Cuando somos pequeños y observamos el cielo a través de la ventana de un automóvil sentimos que la Luna nos persigue y preguntas como, "¿por qué se mueve a donde voy o por qué va a la misma velocidad que yo?" Rondan nuestras cabezas, pero... "¿realmente sucede así?", en este día del niño, la ciencia lo explica.
De acuerdo con diversos medios, en realidad, la Luna no nos acompaña en nuestro camino.
Aspecto de la superluna rosa. Foto: EFE/Marta Pérez
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El sentimiento de que el satélite nos persigue es por la gran distancia que existe entre la Tierra y la Luna, ya que no podemos percibir si ésta cambia de posición.
A esta perspectiva se le llama paralelaje, es decir que los objetos lejanos a nosotros parecen moverse menos, mientras que los cercanos sentimos que se mueven más.
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Cuando nosotros nos movemos, el entorno también se mueve en nuestro campo visual, sin embargo hay objetos que se salen de ese campo que creamos por nuestra “circulación” y se desplazan por sí mismos. La luna no sigue el mismo patrón de movimiento que nosotros generamos por lo cual parece que se desplaza y va junto a notros.