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Hace 30 años, un astrónomo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) , teorizó que tras la explosión de la supernova 1987A, se creó una estrella de neutrones. Hoy, esta teoría ha sido comprobada por un grupo de científicos europeos, quienes observaron el fenómeno a través del telescopio ALMA.
En 1987, Dany Page Rollinet del Instituto de Astronomía (IA), junto con un grupo de investigadores del Instituto Max Planck de Astrofísica de Alemania, predijo por medio de modelos numéricos, la existencia y apariencia de este remanente estelar, pues las estrellas de neutrones nacen como consecuencia de la explosión de estrellas gigantes como las supernova.
Las estrellas supernova se caracterizan por su gran tamaño, superan la masa del Sol más de ocho veces y tienden a agonizar en explosiones. El residuo de éstas crea las estrellas de neutrones, explicó Rollinet por medio de la Dirección General de Comunicación Social (DGCS) de la UNAM.
En la actualidad, los científicos de la Universidad de Cardiff, en Reino Unido, lograron el hallazgo con la ayuda del telescopio Atacama Large Millimiter/Submillimiter Array (ALMA), localizado en la República de Chile, por el cual fue posible examinar el exceso de brillo en una burbuja de polvo, en los escombros centrales del remanente.
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La comprobación de su presencia en el espacio fue publicada en “The Astrophysical Journal”. De acuerdo a la experiencia de Page, dentro de las consecuencias que puede provocar la explosión de una supernova, es la producción de un hoyo negro o la creación de una estrella de neutrones .
De entre las estrellas de neutrones, existen también los pulsares , un tipo de remanente de las supernovas que son detectadas gracias a la emisión de pulsaciones (cien pulsos por segundo), sin embargo, la estrella de neutrones descubierta por Page no se trató de un pulsar, ya que no emitía pulsos.
El experto explicó que para emitir pulsos, la estrella de neutrones debe tener un campo magnético muy fuerte: “En este caso hubo muchísima materia que volvió a caer sobre la estrella, unas horas después de la explosión”. Después de esto, el campo magnético de la estrella fue cubierto e imposibilitado de la emisión de pulsos, narró.
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“Los nuevos estudios observacionales no han detectado las pulsaciones porque la estrella no tiene campo magnético”, puntualizó el académico de la Universidad Nacional.
Además, expuso que “lo que se mira a esta distancia es una burbuja súper pequeñita, solamente ALMA tenía capacidad de verla, aunque en realidad es como mil veces más grande que la órbita terrestre. Es una gran burbuja de gas, pero a esta distancia de 175 mil años luz es un puntito que apenas se detecta”.
El remanente de la supernova 1987A, conformado por polvo y escombros equivale a 200 mil veces la masa de la Tierra, ahondó Page, y determinó que estudiar las etapas posteriores a este tipo de eventos no es sencillo, ya que suceden cada 50 años, en el tiempo de nuestra galaxia, y lograr su observación es muy difícil.
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Desde que se registró la explosión, hace tres décadas, existieron esfuerzos internacionales para detectar el residuo de esta explosión. “Ahora se tiene un argumento sólido para afirmar que el residuo es una estrella de neutrones”, rescató Page.
fjb