Prefieren las mullidas copas de los árboles. El género Cephalotes describe una gran variedad de hormigas que hacen sus nidos en las ramas y sus cuerpos presentan curiosas adaptaciones evolutivas para vivir en las alturas. Los soldados de las llamadas hormigas tortuga (Cephalotes varians) tienen una modificación en la cabeza que luce y funciona como una especie de corcho que utilizan para bloquear mejor la entrada de sus nidos y evitar a los depredadores. Algunos estudios han descubierto que esta deformación en la parte superior de su cuerpo también les ayuda a “volar” cuando descienden por las ramas de los árboles y necesitan llegar al suelo con mayor rapidez: en su cuerpo está integrado un paracaídas para cuando deciden lanzarse al vacío.

Precisamente las llamadas hormigas tortugas son las predilectas de la investigadora. En México es más común encontrarlas en selvas tropicales, pero también se ha registrado en otros tipos de ambientes al centro y norte del país. A pesar de su presencia en 19 estados, no todos han tenido el privilegio de verla; muy al contrario de lo que sucede con las que integran el género Pheidole, el de mayor distribución en el país, según la experta. Este es un género con distribución mundial y ecológicamente dominante; se alimentan de insectos vivos, carroña, alimentos azucarados y desperdicios.

Paso a pasito

Las hormigas tienen múltiples funciones en los ecosistemas, por ejemplo las llamadas hormigas cortadoras se consideran ingenieras de ecosistemas porque prácticamente modifican y crean nuevos ambientes para que otros organismos vivan. “Aunque no son tan buenas polinizadoras, se ha visto que las hormigas ejercen óptimamente este trabajo en algunas especies de flora, como los helechos, además hay muchas plantas que tienen asociaciones con hormigas porque los insectos hacen sus nidos en ellas y a las plantas les sirven sus desechos”. Es así que hay semillas que son dispersadas exclusivamente por hormigas, pero otras de sus funciones principales es que son una de los principales depredadoras de muchos ecosistemas terrestres, lo que ayuda al equilibrio ecológico, pero también a remover constantemente el suelo, en una persistente función de “arado”.

No todo en la vida es perfección y hay algunas áreas donde las hormigas pueden convertirse en visitantes indeseables, por ejemplo, cuando se asocian con plagas que se vuelven dañinas para las plantas. La especialista señala que en nuestro país hay algunas especies que pueden representar también un riesgo para la población.

En las zonas urbanas, hay algunas que son problemáticas por su persistencia al ingresar a las viviendas donde incluso pueden establecer nidos en lugares peligrosos, como contactos eléctricos. “Este problema es más grave en el caso de EU donde muchas casas son de madera y esto provoca incendios con más facilidad”, señala y agrega que sin embargo su persistencia pueden llegar hasta penetrar los cimientos de una casa. “También pueden dispersar patógenos. Según estudios realizados en hospitales, se ha visto que pueden ser un vector indirecto que debe considerarse”, apunta.

Como en todos los grupos de flora y fauna, también existen especies invasoras que representan un peligro para las endémicas e incluso para la salud humana, como la llamada hormiga roja de fuego (Solenopsis invicta) caracterizada por su agresividad y dolorosa picadura. Originaria de Sudamérica ha invadido paulatinamente todo el continente, y de hecho, muchas partes del mundo. Recientemente se publicó el libro Hormiga de fuego invicta (Carlos A. Blanco, FCE. 2017) donde el autor explica incluso que su nombre científico es muy atinado “porque debido a su fascinante biología este diminuto animal ha derrotado a cientos de científicos, agricultores y ganaderos, así como a millones de personas que viven en las zonas urbanas que S. invicta ha invadido”. Invicta, al fin y al cabo.

“Las Solenopsis, tanto invicta como geminata, podrían ser consideradas las más peligrosas para la salud, pero también depende mucho de la sensibilidad que tengan las personas a su veneno. Prácticamente todas las hormigas tienen veneno, pero no todas tienen aguijón”, señala Castaño Meneses y agrega que lo que sucede es que todas expelen ácido fórmico, de allí el nombre de la familia: Formicidae.

De invasoras y otras cosas

Además de la hormiga roja de fuego, otras invasoras de importancia en nuestro país, según Castaño, son: Linepithema humile, Anopolepis gracilipes, Paratrechina longicornis y Pheidole megacephala. Refiere que actualmente hay un trabajo científico muy importante sobre hormigas invasoras encabezado por el doctor Milán Janda, quien realiza un catálogo en la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Unidad Morelia de la UNAM. En el laboratorio especializado en el área de la ecología, el Laboratorio Nacional de Análisis y Síntesis Ecológica (Lanase), Milán Janda realiza otros estudios sobre los orígenes y evolución de la simbiosis entre hormigas y un amplio rango de géneros de plantas, y su adaptación a nuevos ambientes.

Se considera que por tener grandes extensiones de selva tropical, Veracruz tiene el mayor número de especies registradas, pero también contribuye que ahí se ubica la estación científica Los Tuxtlas, líder en las investigaciones biológicas y ecológicas realizadas de las regiones cálido-húmedas de México.

“Hidalgo ocupa el segundo lugar porque en las zonas áridas también se ha trabajo mucho y contribuye la importancia del grupo de los famosos escamoles que hay en la zona, larvas de la hormiga güijera Liometopum apiculatum. Por otra parte, el doctor Miguel Vásquez-Bolaños, otro de los más importantes investigadores en este tema en el país, ha realizado mucha investigación en Jalisco, por lo que este estado ha pasado al cuarto lugar de especies. En el Laboratorio de Hormigas de la Universidad de Guadalajara hay proyectos muy diversos que van desde la identificación de más especies y su distribución en el país; hasta cuestiones específicas, como las hormigas que se pueden identificar en el estómago del oso hormiguero.

Para los especialistas la idea de formar nuevos profesionales también es básica. En julio se celebrará el Primer Curso de Hormigas de México en la Estación de Biologia Chamela. Organizado por la UNAM y la UdeG, tiene la intención de que los alumnos practiquen en la selva baja caducifolia, un ambiente donde ya se tienen registradas 200 especies de hormigas.

Los científicos intercambian conocimientos de diversas formas, como en reuniones de Formicide México, donde cada dos años se aporta información para enriquecer los registros de especies que hoy suman 937 en el país.

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