El interés por la exploración de la Luna se remonta a antiguas civilizaciones , pues desde antes de que el ser humano fuera capaz de aterrizar en la superficie del satélite natural , tanto la mitología, como la ciencia ficción y el cine, a través de Plutarco , Dante Alighieri y Georges Méliès , fueron responsables de alentar a los astrónomos y científicos que han trabajado en pro de conocer los enigmas que aguardaba el territorio Lunar.
Esta mañana, la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio ( NASA ) develó la resolución de una de las expediciones que llevaron a cabo hace dos años, cuando en 2018 la compuerta del avión transcontinental Boeing 747 se abrió a una distancia de la superficie terrestre de 13 mil metros, aproximadamente, por lo que la visión al espacio se posibilitó y en la que establecieron, junto con los registros de otra investigación simultánea, la presencia de agua en la Luna, pues de acuerdo a los expertos esta puede almacenarse en un perímetro de 40 mil kilómetros cuadrados cerca del satélite.
Sin embargo, ese hallazgo representa el esfuerzo que la raza humana ha hecho a lo largo de las décadas, ya que desde 1610, Galileo Galilei descubrió que la Luna contaba con montañas y llanuras, así como sucedía en la superficie de nuestro planeta, mediante una observación en telescopio.
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En el culmino de la década de 1950, se trazaron los primeros intentos de misiones lunares , en los que Estados Unidos (EU) junto con la Unión Soviética , (hoy día Rusia) protagonizaron una ambiciosa competición por posicionarse como el primer país en pisar la Luna, como parte de un compromiso de nacionalismo luego del golpe social que resultó la enfrentamiento de las guerras mundiales .
Foto: Luis Robayo / AFP
En este sentido, la sonda “Pioneer 0” representó el primer intento no tripulado de un lanzamiento fuera de la órbita terrestre. El 17 de agosto de 1958, técnicos estadounidenses tuvieron el objetivo de colocar un satélite artificial en la Luna; sin embargo, el propósito fracasó cuando el dispositivo espacial fue destruido por una explosión durante la etapa de lanzamiento.
A su vez, el 23 de septiembre de ese mismo año, la Unión Soviética llevó a cabo la primera de sus expediciones, nombrada como “Luna E-1 No. 1” de una serie de cuatro viajes, en la que un fallo estructural derivado de la vibración de oscilaciones de presión en los propulsores de la nave, precipitaron el estallido del cohete no tripulado.
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De ahí en adelante, fueron muchos los intentos que sólo en algunos casos fueron exitosos de manera parcial hasta que el 12 de septiembre de 1959, la misión “Luna 2” logró que una nave espacial llegara a la superficie lunar, misma en la que se instaló la primer sonda humana , a través de la cual los científicos soviéticos detectaron la variación temporal en el flujo de electrones y el espectro de energía en uno de los cinturones “Van Allen” , característicos por su gran concentración de partículas cargadas de energía.
Foto: NASA via AP, archivo
El primer éxito de los investigadores de EU no llegó sino hasta cinco años después, con el 28 de julio 1964 con el programa “Ranger 7”, al establecer las primeras imágenes cercanas de la superficie lunar al planeta Tierra. Este mismo país fue el responsable de lograr la primer misión tripulada en orbitar la Luna mediante el programa “Apolo 8” , efectuado el 21 de diciembre de 1968 con la participación del comandante Frank Broman , así como los pilotos James Lovell y William Anders.
En 1969, el “Apolo 10” consiguió llevar en la nave espacial una cámara de televisión que le permitió documentar transmisiones en vivo desde el espacio.
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En lo que respecta a la denominada “segunda etapa” que comprende las expediciones desde 1990 hasta la actualidad, una diversidad de países se integraron a la lucha por alcanzar la Luna, siendo Japón (en 1990) la primer región, fuera de EU y Rusia, que sobrevoló por encima de este cuerpo celeste; seguido de la colaboración binacional entre Hong Kong y EU, en 1997; Europa, en el 2003; China, en 2007; India, en 2008; y Luxemburgo en 2014.
Contemporáneamente, muchas de las agencias espaciales están en la búsqueda de regresar a la Luna, por lo que el nuevo descubrimiento de la NASA significaría una contribución trascendental para las expediciones futuras, como lo son Artemis, de este mismo programa, y SLIM de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA), ya que el agua que alberga el satélite podría servir para hidratar a los cosmonautas y serviría también como un compuesto para la fabricación de combustible para los cohetes y vehículos espaciales.
nrv