Con la llegada de las vacaciones de Semana Santa una de las situaciones que más se disfruta en el hogar es poder dormir tarde, ya sea viendo una serie por streaming, jugando videojuegos o cualquier actividad que suele practicarse sólo durante los fines de semana. Sin embargo, el ahorro de energía corporal en el día, producido por una menor actividad, provoca que los más pequeños del hogar tengan problemas para poder conciliar el sueño lo que puede traer efectos negativos en la salud de los niños y niñas .
El Instituto del Sueño de Madrid señala que del 25% al 30% de las visitas que realizan los padres a los pediatras están relacionados a los problemas de sueño.
Desde antes de nacer, las neuronas cerebrales de los niños y niñas funcionan como un reloj biológico, por lo que “el control del sueño y la vigilia ” están determinados por este reloj, esto permite que los niños duerman en ciertas horas y estén despiertos en otras.
El instituto informa que pese a que no existe un patrón de sueño y las necesidades de un niño no pueden ser aplicadas a otros, si este presenta dificultades para poder dormir, si esta cansado o soñoliento en el día, este puede tener problemas de sueño o hábitos que lo lleven a padecer dicha cuestión.
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Los problemas como el aumento de peso, presión arterial alta, dificultad para prestar atención, irritabilidad, depresión y obesidad son algunos de los padecimientos desencadenados por no dormir lo suficiente.
La página de Healthy Children de la American Academy of pediatric (AAP) diagnostica que los problemas para conciliar el sueño afectan del 15% al 25% de los niños y adolescentes.
Uno de las principales dificultades actuales para conciliar el sueño son los aparatos electrónicos como los teléfonos celulares, tabletas electrónicas, computadoras y en general los dispositivos que tienen luz azul, y que solemos usar durante un tiempo prolongado, inclusive durante las madrugadas, porque afectan directamente los procesos del sueño.
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De acuerdo con la APP las luces azules tienen una longitud de onda corta que afecta los niveles de melatonina, que es la hormona encargada de regular los ciclos del sueño y la vigilia, ya que la luz de los dispositivos electrónicos le hacen creer al cerebro que es de día, lo que nos pone en alerta cuando en realidad deberíamos sentir sueño puesto que estamos en una posición de descanso o acostados. Esto puede tener efectos a la larga en la producción de melatonina natural de nuestro cuerpo.
Ante esto, en la página se recomienda evitar la exposición a las pantallas por lo menos una hora antes de ir a la cama.
Por otra parte, la APP recomienda que en las habitaciones de los niños no haya televisores, computadoras, tabletas, estas últimas especialmente durante la noche, por lo que se recomienda establecer planes de consumo digital especialmente con los pequeños.
La APP señala que si el niño se despierta dutante la noche, ronca, se resiste para ir a dormir, tiene respiración ruidosa y pesada mientras duerme, o apnea del sueño (Ronquidos frecuentes, problemas para respirar durante la noche, somnolencia durante el día, dificultad para prestar atención, problemas de conducta), entonces es una señal para acudir con un pediatra.
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Pese a que se había mencionado que cada niño puede tener necesidades diferentes, sí hay estudios científicos que establecen los tiempos adecuados para que los menores se desarrollen efectivamente. La Academia Estadounidense de la Medicina del Sueño (AASM) lo detalla y son las siguientes:
Bebés de cuatro a 12 meses: de 12 a 16 horas incluyendo las siestas.
Niños de uno a dos años: de 11 a 14 horas incluyendo las siestas
Niños en etapa preescolar (3 a 5) : de 10 a 13 horas incluyendo siestas
Niños en escuela primaria (6 a 12): de 9 a 12 horas
jgt