Los bosques y selvas siguen desapareciendo en el mundo, aunque hay algunas buenas noticias.
En 2018, se perdieron alrededor de 12 millones de hectáreas de vegetación en las regiones tropicales. Esto equivale a 30 campos de fútbol por minuto.
Si bien la cifra del año pasado muestra una disminución con respecto a 2016 y 2017, sigue siendo la cuarta tasa más alta de pérdidas desde que comenzaron los registros en 2001.
Una particular preocupación es la destrucción continua de lo que se denominan bosques primarios, es decir los bosques nativos.
Un área de estos árboles antiguos e intactos del tamaño de Bélgica se perdió en 2018, según el reciente informe Global Forest Watch del Instituto de Recursos Mundiales.
Pero, ¿dónde se ubican estas pérdidas? ¿Cuáles son los países más deforestados del mundo y qué lugares ocupan los de América Latina?
La desafortunada lista la encabeza Brasil, hogar de la mayor parte de la selva amazónica con una pérdida de más de 1,3 millones de hectáreas en 2018.
La selva de la cuenca del Amazonas alberga cerca de 20 millones de personas. Entre ellas hay decenas de tribus que viven en aislamiento voluntario.
Además de proporcionar alimento y refugio, los árboles en estas regiones son importantes para el mundo ya que funcionan como almacenes de dióxido de carbono y desempeñan un papel clave en la regulación del cambio climático global.
Millones de hectáreas de estos bosques y selvas se han perdido en las últimas décadas, después de haber sido arrasadas por intereses comerciales o agrícolas.
El segundo lugar de la lista de países más deforestados de 2018 lo ocupa la República Democrática del Congo con una pérdida de bosques y selvas de más de 480.000 hectáreas, y el tercero es Indonesia, con una merma de casi 340.000 hectáreas.
En el listado de los 10 países con más deforestación en 2018, hay otros tres que pertenecen a América Latina, además de Brasil.
Colombia ocupa el cuarto lugar con una pérdida de vegetación de casi 177.000 hectáreas. El país registró un importante ascenso en la pérdida de vegetación que se vio por primera vez en 2016.
Este incremento se ha relacionado con el proceso de paz en el país donde las áreas de la Amazonía que una vez estuvieron en manos de las guerrillas de las FARC, en la actualidad se ofrecen a desarrollo de emprendimientos privados.
Bolivia está en el quinto puesto, con una disminución de más de 154.000 hectáreas; y Perú en el séptimo con un poco más de 140.000 hectáreas.
En términos generales, los datos de 2018 muestran una caída en comparación a los dos años anteriores, en los cuales gran cantidad de árboles se perdieron por el fuego.
Sin embargo, los involucrados en la investigación dicen que esta buena noticia está algo sobrevalorada.
"Es tentador celebrar un segundo año de declive desde la pérdida máxima de la cobertura forestal en 2016", dijo Frances Seymour, del Instituto de Recursos Mundiales, que dirige el informe Global Forest Watch al corresponsal de Medioambiente de la BBC, Matt McGrath.
"Pero si miras hacia atrás en los últimos 18 años, está claro que la tendencia general sigue siendo ascendente. No estamos cerca de ganar esta batalla".
Los bosques primarios son aquellos que existen en su condición original y están prácticamente intactos sin intervención de los humanos.
Estos bosques vírgenes pueden albergar árboles que tienen cientos, incluso miles de años de antigüedad.
Son fundamentales para mantener la biodiversidad y son el hogar de animales como jaguares, tigres, orangutanes y gorilas de montaña.
Estos bosques milenarios importan porque funcionan como almacenes de dióxido de carbono, por lo que la pérdida de 3,6 millones de hectáreas en 2018 es preocupante.
"Por cada hectárea que se pierde, estamos un paso más cerca de los escenarios aterradores de un cambio climático descontrolado", dijo Frances Seymour.
Lamentablemente, no.
En 2002, Brasil e Indonesia representaron el 71% de la pérdida de bosques primarios tropicales.
En 2018, estos dos países representaron el 46%.
La República Democrática del Congo es ahora el país con la segunda mayor pérdida por área.
Madagascar perdió el 2% de todo su bosque primario en 2018. Eso fue más que cualquier otro país tropical.
La desaparición de estos árboles está causando "pérdidas desgarradoras en lugares reales", dijo Frances Seymour.
"Con frecuencia, la pérdida de un área de bosque también se asocia con un funeral porque cada año cientos de personas son asesinadas cuando intentan impedir que los mineros, madereros, ganaderos y otros intereses comerciales se apropien de su riqueza forestal, el imperativo moral de actuar sobre estos números es indiscutible y urgente".
Sorprendentemente, sí.
Indonesia logró reducir las pérdidas de los bosques primarios en 2018 en alrededor del 40%, su tasa más baja desde 2003.
La disminución se debe a varios factores, incluidos dos años con muchas lluvias que limitaron la temporada de incendios.
Sin embargo, el accionar del gobierno también jugó un papel importante.
Las áreas protegidas experimentaron grandes disminuciones en la deforestación, mientras que un acuerdo con Noruega para compensar al país por reducir las emisiones de la tala de árboles también ha marcado la diferencia.
"Nuestra aplicación de la ley es otra política que demuestra que lo tomamos en serio", dijo Belinda Margono, del Ministerio de Medio Ambiente y Bosques de Indonesia.
Los expertos dicen que es demasiado pronto para decir si los cambios a las leyes ambientales introducidos por el presidente Jair Bolsonaro provocaron alguna diferencia.
El país experimentó una importante caída en la deforestación entre 2007 y 2015, alrededor del 70%.
Aunque los incendios en 2016 y 2017 causaron un aumento en la pérdida de vegetación.
Mientras que 2018 la merca fue menor, con 1,3 millones de hectáreas, todavía está por encima del nivel histórico.
Global Forest Watch señala que en 2018 se produjeron varios puntos críticos de pérdida de bosques primarios cerca o dentro de los territorios indígenas.
La reserva Ituna Itata, hogar de algunas de las últimas tribus sin contacto con el mundo, experimentó un desmonte ilegal de 4.000 hectáreas.
Los datos de Global Forest Watch fueron actualizados por la Universidad de Maryland.