Los hongos están nuevamente bajo el reflector y no se trata precisamente del patógeno postapocalíptico que presenta la serie de ficción ""y que convierte en zombie a los humanos, sino de la lista presentada recientemente por la , como la primera iniciativa de ámbito mundial para clasificar por prioridad a los patógenos fúngicos, aquellos que han sido identificados como los de mayor importancia en materia de salud pública.

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Las enfermedades infecciosas se encuentran entre las principales causas de mortalidad y una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo. Las formas invasivas de las infecciones fúngicas afectan frecuentemente a pacientes hospitalarios y a personas con importantes afecciones subyacentes del sistema inmunitario. Entre los grupos de población con mayor riesgo de infecciones fúngicas invasivas se incluyen las personas con cáncer, VIH/sida, trasplantes de órganos y enfermedades respiratorias crónicas, de hecho durante la pandemia de Covid-19, se notificó que la incidencia de infecciones fúngicas invasivas había aumentado considerablemente entre pacientes hospitalizados.

Según un informe de la doctora Hanan Balkhy, Subdirectora General de la OMS en el Departamento de Resistencia a los Antimicrobianos (AMR), el abuso de medicamentos que en realidad no reportaban ningún beneficio para el tratamiento del Covid-19 al inicio de la pandemia, también abonó un terreno para que pudieran desarrollarse favorablemente este tipo de microorganismos: “Surgidas en la sombra de la pandemia de resistencia bacteriana a los antimicrobianos, las infecciones fúngicas van en aumento y son más resistentes que nunca a los tratamientos, lo que las convierte en un problema mundial de salud pública”.

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Pese a que el problema se ha vuelto más evidente, las infecciones fúngicas reciben muy poca atención y recursos, lo que lleva a una escasez de datos de calidad sobre la distribución de estas enfermedades y los patrones de resistencia a los antifúngicos. Es así que lo que la pandemia subrayó sobre el impacto de las infecciones causadas por hongos patógenos es que también había necesidades básicas no atendidas en materia de investigación y desarrollo (I+D).

Según informes de la OMS, actualmente solo se dispone de cuatro clases de medicamentos antimicóticos y hay muy pocos candidatos en fase de desarrollo clínico. Otro problema es que no se dispone de pruebas diagnósticas rápidas y las que existen no son asequibles a nivel mundial. Es así que estos microorganismos se convierten en silenciosos protagonistas de las listas de mortalidad hospitalaria.



Foto: Lista de patógenos fúngicos prioritarios (OMS)

La clasificación

En esta lista de la OMS se catalogan 19 patógenos micóticos que constituyen una amenaza importante para la salud pública, principalmente porque cada vez son más comunes y resistentes al tratamiento. El desarrollo de la lista se centró en patógenos fúngicos que pueden causar infecciones invasivas. Se clasificaron en tres grupos de prioridad: crítica, alta y media.

El primer grupo incluye: Cryptococcus neoformans, Candida auris, Aspergillus fumigatus y Candida albicans.

El grupo de nivel alto incluye Nakaseomyces glabrata (Candida glabrata), Histoplasma spp., agentes causales del eumicetoma, Mucorales, Fusarium spp., Candida tropicalis y Candida parapsilosis. Finalmente, los patógenos del grupo medio son Scedosporium spp., Lomentospora prolificans, Coccidioides spp., Pichia kudriavzeveii (Candida krusei), Cryptococcus gattii, Talaromyces marneffei, Pneumocystis jirovecii y Paracoccidioides spp.

Los nuevos datos científicos disponibles indican que la incidencia y el rango geográfico de las enfermedades fúngicas están expandiéndose por todo el mundo, además del uso indebido de tratamientos, al calentamiento global y al aumento de los viajes y el comercio internacionales. A medida que aumenta la resistencia al tratamiento de los hongos que causan infecciones comunes, también aumentan los riesgos de que surjan infecciones más invasivas entre la población general. Diversos estudios científicos empiezan a revelar la impresionante evolución de estos patógenos en diferentes organismos vivos.

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La lucha por la supervivencia

La revista Nature Ecology & Evolution presentó recientemente un estudio que muestra la capacidad de estos microorganismos para adaptarse a un nuevo ser vivo. El reciente estudio sobre la evolución de los patógenos demostró que aunque los organismos muestran luchas más fuertes para tratar de erradicarlos, los hongos también han encontrado una manera de defenderse.

Las batallas entre hongos y otros seres vivos son claras en organismos como las hormigas y podrían ser una muestra de la evolución de los patógenos que se encuentran en una amplia gama de especies, incluidos los humanos. De hecho, justamente la serie The last of us muestra la premisa del hongo Cordyceps, que en la vida real sólo ataca a las hormigas volviéndolas especies de zombis. Aunque es una premisa que no podría trascender a los humanos, el comportamiento del hongo en los insectos le ayuda a los científicos a tener más pistas sobre la evolución de este reino.

Los investigadores descubrieron que con un poco de preparación, las hormigas pueden ayudar a otras hormigas a luchar contra múltiples invasores fúngicos, pero los hongos también se han superado en sus formas de defenderse. En un artículo en la revista Science, Trine Bilde, bióloga evolutiva de la Universidad de Aarhus, señala que tales batallas podrían considerarse a la hora de estudiar el comportamiento de los hongos patógenos en su evolución en distintas especies, incluida la humana, porque se está plasmando una escena natural en tiempo real sobre la evolución de un organismo.

Los investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria recurrieron a las hormigas argentinas (Linepithema humile), una pequeña especie marrón nativa de América del Sur, para observar cómo sobreviven a los ataques de los hongos patógenos. Las hormigas, como las personas, son sociales: viven en colonias gigantes, con cada individuo invirtiendo en la supervivencia de los demás y sus organismos también se ayudan entre sí para eliminar los parásitos.

Estos insectos viven con miles de otros patógenos y, a menudo, están infectadas con múltiples hongos a la vez. Los científicos infectaron a los insectos con seis tipos diferentes de patógenos fúngicos relacionados en el laboratorio. Luego observaron cómo evolucionaban, a medida que infectaban a las hormigas durante varias generaciones. Cuando los insectos estaban solos, generalmente ganaba una de las seis cepas de hongos. La cepa ganadora se metió en la hormiga, la infectó y la mató para continuar reproduciendo sus esporas, mientras que las otras cepas de hongos murieron. Pero con otras hormigas alrededor, la historia cambió.

Los científicos piensan que con más hormigas a quienes infectar, los seis tipos de hongos se enfrentaron entre sí, sin que un ganador claro se hiciera cargo, por lo que parecían estar evolucionando para volverse menos letales, pero la investigación también dejó otra pista menos alentadora en la lucha contra estos microorganismos: los patógenos liberaban menos cantidad de una molécula llamada ergosterol, lo que los hacía menos visibles para las hormigas y eso podría permitir que los hongos se escondieran con mayor facilidad creando nuevas formas de contraatacar.

Se estima que las infecciones resistentes a los medicamentos causan directamente 1.30 millones de muertes y contribuyen a 5 millones de muertes cada año en todo el mundo. Según la percepción de Yuko Ulrich, bióloga evolutiva del Instituto Max Planck de Ecología Química, esto podría mostrar nuevas pistas de los químicos, artificiales y naturales, que entran en juego a la hora de volver más poderosos o debilitar a unos microorganismos que silenciosamente pueden volverse mucho más poderosos.

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