Misión fallida. Un equipo de astrónomos, ingenieros y especialistas en defensa planetaria no lograron evitar que un asteroide impactara la Tierra.
Este devastador escenario fue solo un ejercicio teórico diseñado por la NASA, pero quienes participaron en él aprendieron lecciones que podrían ser útiles si algún día nos llegásemos enfrentar a esta muy poco probable situación.
Durante una semana, 240 investigadores de varios países, expertos en temas espaciales, se reunieron en la ciudad de Washington durante la Conferencia de Defensa Planetaria, convocada por la Academia Internacional de Astronáutica.
En el marco de la conferencia, uno de los puntos centrales fue este simulacro, en el que los participantes debían armar un plan de reacción en caso de que un asteroide amenazara con chocar contra la Tierra.
El ejercicio planteaba un escenario hipotético en el que un meteoro que medía entre 100 y 300 de diámetro tenía 10% de posibilidades de chocar contra la Tierra el 29 de abril de 2027.
Así, los científicos tenían un plazo de 8 años para combatir la amenaza.
Como parte del ejercicio, cada día los investigadores recibían datos sobre el tamaño, la trayectoria y las posibles fechas de impacto del asteroide.
En base a esa información, debían decidir cuál era la mejor estrategia para salvar al planeta de una catástrofe.
¿Qué planes de defensa diseñaron y por qué fracasaron?
Desde un principio los planes estuvieron centrados en desviar la trayectoria del asteroide.
Primero, en un hipotético 2021 lanzaron una sonda que llegó al asteroide para conocer sus características en detalles.
Con la información obtenida, determinaron que el meteoro se dirigía hacia la ciudad de Denver, Colorado, en EE.UU.
Ante el impacto inminente, la NASA, junto a las agencias espaciales de Europa, Japón, Rusia y China, construyeron tres "impactadores cinéticos".
La técnica de impacto cinético consiste en golpear el asteroide con una nave espacial para que disminuya su velocidad y se desvíe.
Según los cálculos que hicieron, uno de esos aparatos logró golpear y fragmentar el asteroide.
Eso parecía buena noticia, pero aunque parte del meteoro se desvió de la Tierra, un fragmento de 60 metros de diámetro tomó rumbo hacia Nueva York.
Las estimaciones mostraban que impactaría el 29 de abril de 2027 en Central Park, en el corazón de Manhattan.
Los informes que enviaba la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) eran alarmantes.
El "pequeño" asteroide entraría a la atmósfera terrestre a 69.000 km/h, produciendo una colosal bola de fuego que los expertos llaman "megabólido".
Su impacto con la Tierra liberaría 15 megatones de energía, eso es 1.000 veces más de lo que generó la explosión de la bomba atómica en Hiroshima.
Ante el fallo de los impactadores cinéticos, los expertos consideraron enviar una bomba nuclear, pero la iniciativa no prosperó debido a diferencias políticas, según un reporte de AFP sobre el simulacro.
Ante la imposibilidad de impedir el choque, los esfuerzos se enfocaron en mitigar los daños que causaría.
Como parte del ejercicio, El Departamento de Energía de EE.UU. reveló detalles de lo que sería el impacto, que en este punto ya era inevitable.
Al golpear Nueva York, podría afectar hasta 10 millones de personas y generaría una onda explosiva de unos 16 km de altitud.
La explosión podría causar daños en unos 70 km a la redonda. En un radio de 15km nadie sobreviviría.
La tragedia inminente dejó ver los desafíos que tendría una operación de evacuación masiva.
¿Cómo evacúas a 10 millones de personas?, ¿quién pagará por ello?, ¿a dónde los llevas?, ¿cómo se protegerán lugares peligrosos como instalaciones nucleares o químicas?, ¿qué se haría con patrimonio valioso como obras de arte?, ¿cómo se comportarían las personas?
"Si supieras que tu casa quedará destruida dentro de seis meses y que nunca vas a regresar, ¿seguirías pagando tu hipoteca?", se preguntó Victoria Andrews, funcionaria de defensa planetaria de la NASA, citada por AFP.
Este tipo de simulacros se realiza cada dos años. En 2013 el asteroide devastó la Riviera Francesa y en 2015 destruyó Daca, capital de Bangladesh.
En 2017, los participantes lograron salvar a Tokio del impacto.
El Centro de Estudios para Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA (CNEOS, por sus siglas en inglés) deja claro que es "altamente improbable" que un suceso como el de este ejercicio ocurra en la vida real.
El CNEOS calcula que cada "varios cientos de miles de años", un asteroide mayor a un kilómetro podría golpear la Tierra.
Sin embargo, considera que es importante estar preparados. A diferencia de un terremoto o la erupción de un volcán, es el único desastre natural que se puede evitar.
La tecnología actual permite detectar con varios años de anticipación un asteroide que se acerca a la Tierra, pero el simulacro mostró que el reto es saber aprovechar esa información.
"Aprendimos que necesitamos tener la mayor cantidad de información posible en el menor tiempo posible y saber cómo distribuirla", dijo Rüdiger Jehn, líder de Defensa Planetaria de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) en un blog de la agencia.
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