En esta nueva fase de la pandemia se analiza la efectividad de las vacunas administradas y se debate sobre la necesidad de dosis de refuerzo para las personas más vulnerables.
Al mismo tiempo, se sigue investigando para dar un paso más en la lucha contra la covid-19. Evitar la transmisión del virus con nuevas vacunas, o reducirla más que las actuales, disminuiría los contagios y haría que el golpe definitivo al coronavirus estuviera más cerca.
Una de las defensas más efectivas suele ser atacar donde más duele, evitando desde el comienzo la reproducción en las vías respiratorias altas.
Por ello, el desarrollo de vacunas nasales se convierte en una vía de administración con numerosas ventajas.
Como se ha mencionado con anterioridad, la acción localizada de una vacuna nasal permitiría, además del desarrollo de defensas sistémicas (totales), evitar la reproducción del virus desde el inicio del contagio.
Para poder administrarse por la vía nasal, las vacunas deben cumplir exhaustivos controles, debido al contacto directo entre la cavidad nasofaríngea y el sistema nervioso central a través de los nervios olfativo y trigémino. La barrera hematoencefálica es una protección eficaz ante sustancias y agentes patógenos.
Es necesario atravesarla para terapias dirigidas, por ejemplo, al tratar enfermedades neurodegenerativas y migrañas. Lo hacen las moléculas pequeñas, pero hay que evitar que la atraviese lo que no sea necesario. Si son vacunas y son grandes de tamaño sería suficiente, pero hay que controlarlo.
Por esta razón este tipo de administración conlleva trabajo extra.
Las vacunas llamadas "esterilizantes" generan inmunidad justo en el lugar por donde entra el virus: las mucosas de la nariz. Repasamos cinco de ellas, que emplean distintos enfoques para esta difícil tarea.
La más avanzada se está desarrollando en México y ya ha superado la fase I de ensayos clínicos.
Se basa en un virus recombinante que expresa la proteína de la espícula del SARS-CoV-2. El método de producción es el tradicional con el que se produce la vacuna de la gripe, con huevos embrionados.
La vacuna ha resultado segura y genera inmunidad cuando se administra por vía intramuscular, y aún mejor cuando se administra una primera dosis por vía nasal y una segunda por vía intramuscular.
Las demás vacunas están aún finalizando los estudios preclínicos en animales.
La segunda de las vacunas está siendo desarrollada en España en el laboratorio de Luis Enjuanes (CNB-CSIC). Se encuentra realizando estudios en macacos tras finalizar exitosamente los estudios en ratones.
Se trata de una emulación sintética del virus SARS-CoV-2 que carece de las partes que le confieren patogenicidad, y se está probando con administración intramuscular y nasal.
Ha sido desarrollada en el Instituto Pasteur de Francia y se plantea como un refuerzo de la vacuna intramuscular. Es una vacuna nasal basada en un vector lentiviral que expresa la proteína de la espícula de la variante delta del SARS-CoV-2.
Se ha administrado en ratones tras dos dosis intramusculares de una vacuna de ARN.
Los resultados son muy prometedores, observándose gran protección a nivel de mucosas vía IgA (los anticuerpos específicos de las mucosas) y del pulmón vía células B y T de memoria residentes.
La cuarta, desarrollada en la Universidad de Yale de EE.UU., consiste en un espray nasal que contiene la proteína de la espícula y se administra a continuación de una vacuna intramuscular.
Al igual que en el estudio francés, en ratones se generan IgA en las mucosas y células B y T residentes en los pulmones. La diferencia es que no se necesita ningún adjuvante ni vector viral y, además, produce inmunidad general contra cualquier sarbecovirus (la familia a la que pertenece SARS-CoV-2).
La quinta vacuna se está desarrollando en la Universidad de Houston, EE.UU., y consiste en un espray nasal conteniendo la proteína de la espícula del SARS-CoV-2 y un adjuvante.
Al igual que las dos anteriores, resulta en protección a nivel de mucosas y pulmones en ratones.
Además de estas vacunas hay otras tantas que ya están en fase clínica (Tabla 1) utilizando diferentes plataformas, como adenovirus o virus atenuados. También se estudian otras vías de administración además de la nasal, como pueden ser la vía subcutánea u oral.
Con tantas candidatas, esperamos que pronto existan varias vacunas nasales aprobadas y podamos pensar no sólo en reducir hospitalizaciones y muertes, sino en erradicar el virus.
Como ya se hizo en su momento con la viruela, o casi se ha hecho con la poliomielitis. Así acabaremos con el baile de variantes y oleadas que nos impide planificar nuestra vida con meses de anterioridad.
*Matilde Cañelles López es investigadora científica. Ciencia, Tecnología y Sociedad, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC), María Mercedes Jiménez Sarmiento es científica del CSIC. Bioquímica de Sistemas de la división bacteriana. Comunicadora científica, Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB - CSIC) y Nuria Eugenia Campillo es científica titular. Medicinal Chemistry, Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB - CSIC)
*Este artículo se publicó en The Conversation* y se reproduce aquí bajo la licencia Creative Commons. Haz clic aquí para leer la versión original.
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