La aparición de ómicron , la nueva variante del Covid-19 , ha planteado un nuevo reto para la comunidad científica, ya que la evidencia previa -específicamente la variante delta - ha demostrado que cuando el coronavirus sufre una serie de mutaciones, su comportamiento se transforma y adapta, al convertirse en un patógeno más contagioso o grave. Los primeros indicios sugieren que esta variante se transmite con mayor facilidad, pero que provoca síntomas más leves; al contraerla las posibilidades de hospitalización disminuyen en un 29%.
A menos de un mes que la nueva variante del SARS-CoV-2 , ómicron, fuera detectada, ya se ha convertido en el tema que más preocupa a las naciones, ya que su propagación de alto alcance rebasa la infecciosidad de variantes previas, representado la mayoría de los nuevos casos al sur de África y Europa. Derivado de lo poco que se conoce y las incertidumbres que esto supone, las regiones alrededor del mundo ya toman medidas para sofocar la transmisión del virus, como los cierres de fronteras y la reactivación de medidas sanitarias.
Las primeras observaciones de ómicron proponen que las vacunas antiCovid , que evitan la hospitalización, pierden eficacia. En este contexto, las autoridades sanitarias de todo el mundo están en búsqueda de contestar a una cuestión: ¿Qué tan graves serán la enfermedad por ómicron?, pues así como la experiencia ha demostrado los cambios del SARS-CoV-2, a dos años de pandemia, sabemos la necesidad e importancia de medidas políticas oportunas.
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Los primeros estudios realizados en Sudáfrica, región en la que dominan los casos de Covid-19 por ómicron, muestran una baja en la taza de hospitalización, en comparación de la demanda hospitalaria producida por delta, que -aún hoy- es la responsable de la mayoría de casos activos globales.
Discovery Health, una aseguradora de salud sudafricana, notificó -el 13 de diciembre- que el riesgo de hospitalización es un 29% menor, entre las personas infectadas con ómicron y las infectadas con la variante que la antecede. Dichos resultados sugieren que si bien, hay mayor posibilidad que quien no ha contraído la enfermedad lo haga, su sintomatología no será tan grave. Sin embargo, las y los científicos son puntuales al asegurar que es muy pronto para concluir el comportamiento de ómicron.
Si bien -puntualizaron- la probabilidad que produzca molestias menores es alta, este no es el único factor que propicia que una persona adolezca severamente la enfermedad, sino que hay otras circunstancias que lo genera, como lo es la edad, las comorbilidades y la reacción del sistema inmunitario. Del mismo modo, actuarán condicionales como si se cuenta con la pauta completa de vacunación, la dosis de refuerzo ha sido administrada, o si se padeció el Covid-19 previamente.
Si bien, la precaución es una de las sugerencias contrastantes frente a esta variante, las y los expertos reconocen que lo poco que se sabe es muy consistente. Este es el caso de Waasila Jassat, médica y especialista en salud pública del Instituto Nacional de Enfermedades Transmisibles en Johannesburgo: “hay muchas advertencias y reservas de responsabilidad en torno a los datos de gravedad temprana, pero el panorama es muy consistente", reveló para la revista "Nature".
Para conocer más a fondo a ómicron, lamentablemente, debe esperarse a que la variante llegue a las ciudades, para así estudiar la forma en que impacta en la salud de la población, ya que los comparativos entre uno y otro paciente, o en grupos pequeños de infectados, obtiene resultados particulares y no generales.
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"En general, las cifras aún son demasiado pequeñas para sacar conclusiones firmes sobre la gravedad de la enfermedad causada por ómicron", consideró Troels Lillebæk, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Copenhague.
Pese a que se cree que produce una sintomatología más leve, el gran peligro de la rápida transmisibilidad del virus es que esto requiera la atención hospitalaria de gran número de pacientes, paralelamente. Esto supondría una sobrecarga de los sistemas sanitarios, en los que -como ocurrió en el pasado- tendría que priorizarse la atención de un grupo por encima de otro.
Aunado a esto, las y los investigadores también señalaron que, en la actualidad, las regiones en las que circula ómicron, más del 70% de la población ha tenido exposición previa al SARS-CoV-2, y alrededor del 40% ha recibido al menos una dosis de los inmunizantes contra Covid-19. Esto dificulta -además- "separar los efectos de la inmunidad preexistente de las propiedades inherentes de la variante en sí", añadió Jassat.
melc