Un nuevo estudio sugiere que la exposición a la contaminación atmosférica durante el embarazo y la niñez influyen en el riesgo de padecer con mayor susceptibilidad obesidad infantil .
La investigación, titulada “¿De qué manera influyen las exposiciones ambientales durante el embarazo y la infancia en un mayor riesgo de obesidad infantil?”, se encargó de analizar una serie de factores y contaminantes ambientales que producen la patología, tales como construcciones , localidades sobrepobladas y los efectos del tabaco .
Para llevar a cabo este trabajo se analizaron a más de mil 300 infantes de seis naciones europeas (España, Francia, Grecia, Lituania, Noruega y Reino Unido) de entre 6 a 11 años. Se realizó un análisis de sangre y orina tanto a los niños como a sus madres.
Además se tomaron en cuenta datos relacionados con el sobrepeso y la obesidad de los participantes, como el índice de masa corporal (IMC), circunferencia de la cintura, grosor de los pliegues cutáneos y niveles de grasa corporal.
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Martine Vrijheid
, autora del estudio, impulsado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), explicó que uno de los grandes problemas en la actualidad tiene que ver con que “las tasas de obesidad infantil están aumentando a niveles alarmantes en todo el mundo, y puede que durante el confinamiento por el Covid-19 se hayan incrementado todavía más”.
Las conclusiones demostraron que los índices de masa corporal mayor , durante la etapa temprana de la vida están vinculados a la exposición al humo de tabaco y la contaminación atmosférica, a través del dióxido de nitrógeno (NO2) , dentro y fuera de casa. Por otro lado, no identificaron algún tipo de diferencia entre el nivel socioeconómico que influyera en las cifras.
“Los niños y niñas que vivían en áreas densamente pobladas y que iban a escuelas en zonas que contaban con pocos servicios e instalaciones tenían más riesgo de sufrir obesidad”, detalló Leda Chatzi , investigadora de la Universidad del Sur de California, centro que también colaboró en el proyecto.
Chatzí añadió que la relación entre obesidad y las características del entorno “podría ser explicada por las pocas oportunidades que tienen los más pequeños de caminar y hacer actividad física en el exterior”.
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En correspondencia, Martine Vrijheid aseguró que los resultados del estudio exponen la importancia de modificar las costumbres que impactan ambientalmente , pues un cambio radical “puede limitar el riesgo de obesidad y sus complicaciones asociadas” a principios de la vida y destacó que “esto ayudaría a identificar las exposiciones relacionadas con esta enfermedad para su prevención e intervención temprana”.
Este estudio basó sus fundamentos en el método “exposoma”, lo que quiere decir que trató de comprender el efecto de los factores ambientales en la salud , circunstancia que se ha tomado en cuenta en la ciencia española desde 1980, pues de acuerdo a ISGlobal, “la mitad de mortalidad global se puede atribuir a exposiciones conocidas”, como consumo de sal, inhalación de humo de tabaco, activo y pasivo, entre otros.
nrv