Sabemos que los estándares de belleza cambian con el tiempo. Pero resulta que la percepción sobre a quién encontramos atractivo, aquellos que creemos son nuestro "tipo", puede cambiar mucho más rápido de lo que hasta ahora pensamos. Incluso en un instante.
A menudo se piensa que los milenios de selección natural nos han programado para inclinarnos siempre hacia ciertos rasgos como, por ejemplo, la simetría facial.
Sabemos que nuestros estándares de belleza cambian con el tiempo, pero siempre se ha creído que esas variaciones se producían en el largo plazo y como respuesta a lo que proyectan los medios de comunicación o cualquiera que sea la moda en ese momento.
Muchos, incluso sabiendo que nuestro ideal de belleza puede ser diferente al de otros, creemos tener un "tipo de persona" que nos gusta más y que esa es además una constante permanente en nuestra vida.
Pero en realidad, podemos cambiar de gustos, o de "tipo" mucho más frecuentemente de lo que pensamos. Nuestros estándares de belleza no solo cambian en meses o años, pueden hacerlo también en cuestión de segundos.
"La belleza sigue siendo un factor clave pero nuestras investigaciones sugieren que lo que consideramos belleza puede cambiar de forma constante", asegura Haiyang Yang, profesor asistente en la Escuela de Negocios Carey de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, y autor de un estudio que encontró que nuestra idea de belleza puede cambiar según las opiniones de otras personas.
"Se puede decir que la llegada de internet está causando que las personas cambien sus estándares de belleza más rápido que nunca".
Quizás la culpa la tengan las imágenes de otras personas con las que nos bombardean constantemente hoy en día y también, es cierto, las aplicaciones y webs de citas.
Estudios recientes demuestran que no solo que nuestra opinión sobre el atractivo de una persona cambia rápidamente, sino que una cara nos resulta atractiva o no dependiendo de las caras que hayamos visto antes.
Y las imágenes en una página de citas o en una aplicación se suceden de forma constante y el cambio de opinión se produce en microsegundos.
En un estudio en la Universidad de Sydney, las participantes femeninas calificaron a 60 hombres como "atractivos" o "no atractivos" después de que las imágenes de sus caras aparecieran en una pantalla durante aproximadamente un tercio de segundo.
Los investigadores comprobaron que era más probable que las participantes calificaran un rostro como atractivo si pensaban que el anterior también lo era.
Y además ocurrió lo contrario: eran más propensas a calificar una cara como poco atractiva si pensaban que la cara anterior también lo era.
En otro de los experimento, cuando un grupo de hombres vieron 242 caras femeninas y se les pidió que calificaran su atractivo en una escala del uno al ocho, el resultado fue que calificaron a las personas como más o menos guapas en función de sus respuestas previas.
Todo puede explicarse por la forma en la que el cerebro maneja información nueva.
"Tu cerebro no puede procesar toda la información que fluye continuamente a través de los ojos, así que allí donde puede hace atajos", cuenta Jessica Taubert, autora principal del estudio de la Universidad de Sydney,
"Tu cerebro usa las señales visuales previas para que no tener que volver a analizar constantemente la información que recibe".
En este caso, el atajo utilizado es lo que los científicos llaman "dependencia en serie": esperamos que el estado físico de un objeto permanezca estable por periodo de tiempo.
Por ejemplo, cuando miras una taza de café y miras hacia otro lado, esperas que permanezca de la misma manera cuando vuelves a mirar.
Algo parecido ocurre con las aplicaciones para citas.
A medida que millones de personas repasan los perfiles de futuros candidatos, sus cerebros asumen que la imagen que verán a continuación seguirá siendo la misma que la anterior. Si consideraron atractiva a la persona de la imagen anterior es más probable que vean atractiva a la siguiente.
Sus cerebros no han tenido tiempo de volver a analizar la información como una nueva cara perteneciente a otra persona, por lo que perciben la siguiente cara de la misma manera que la última.
"El hecho de que nuestros cerebros se adapten rápidamente a nuestro entorno visual no es nuevo. Lo nuevo es la velocidad a la que nuestro entorno puede cambiar ", dice Teresa Pegors, exprofesora asistente de psicología en la Universidad Azusa Pacific (Estados Unidos) y coautora del estudio.
"Esto puede hacer que nuestro ideal de belleza cambie constantemente y es una pieza, aunque ciertamente no la única ni la más importante, en la ecuación de por qué es más difícil estar contento con un solo compañero a largo plazo", cree Pegors.
Un segundo vistazo
Si te gusta más la gente que encuentras en internet que aquella con la que te topas en el mundo real, también puede haber otra razón. Tiene que ver con la velocidad con la que haces clic en tus opciones.
Los investigadores descubrieron que, cuando vemos a alguien rápidamente, es más probable que los encontremos más atractivos que si los miramos durante un período de tiempo más largo.
Este fenómeno ocurre porque cada vez que vemos algo, no estamos simplemente viéndolo, estamos también atribuyéndole un juicio sobre su valor.
De esta forma, las personas a las que consideramos atractivas creemos que tienen un mayor valor porque tienen el potencial de ser un posible compañero o compañera.
Y así, dada la escasa información que surge del vistazo rápido que damos en una aplicación de citas, nuestros cerebros están predispuestos a percibir la opción de mayor importancia: el atractivo.
"Si accidentalmente piensas que alguien es más atractivo de lo que realmente es, todo lo que necesitas es un segundo vistazo para corregir tu error", dice David Eagleman, un neurocientífico de la Universidad de Stanford y coautor del estudio.
"Pero si accidentalmente subestimas su atractivo, eso podría provocar la pérdida de un compañero potencial".
El 'efecto vistazo' puede ocurrir cuando los usuarios deslizan la pantalla demasiado rápido en las aplicaciones de citas. El cerebro no tiene tiempo para digerir completamente toda la información que recibe en un tiempo tan corto, así que se alimenta de suposiciones.
Ya sabíamos que nuestro entorno y el contexto influye en la manera en la que percibimos el mundo e incluso en nuestro estado de ánimo y las acciones de los demás. Esto siempre ha sido así.
Pero cuando en particular se trata de ver potenciales compañeros de vida, estamos lidiando con mucha más información, proporcionada a un ritmo mucho más rápido nunca antes visto y eso hace que nuestras propias percepciones fluctúen más rápidamente.
Pegors ve una potencial ventaja: todo esto muestra que podemos cambiar nuestro cerebro al exponernos a información diferente.
"Nuestra percepción visual de la belleza cambia con cada cara que vemos. Esto significa que podemos hacer que nuestro estándar de belleza sea más realista simplemente cambiando nuestras experiencias visuales ", dice.
"No estamos 'atrapados' con un estándar de belleza imposible", asegura.
Todo lo que se requiere es desconectarse de nuestra aplicación de citas favorita ... lo que, por supuesto, puede ser más fácil decirlo que hacerlo.