En 2008, el virólogo francés recibió el por aislar el virus de la inmunodeficiencia humana ( ), en 1983, este descubrimiento significó un hito para la historia de la medicina. Sin embargo, en la última década, su distanciamiento de teorías ortodoxas, lo mantuvo en una posición controversial, por lo que, en la actualidad, la comunidad científica había puesto en duda la fiabilidad de sus más recientes teorías, que se alejaban del rigor científico.

¿Recuerdas aquel filme de Stanley Kubrick ("Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb" [1964]) en el que el ejército de Estados Unidos busca impedir que los comunistas contaminen el agua, en búsqueda de controlar a la población? Montagnier apostaba por esta misma idea, que le valió un sinfín de críticas, luego que la organizara una reunión para darle voz a " La Memoria del Agua ", en la que el virólogo sugiere que el agua puede transportar información a través de una huella electromagnética del ADN y otras moléculas.

Creer en que el agua tenía memoria condenó al descubridor del VIH, así vivió sus últimos días
Creer en que el agua tenía memoria condenó al descubridor del VIH, así vivió sus últimos días

Foto: AP / Jacques Brinon

Dicha propuesta, tachada de "idea ampliamente ridiculizada" sucitó la inconformidad de especialistas en biología molecular. Sin embargo, no se opusieron a que se llevará a cabo la reunión. La organización de las Naciones Unidas, por su parte, reconoció que dar voz a esta teoría de "naturaleza controversial" polarizaría las opiniones. Sin embargo, destacó que era importante fomentar un debate amplio y multidisciplinar, pues los datos proporcionados por Montagnier propiciarían el desarrollo de nuevos modos de transmisión de mensajes genéticos, mediante la transmisión, transducción, el teletransporte, entre otros.

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Pero la opinión pública no se comportó con condescendencia frente a las suertes de Montagnier y el impulso de la UNESCO a que estas fueran difundidas. Andy Lewis, divulgador científico en "The Quackometer Blog", escribió en su cuenta de Twitter: " "Qué vergüenza @UNESCO por organizar esta absurda conferencia de pseudociencia sobre las tonterías de Montagnier".

Más tarde, Lewis refirió que las ideas del virólogo francés incitaban a la ciencia patológica clásica: "arrastrarse entre el ruido de experimentos irreproducibles realizados por profesionales cuya experiencia no está en estos campos para respaldar hipótesis que van en contra de principios científicos bien establecidos", indicó en una carta destinada a la revista científica "Insider".

Shame on @UNESCO for hosting this absurd pseudoscience conference about Montagnier's nonsense. http://t.co/5brS0Qt3Wq

— Andy (@lecanardnoir) September 16, 2014

Además, tachó de equívoca la decisión de la UNESCO de llevar a cabo el conversatorio en donde se difundiría esa teoría, ya que confería de legitimidad a un pseudosaber.

Pero esta no fue la única propuesta de Montagnier que fue puesta en duda. En 2009, el descubirdor del VIH dijo que el ADN emitía ondas electromagnéticas débiles que provocan cambios estructurales en el agua, lo que sorprendió a muchos de sus colegas que, tan sólo unos meses atrás, habían sido testigos del reconocimiento que había merecido por parte de los sucesores de Alfred Nobel.

Por la propagación de estas ideas, Montagnier fue catalogado como el heredero de Jacques Benveniste, científico francés y precursor de la idea, teorizada desde 1988, que el agua conservaba recuerdos de los compuestos con los que entra en contacto, pese a que se diluyeran en los niveles más altos.

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En 2010, Montagnier indicó que él, junto con sus colegas, había diseñado un dispositivo capaz de detectar y eliminar las ondas que se mantenían en la memoria del agua, las cuales eran más sencillas de identificar cuando provenían de material genético bacteriano y viral. "Es posible que las ondas electromagnéticas a cierta frecuencia eliminen las ondas producidas por el ADN bacteriano", declaró para "Science", en aquella época.

Desde ese entonces, la comunidad científica se mostró escéptica ante los presupuestos del investigador, que, un día, fue aplaudido por su gran aporte a la medicina. Uno de ellos fue Alain de Weck, un inmunólogo suizo, que conocía y respetaba a Montagnier desde hacía écadas; dijo que estaba "perplejo" tras sus declaraciones en 2009.

Entre otras declaraciones que causaron de qué hablar en el mundo científico, Montagnier reveló que estaba en contra de la vacunación de la población infantil, sugirió -además- que Karol Wojtyla, papa Juan Pablo II, fuera tratado con papaya fermentada para combatir el Parkinson que le aquejada y, más recientemente, refirió que el Covid-19 era una invención humana.

melc

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