Un nuevo estudio reveló que la alteración en el color de los pétalos de las flores , alterado desde hace 75 años, se debe a un ciclo de adaptación por el aumento de temperaturas y el cambio climático mundial .

La investigación publicada en la revista “Science” descubrió que la disminución del ozono ha sido la responsable de las modificaciones en la pigmentación ultravioleta (UV) de las flores, como parte de su evolución adaptativa , pues tanto la flora como la fauna han tenido que cambiar sus temporadas de reproducción y sus lugares de residencia para subsistir.

Matthew Koski, ecólogo de plantas de la Universidad de Clemson y autor del trabajo, explicó que los pigmentos UV de las flores se encargan de atraer a los polinizadores y sirven como una especie de protector solar para las plantas; sin embargo las personas somos incapaces de observarlos, pues son invisibles para el ojo humano.

“Así como la radiación ultravioleta puede ser dañina para los humanos, también puede dañar el polen de una flor”, aseguró el científico: “Cuanto más pigmento absorbente de rayos ultravioleta contengan los pétalos, menos radiación dañina llega a las células sensibles”.

Los resultados fueron posibles a través del análisis colecciones de por lo menos mil 238 flores de 42 especies distintas originarias de América del Norte, Europa y Australia, con una antigüedad que data de 1941, las cuales fueron comparadas con pétalos de flores de la misma especie más recientes por medio de una cámara sensible a rayos UV, captando así los cambios sufridos a lo lago de los años.

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“En promedio, el pigmento en las flores en todos los lugares aumentó con el tiempo, un promedio de 2% por año desde 1941 hasta 2017” , informaron los autores del estudio.

Otro de los hallazgos que impresionó a los especialistas fue la variación detectada entre los cambios según la estructura de la flor, pues en el caso de las espermatofitas con polen expuesto, el pigmento aumentó cuando los niveles de ozono disminuyeron y bajaron en los momentos en que el ozono aumentó. En cambio, el pigmento UV de las flores con polen oculto dentro de sus pétalos fue menor, a medida que aumentaron las temperaturas.

Para el biólogo especializado en plantas Charles Davis este descubrimiento “tiene mucho sentido”, pues “el polen escondido dentro de los pétalos está protegido naturalmente de la exposición a los rayos UV, pero esta protección adicional también puede actuar como un invernadero, atrapando el calor. Cuando estas flores están expuestas a temperaturas más altas, su polen corre el riesgo de cocinarse, dice. La reducción de los pigmentos UV en los pétalos hace que absorban menos radiación solar, lo que reduce las temperaturas”, detalló.

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Koski y el grupo de investigadores descubrieron que las flores que crecían con elevaciones más altas o cercanas al ecuador eran las más expuestas a las radiaciones UV y por lo tanto, sus pétalos contenían más pigmento UV. Aunado a esto, consideraron que factores de la actividad humana, como el daño a la capa de ozono y los cambios de temperatura, también influían en los pigmentos UV.

Koski agregó que los polinizadores como los colibríes y las abejas prefieren las flores con un patrón de "ojo de buey" , es decir, aquellas que reflejan los rayos UV en la punta de sus pétalos y pigmentos que absorben los rayos UV cerca del centro de la flor. “Como resultado, las flores con menos pigmento pueden aparecer aún más en los polinizadores”, puntualizó.

En el caso de aquellas flores que marcan su pigmento consideró que podrían perder ese contraste y convertirlas en menos atractivas para la fauna que las visita, protegiendo su polen, lo que significaría un desabasto para los polinizadores.

nrv

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