La Organización Mundial de la Salud estima que los trastornos del sueño llegan a afectar a alrededor del 40% de la población mundial. Y en México, la Clínica de Trastornos del Sueño de la Universidad Nacional Autónoma de México calcula que la población adulta con mala calidad del sueño ronda el 45%.
Dormir es una función indispensable para el cuerpo, como respirar o comer; ya que es el momento en el que el organismo puede generar energía, crear sustancias para su buen funcionamiento, eliminar sustancias nocivas para el cuerpo, regular la función hormonal y generar los procesos de memoria; a la par que ayuda en la prevención de enfermedades, señala el Dr. Óscar Sánchez Escandón, neurólogo, neurofisiólogo y especialista en medicina del sueño del Centro Médico ABC.
Para considerar un sueño adecuado o si se duerme bien, se deberán tomar diferentes elementos. Por un lado, es necesario identificar la etapa de la vida de una persona y así relacionarlo con el promedio de horas que debe dormir:
● Recién nacidos: 19 horas.
● Lactante: 18 horas.
● Preescolar: 16 horas.
● Escolar: 12 horas.
● Preadolescentes y adolescentes: 10 horas.
● Adultos jóvenes: entre 8 y 9 horas.
● Adulto maduro: 8 horas.
● Personas de edad avanzada: entre 6 a 7 horas.
Si bien estos rangos de horas de sueño sirven de referencia, es importante entender que cada individuo tiene características particulares, existen adultos que con solo dormir seis horas logran la recuperación correcta, mientras que otras personas necesitan 12 horas para lograrlo.
Más allá de las horas que una persona duerme, también es importante cubrir las diferentes fases del sueño, las cuales son imprescindibles para generar los procesos de regeneración y recuperación.
La primera fase es el sueño no MOR, también conocido como sueño no REM, aquí se divide en tres subetapas, se presenta el sueño ligero conformada por la etapa N1 que se puede señalar como el adormecimiento y la etapa N2 que ya es el sueño ligero directamente.
Posteriormente, se llega al sueño de ondas lentas, el N3, que también lo podemos conocer como sueño profundo, y es el sueño reparador, esto se entiende como la recuperación física del organismo, con la reparación de los tejidos, reconstruir los huesos y músculos, así como fortalecer el sistema inmunológico.
Esta etapa se conoce como sueño MOR o sueño REM. Es la fase de movimientos oculares rápidos y es una fase de ensoñaciones, propiamente de los sueños. Tiene una importante función en la generación de la memoria al permitir almacenar los recuerdos y lo que hemos aprendido y ayuda a equilibrar el estado de ánimo de la persona.
En un sueño bueno o adecuado, una persona pasará por entre cuatro o cinco ciclos de sueño, los cuales se componen tanto de sueño no MOR, como de sueño MOR.
En caso de que se duerma lo suficiente y pasemos por las etapas adecuadas del sueño, se puede considerar que dormimos bien y tenemos un sueño de calidad, indica el Dr. Sánchez. Esto se verá reflejado en nuestro desempeño cotidiano, contaremos con más energía, una buena memoria y la capacidad de resolver todas las demandas que tiene el día a día.
Pero, en caso de no cubrir las horas y el tipo de sueño, se pueden presentar diferentes problemas para la salud de una persona.
Existen diferentes causas que pueden interferir con el dormir bien, esto puede ir desde situaciones que se están viviendo, problemas o preocupaciones hasta padecimientos.
Cuando una persona no duerme lo suficiente y esta situación se mantiene de manera prolongada, el cuerpo comenzará a tener dificultades en la reparación de los órganos y en producir las sustancias que necesita para el correcto funcionamiento del cuerpo y del cerebro.
A raíz de esto, se producirán problemas de ansiedad, insomnio, irritabilidad en un principio, pero podrán agravarse a problemas cardiovasculares, descontrol en la diabetes o hipertensión, en caso de tenerlos; alteraciones en la memoria e, incluso, llegar a demencia.
Todo esto no se dará de manera inmediata, pero si no se corrige dormir mal, con el tiempo, se podrán desarrollar.
Cuando se duerme poco, se considera que hay un trastorno en el sueño, pero también lo es cuando se duerme más de lo debido.
El término hipersomnolencia diurna se emplea cuando una persona llega a dormirse en el día, a pesar de haber dormido en la noche. Existen diferentes causas para llegar a esta situación, una de ellas es la narcolepsia, que es una enfermedad neurológica en la cual los pacientes continúan con ganas de dormir a pesar de haber descansado.
También existe la apnea obstructiva del sueño, que se llega a presentar en personas con sobrepeso o con obesidad; durante la noche se generan causas respiratorias en las cuales el paciente deja de respirar por unos segundos, lo cual desencadena problemas tanto cardiovasculares como cerebrales y, al día siguiente, presentan mucho sueño.
Es importante entender que dormir mucho suele ser consecuencia de otra alteración, la cual debe de ser atendida por un especialista.
El Dr. Sánchez indica que existen diferentes señales de alerta que permiten identificar si se están teniendo problemas a la hora de dormir.
Uno de los síntomas más frecuentes es el insomnio, es decir, la incapacidad ya sea para iniciar o para mantener el sueño nocturno. Debido a esta situación, las personas comienzan a desarrollar irritabilidad, fatiga, falta de memoria o hasta se puede ganar peso, así como el descontrol en algunas otras enfermedades que ya se tengan.
Además, se debe tomar en cuenta que toda persona en algún momento de su vida puede presentar problemas para conciliar el sueño, despertarse a media noche u otras situaciones similares que no le permitan descansar.
Pero en caso de que estas situaciones tengan ciertas particularidades, es importante buscar atención especializada:
● Duración: si los problemas de insomnio, despertarse a media noche o las alteraciones en el sueño llevan más de cuatro semanas y no se percibe una mejoría.
● Problemas en realizar tareas: que se presenten fallas recurrentes o tener un mal desempeño escolar/laboral.
Una vez que se es consciente de que existen problemas para dormir, es recomendable acudir primero con el médico general o bien, directamente, con un neurólogo especialista del sueño.
El especialista del sueño es un profesional de la salud que se ha preparado para atender todo lo relacionado con este tipo de padecimiento. Una vez que se ha identificado el tipo de problema que se tiene, se podrá dar tratamiento y, en función a sus características particulares, se podrá tratar desde pequeños cambios en el estilo de vida, hasta opciones como terapia, medicamentos o dispositivos específicos como en el caso de las personas que viven con apnea del sueño.
La siesta, en el adulto, es una herramienta que puede servir para generar energía en un momento de mucho cansancio, pero se debe evitar que dure más de 40 minutos y además que se vuelva un hábito debido a que puede interferir con el sueño nocturno.
Buscar una consulta con un especialista es importante en caso de que se presente algún tipo de problema en el sueño; debe evitarse la automedicación y minimizar o hacer a un lado este padecimiento.
Para concluir, el Dr. Sánchez señala que, aunque los problemas del sueño no son contagiosos, si son hábitos que se pueden extender en la familia, como por ejemplo, utilizar la televisión antes de dormir, mantener despiertos a todos u otras situaciones similares.
El sueño no se debe tratar como algo de segunda o tercera necesidad para el organismo, al ser fundamental para generar que los procesos que nos ayudan en el día a día funcionen correctamente debe dársele la importancia suficiente en nuestras vidas, al fin y al cabo, representa el 30% de nuestro tiempo; esto nos permitirá tener una buena calidad de vida.
El Centro Médico ABC a través del Centro Neurológico, cuenta con personal especializado en medicina del sueño, así como el equipo adecuado para diagnosticar y tratar diferentes padecimientos que afectan la calidad del sueño.