La diabetes mellitus ha sido reconocida durante mucho tiempo como una de las grandes epidemias de los últimos años, mayormente impulsada por un aumento en factores de riesgo como el sobrepeso, la obesidad y la mala alimentación.
En México, por ejemplo, está el alto consumo de refrescos (en 2019 ocupamos el primer lugar mundial), un hábito que se arraiga desde la infancia, así como una dieta alta en grasas poco saludables. A esto se suma la disminución de la actividad física, agravada por la inseguridad y el uso excesivo de pantallas.
La prevalencia de la diabetes aumenta cada año y se espera que continúe con esta tendencia. En México, el 22.1% de la población presenta prediabetes, una condición en la que los niveles de azúcar son más altos de lo normal, pero no lo suficiente para ser considerados diabetes.
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En 2022, el 18.3% de la población mexicana, aproximadamente 14.6 millones de personas, tenía diabetes, diagnosticada o no. Desde el año 2000, la diabetes es la segunda causa de muerte en México, tanto en hombres como en mujeres, y durante los primeros meses de 2024 fue la primera causa de muerte entre los 45 y los 64 años.
Esta enfermedad crónica genera complicaciones graves que afectan múltiples órganos, como el corazón, el cerebro, los ojos, riñones y nervios, reduciendo la calidad de vida de las personas que la padecen.
La diabetes es una enfermedad que se caracteriza primordialmente por niveles elevados de azúcar (o glucosa) en la sangre, lo que provoca daños a nivel celular. La glucosa la obtenemos principalmente de los alimentos. La insulina, una hormona producida en el páncreas, permite que la glucosa ingrese a las células para poder producir energía, después de ser absorbida por el intestino. Existen dos tipos principales de diabetes:
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Si no se toman acciones, se estima que para 2045, los costos y la prevalencia de la diabetes serán insostenibles en muchos países, incluyendo México. Las complicaciones más comunes, como infartos al corazón y al cerebro, ceguera, amputaciones y falla renal, no solo incrementarán los gastos en atención médica, tanto para el sistema de salud como para las familias, sino que afectarán profundamente la calidad de vida de millones de personas.
A pesar de este panorama, hay un aspecto alentador: la diabetes es una enfermedad altamente controlable con el tratamiento adecuado y un estilo de vida saludable. Uno de los avances más importantes en el manejo de la diabetes es el uso de tratamientos basados en hormonas llamadas incretinas. Estas hormonas son producidas naturalmente en el intestino cuando comemos.
Los medicamentos que imitan la acción de las incretinas han ganado popularidad, especialmente en el tratamiento de la diabetes tipo 2 y la obesidad. Estos fármacos funcionan de varias maneras: aumentan la producción de insulina, reducen la liberación de glucosa desde el hígado, retrasan el vaciado del estómago, lo que genera una mayor sensación de saciedad, y favorecen la pérdida de peso.
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Aunque los avances médicos son notables, el control de la diabetes también está en las manos de cada persona a través de un estilo de vida saludable. No todas las enfermedades permiten tanta capacidad de prevención o control, por lo que es fundamental aprovechar esta oportunidad. Puedes tomar el control de tu salud haciendo cambios graduales que lleven a mejoras permanentes. Aquí algunas recomendaciones:
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Adoptar estos hábitos puede no solo prevenir la diabetes, sino también mejorar significativamente la calidad de vida de quienes ya viven con esta enfermedad.
A pesar de que la diabetes es una realidad para muchas personas, no tiene que ser una barrera insuperable. Con el conocimiento adecuado, un diagnóstico temprano y cambios en el estilo de vida, es posible no solo controlar la enfermedad, sino también prevenir sus consecuencias más graves.
La ciencia ha avanzado enormemente, brindando opciones de tratamiento más efectivas, pero el verdadero poder está en nuestras manos: pequeñas decisiones diarias sobre lo que comemos, cuánto nos movemos y cómo cuidamos nuestro cuerpo pueden marcar la diferencia y crear un futuro en el que la diabetes no limite nuestras vidas.
Este es un artículo escrito por la Doctora María José Pardinas Llergo, académica de la Escuela de Medicina de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Panamericana.