La vacuna Patria concentra dos tecnologías desarrolladas en EU que han apostado por satisfacer la demanda a escala mundial de una vacuna contra Covid-19 a bajo costo. Una de estas tecnologías ha sido desarrollada por la Universidad de Texas en Austin. Se trata de una proteína HexaPro, una versión modificada de la proteína espiga del SARS-CoV-2 con seis alteraciones estratégicas en su estructura molecular que producen una proteína más estable y resistente con dos prolinas en el pico 2P y cuatro más adicionales. Esta estructura ayuda al diseño de mejores antígenos contra el virus.
Esta proteína es el resultado de un largo camino de investigación encabezado por el doctor Jason McLellan, quien desde 2013 ha trabajado con el objetivo de comprender la estructura y función de algunas de las proteínas virales de los coronavirus, particularmente en la proteína de la superficie del virus, conocida como espiga o pico.
Mucho antes de la pandemia, este científico estaba ideando nuevas formas de enfrentar los coronavirus, apoyándose en un campo de la ciencia llamado biología estructural. Mediante imágenes de alta resolución y diseños en 3D, probaron proteínas espiga con nuevas combinaciones, introduciendo elementos en diversas regiones de su estructura con la finalidad de volverla más estable y resistente.
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A los investigadores les llevó alrededor de cinco años determinar las estructuras de estas proteínas de pico y diseñar mutaciones estabilizadoras que fueron de gran utilidad para el desarrollo de varias de las vacunas que actualmente circulan en el mundo, como las de Johnson & Johnson, Moderna, Pfizer-BioNTech y Novavax. Los investigadores no se detuvieron con su primer logro, desarrollaron una HexaPro de segunda generación que es aún más estable y está pensada para vacunas de bajo costo en países de ingresos bajos y medios, de hecho, la Universidad de Texas estableció un acuerdo de licencia de HexaPro que permite a empresas y laboratorios de algunos países utilizar esta proteína de seis prolinas sin pagar regalías.
La nueva versión de HexaPro se ha incorporado a la tecnología proveniente de la Escuela de Medicina Icahn en Monte Sinaí (Nueva York, EU) que utiliza como vector al virus de la enfermedad de Newcastle (NDV) que ataca a las aves, pero que es inofensivo en humanos. Las vacunas de NDV contra el SARS-CoV-2 se pueden producir en huevos de gallina con altos niveles de anticuerpos. Este tipo de vacunas están siendo probadas en ensayos clínicos en varios países, como Vietnam y Tailandia, donde incluso se han reportado los biológicos con una mayor estabilidad frente a altas temperaturas. En Latinoamérica, el Instituto Butantan de Brasil la prueba con la vacuna desarrollada bajo el nombre ButanVac. La expectativa es que pueda producir 40 millones de dosis para finales de julio.
“Se requiere decisión y planeación estratégica para impulsar proyectos mexicanos; generar confianza entre autoridades y universidades”
Teresa García Gasca Rectora de la Universidad Autónoma de Querétaro
En México, el laboratorio encargado de probar estas tecnologías en una vacuna contra el Covid-19 es Avimex, empresa farmacéutica veterinaria. Su proyecto para la realización de la vacuna Patria recibió un financiamiento inicial de 15 millones de pesos de la AMEXCID-SRE, además de 135 millones del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología para las fases clínicas 1 y 2. Este laboratorio determinó que precisamente el virus recombinante de la enfermedad de Newcastle (rNDV) tenía potencial para la vacuna contra el Covid-19, sobre todo apoyado en la experiencia con el uso de la plataforma que han empleado en millones de dosis de vacunas veterinarias contra la influenza.
La vacuna que Avimex está desarrollando cuenta con la participación de tres de los virólogos de la Escuela de Medicina Icahn en Monte Sinaí, también coinventores de esta tecnología: Peter Palese, Horace W. Goldsmith y Florian Krammer.
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También participa Adolfo García-Sastre, director del Instituto de Salud Global y Patógenos Emergentes (ISGlobal). En el proyecto también están involucradas instituciones como el IMSS, la UNAM y el INER.
Origen y destino
Aunque Patria se ha promocionado como una vacuna 100% mexicana, en realidad es una colaboración con tecnología y asesoría científica de otros países e instituciones nacionales.
En México, seis proyectos de vacunas (de los que hemos hablado a detalle en estas páginas) intentan proponer desarrollos propios, pero el camino se complica sin los recursos suficientes para las fases clínicas.
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En un foro realizado por EL UNIVERSAL, precisamente algunos de los especialistas que encabezan estos proyectos, como el doctor Juan Pedro Laclette, líder del proyecto de vacuna contra el Covid-19 en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, señalaba que finalmente ya sea a través de licenciamientos o desarrollo tecnológico nacional, la meta sería impulsar plataformas para producir más vacunas a nivel nacional y regional, y facilitar intercambios.
Laclette señala que aún no es tarde para los desarrollos nacionales porque es probable que estas vacunas se puedan utilizar como refuerzos, así como en una segunda ola de necesidades de vacunas. Por otro lado, subraya el ejemplo de Cuba, un país que a pesar de sus limitados recursos ha privilegiado el uso de la biotecnología porque esto no sólo les ayuda a crear sus propios productos farmacéuticos, sino que permite el ingreso de divisas.
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5 AÑOS tomó a los inve stigadores determinar la tecnología que ahora sirve para el desarrollo de las vacunas que circulan en el mundo
Cuba produce alrededor del 70% de los medicamentos que consume a nivel local, algo indispensable dado el bloqueo de EU y el costo de los medicamentos en el mercado internacional. A pesar de sus limitados recursos, una apuesta permanente a la biotecnología, así como la circulación continua y exhaustiva de información entre universidades, centros de investigación y el sistema de salud pública ha mostrado ser esencial para que este país pueda generar varios proyectos de vacunas con tecnología propia.
En la actualidad se han registrado más de 300 proyectos de vacunas contra el Covid-19 en todo el mundo y existen 13 en uso. Cuba es responsable de desarrollar dos de las 23 vacunas contra el SARS-CoV-2 que se encuentran en ensayos de fase 3 en distintas geografías. La isla tiene en total cinco proyectos con diferentes grados de avance: Soberana 01, Soberana 02, Soberana Plus, Mambisa y Abdala.
Especialistas en México como la doctora Teresa García Gasca, rectora de la Universidad Autónoma de Querétaro, también con un proyecto de vacuna contra el Covid-19, ha subrayado que hace 80 años éramos productores mundiales de vacunas hasta que esta industria nacional se desmanteló en los años 90. “Se requiere decisión y planeación estratégica para impulsar proyectos mexicanos. Necesitamos que se genere confianza entre autoridades y universidades. No somos un gasto, somos la mejor inversión social en la generación de conocimiento”.
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Asegura que la plataforma de los proyectos nacionales no le pide nada a las extranjeras, por lo que lo ideal sería no descobijar a los proyectos nacionales, sin perder de vista el modelo Triple Hélice: que vincula academia, gobierno y empresas.
La doctora ha señalado que se debe pensar en el siguiente paso que es crear plataformas versátiles, pero sobre todo que sigan un eje de acción, pues aunque hay comunicación entre los investigadores nacionales, desgraciadamente no hay un plan nacional que integre todas las posibilidades para contrarrestar el rezago y enfrentar los futuros retos. Nuevos proyectos de vacunas contra el Covid-19 seguirán siendo necesarios, pues las principales empresas productoras empiezan a señalar la necesidad de aplicar refuerzos para las vacunas, además de la creación de nuevas formulaciones según el ritmo de las variantes.