complejo bajo el autoritarismo de Prusia, del zar de Rusia y de las colonias españolas. Era un verdadero intelectual de izquierda, pero que en su momento tenía que hacer compromisos con los personajes poderosos para poder acceder al conocimiento”.
Lubrich cuenta cómo Humboldt buscaba el equilibrio, hablaba de la relación que debería existir entre mexicanos y europeos, apelando tanto al comercio libre, como a la libertad de conocimiento. En una carta abierta a Lucas Alamán habla de la República Mexicana y la importancia de las instituciones, como “un centro de ciencia para América libre”, donde también dejaba ver su oposición al imperialismo europeo.
De las facetas menos conocidas de Humboldt tiene vigencia el estudio de las migraciones humanas, una visión antropológica muy importante para entender la conformación de las fronteras contemporáneas. Su aportación estética es parte de la discusión: realizó más de mil 500 imágenes que suman conocimiento en diversas áreas.
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El doctor Peter Krieger, investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM trabaja a Humboldt desde la revisión de la herencia conceptual de sus imágenes, una investigación que busca relacionar la ciencia dura con la indagación estética del paisaje. En el siglo XXI aterriza este conocimiento complejo de historia y ciencia que puede influenciar los conceptos de la geoestética contemporánea.
“En 2013 aparece el concepto de vuelta geológica que finalmente significa que los asuntos de la Tierra no sólo son de los geólogos, sino también de las humanidades y las artes. Intento establecer diálogos con geólogos y diversos científicos, la idea es establecer un intercambio de ideas para catalizar el conocimiento crítico ambiental”, señala Krieger, quien propone otra forma de activismo al enfrentar el cambio climático.
El punto de referencia y análisis de este activismo ambiental que se inspira en Humboldt es el Geoparque Comarca Minera en Hidalgo que forma parte de una red de parques designados por la Unesco por ser poseedores de una riqueza geológica, natural y cultural de importancia internacional.
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Para Krieger es importante preservar a través de la valoración del concepto de paisaje. “Es un asunto cultural porque la naturaleza también está integrada en un proceso político y social”, señala y agrega que esta zona fue visitada por Humboldt y sus investigaciones también están basadas en lo que el explorador alemán percibió del lugar, una armonía que debe ser mantenida, y el paisaje es un ejemplo de como todo lo que crece en ella, natural o no, está funcionando adecuadamente.
Explica cómo el estudio de la imagen también ayuda a respetar la fisonomía de la naturaleza. Pinturas como las de Velasco o el Dr. Atl se centraban en las formas de la naturaleza del paisaje, esa geomorfología enfrenta varios problemas, desde la extracción ilegal de tezontle hasta la urbanización de áreas protegidas.
“Recuperar la mirada de un viajero como Humboldt y su forma de traducir el paisaje, también está en llamar la atención en el valor del geopaisaje como concepto didáctico. Vivimos en un paisaje en crisis. Hay un exceso de industrialización, por lo que preservar la naturaleza se convierte en una paradoja”, señala.
Humboldt reinventa y se reinventa después de los siglos. Sus imágenes y palabras muestran su capacidad para enfocar un tema desde diferentes perspectivas. No hay límite, el Universo es infinito y atemporal. Sin ciencia no hay vida. Humboldt lo sabe y lo recuerda.