Los titulares sobre eventos climáticos extremos no cesan.
La ONU señaló el año pasado que quedan menos de 12 años para evitar los efectos más catastróficos del cambio climático.
Y la adolescente sueca Greta Thunberg, quien inició las huelgas escolares para exigir acciones concretas ante el calentamiento global, dio un mensaje claro a los políticos y empresarios reunidos en el Foro Económico Mundial en enero:
"Los adultos siempre están diciendo que tienen el deber de dar esperanza a los jóvenes. Pero yo no quiero su esperanza. No quiero que nos hablen de esperanza, quiero que entren en pánico".
Y parece que, en efecto, cada vez más personas entran en pánico, agobiadas por la magnitud del desafío y al mismo tiempo impotentes. Es tanto que el fenómeno ya tiene un término: "ecoansiedad".
"Podemos decir que un número significativo de personas están estresadas por los impactos potenciales del cambio climático, y el nivel de preocupación está aumentando", señaló Susan Clayton, profesora de psicología y estudios ambientales en College of Wooster, una facultad en Ohio, y coautora de un informe titulado "La salud mental y nuestro clima cambiante".
"Temor crónico"
La Asociación Estadounidense de Psicología describe la "ecoansiedad" como un "temor crónico de un cataclismo ambiental", un estrés causado por "observar los impactos aparentemente irrevocables del cambio climático, y preocuparse por el futuro de uno mismo, de los niños y las generaciones futuras".
El informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU, IPCC, llamó a cambios "urgentes y sin precedentes" para lograr una reducción a la mitad de las emisiones de CO2, el principal gas de invernadero, para 2030, lo mínimo que debemos lograr para que el aumento de temperatura del planeta no pase de 1,5 grados centígrados.
El IPPC advirtió que si la temperatura llega a dos grados, por ejemplo, 10 millones más personas perderán sus hogares por el aumento en el nivel del mar, y el número de personas que sufren escasez de agua se duplicará.
"Desde que se publicó el informe del IPPC percibí un gran aumento en el número de mis clientes que querían hablar de su ecoansiedad", señaló Mary Jayne Rust, una ecopsicóloga británica.
"Algunos de mis pacientes más jóvenes me han dicho: 'estamos completamente jodidos'".
"Simplemente me pongo a llorar"
Sam Johnston, un joven de Manchester, en Inglaterra, habló de su ecoansiedad para un documental de la BBC.
"Cuando te vas a dormir comienzas a pensar sobre el estado del planeta, y te das cuenta de que al ser una sola persona solo puedes tener un impacto limitado", relató Sam.
"Ése es el principal motivo de ansiedad, porque te sientes impotente".
La ecoansiedad también afecta a científicos.
Tim Gordon, biólogo marino de la Universidad de Exeter, en Inglaterra, hace investigaciones de campo en la Gran Barrera de Coral de Australia y en el Océano Ártico.
"Estamos documentando el deterioro rápido de esos sitios. A veces estoy flotando en el agua mirando a mi alrededor y me digo: 'todo está muriendo'".
"Hay veces en que estoy con mi máscara de buceo y simplemente me pongo a llorar cuando veo esa tragedia".
Para Sam, la ansiedad se manifiesta también en síntomas físicos.
"Recientemente me ha costado dormir. Y he tenido palpitaciones".
"Soy optimista"
¿Qué puedes hacer para combatir la ecoansiedad?
El Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS por sus siglas en inglés), ofrece en su sitio consejos para el tratamiento de la ansiedad en general, como medicamentos y terapias conductuales cognitivas.
Científicos como Owen Gaffney tienen otra solución.
Gaffney es autor de un estudio que detalla pasos concretos que gobiernos, empresas e individuos pueden tomar para combatir el calentamiento global.
Y asegura que no debemos olvidar que nuestras acciones individuales pueden tener un impacto positivo en el planeta.
"La ecoansiedad es la respuesta correcta ante la magnitud del desafío", señaló Gaffney a la BBC.
"Pero soy optimista. Vivimos en una época en que los individuos tienen más poder que nunca antes en la historia. Mira tu esfera de influencia, a tu empleador, tu familia, tus conocidos. No tienes por qué convencerlos a todos, pero si logras convencer al 25% una idea pasa de ser marginal a significativa".
Para el investigador, la gente debe mantenerse positiva. "La ciencia es clara. Tenemos que bajar las emisiones a la mitad para 2030. Y tenemos la tecnología para hacerlo".
"Si lo logramos, el resultado será que más personas vivirán en ciudades menos contaminadas, comerán dietas más saludables y trabajarán en economías más resilientes".
Acciones concretas
El analista Duncan Geere reconoce que "la mayor responsabilidad para producir grandes cambios es de los líderes políticos y los empresarios".
Pero recomienda tres acciones concretas que podemos tomar como individuos para ayudar a combatir el calentamiento global y controlar nuestra ansiedad.
"Primero, piensa en el cambio climático cuando decidas qué comes, cómo viajas y qué compras. Segundo, habla del cambio climático con tus amigos, tu familia y tus colegas".
"Y finalmente, exige acciones de los políticos y las compañías con los mecanismos que tengas a tu alcance".
A pesar de sus momentos de tristeza, el biólogo marino Tim Gordon no se deja ganar por la ansiedad.
"Te mentiría si no te dijera que a veces me digo a mi mismo, '¿para que continuar con este trabajo?'"
"Pero cuando piensas un poco más y hablas con otros científicos, te das cuenta de que aún hay mucho que podemos hacer".
"Sí, es verdad que estos sitios están en serias dificultades. Pero depende de nosotros proteger lo que queda".
"Por eso seguimos haciendo este trabajo. Por eso seguimos adelante".