Al ejercicio de entender cómo surgió la vida, dedicó sus investigaciones, durante más de 40 años, el científico mexicano Rafael Navarro González. Reconocido como uno de los fundadores de la astrobiología en México, falleció ayer, víctima de Covid-19, a los 61 años.
Nacido en Ciudad de México en abril de 1959, Navarro González fue biólogo, químico y astrobiólogo; era investigador del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, donde creó el Laboratorio de Química de Plasmas y Estudios Planetarios, en 1994. Era uno de los científicos mexicanos con más reconocimiento y apoyo internacional.
Resolver la pregunta acerca de la vida extraterrestre fue una tarea en la que Navarro participó con la NASA y la Agencia Espacial Europea. Fue el único científico latinoamericano en participar, con otros 15 investigadores internacionales con el proyecto SAM (Sample Analysis at Mars) un laboratorio de análisis químico, concebido para responder si existe o existió alguna vez la vida en el planeta rojo, y que formó parte del rover Curiosity de la NASA, enviado al planeta rojo en 2011.
La llegada del primer hombre a la Luna, el 20 de julio de 1969, marcó la niñez de Rafael Navarro González: “Esa hazaña me causó mucha inquietud, pues pensaba que podría haber vida no en la Luna, sino en otros lugares fuera de la Tierra. Yo estudiaba tercero de primaria y desde ese momento busqué entender cómo había surgido la vida en nuestro planeta”, dijo en una entrevista.
En la secundaria, su condición de autodidacta le hizo superar los libros básicos y lo llevó a textos especializados de biología: después de entender las teorías de la generación espontánea y cómo se descartaron, se abocó a leer acerca de cuestionamientos científicos.
El laboratorio de la escuela fue el primer escenario donde intentó, sintetizando azúcares, simular reacciones que podrían generar compuestos clave para el origen de la vida.
Todavía adolescente, se adentró a las bibliotecas de Ciudad Universitaria en busca de literatura avanzada. Estudió Biología en la UNAM y luego hizo su doctorado en Química Universidad de Maryland, en Estados Unidos, donde trabajaba el científico Cyril Ponnamperuma que, años más tarde lo invitó a trabajar cuando la NASA anunció un proyecto de un centro avanzado de estudios sobre el origen de la vida.
Así fue como empezó a concebir el Laboratorio de Química de Plasmas y Estudios Planetarios, que se fundó en 1994, en la UNAM, donde él y sus colaboradores realizaron un trabajo de investigación tan importante como el que hacían en Estados Unidos. Sus esfuerzos atrajeron la atención de Christopher McKay, investigador de la NASA.
Desde el Laboratorio de la UNAM, Navarro y su equipo estudiaron las condiciones del Pico de Orizaba y del Desierto de Atacama, en Chile, para comparar con las condiciones del ambiente marciano. McKay, el científico irlandés Fred Rainey y Rafael Navarro, como primer autor, publicaron un trabajo en el que reportaron por primera vez un ambiente terrestre parecido a uno marciano e idéntico a las condiciones que estudiaron las misiones Vikingo.
Años más tarde, a partir de sus investigaciones, el investigador mexicano consiguió el apoyo de la NASA para desarrollar el Sample Analysis at Mars (SAM) que formó parte del Curiosity o Mars Science Laboratory (MSL) que se lanzó el 26 de noviembre de 2011.
Navarro trabajaba en Habit, una misión a Marte denominada ExoMars, de la Agencia Espacial Europea, con el objetivo de capturar y convertir en líquida el agua de la atmósfera marciana.
“Hoy ha partido para ser polvo de estrellas nuestro muy querido Rafael Navarro, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares y nuestro amigo colega y compañero. El Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM lamenta con profunda tristeza la partida de nuestro querido investigador, colega, amigo y compañero, el doctor Rafael Navarro González”, así despidieron al científico mexicano sus compañeros del Instituto de Ciencias Nucleares.
“Rafael nos regaló ciencia para la imaginación, imaginación como profesión, nos compartió su trabajo como inspiración para la vida. Gracias, muy querido Rafael, por llevarnos hasta el planeta rojo. Preservaremos tu sueño de alcanzar otros mundos. A ti te vamos a extrañar siempre”, expresaron.