Se han aplicado más de 2 mil 300 millones de dosis de vacunas contra el Covid-19 en el mundo, pero aún hay muchos retos para continuar este proceso, marcado por los abismales contrastes. Mientras que EU y Reino Unido han logrado vacunar alrededor de 45% de sus poblaciones, otros países en nuestro continente y África no alcanzan 1%.
Desde finales del año pasado se han realizado diversos estudios para comprobar la efectividad de la combinación de diferentes vacunas como una alternativa para mantener el ritmo de la vacunación, pues la mezcla de diversas dosis podría brindar alternativas para terminar de inmunizar distintos bloques de poblaciones, aunque no se tengan suficientes dosis de la primera inoculación.
Mejorar las capacidades de distribución de las vacunas contra el Covid-19, no sería la única razón para probar las combinaciones: mezclar las vacunas podría potenciar la inmunidad y obstaculizar de mejor forma, y durante más tiempo, los intentos del virus de esquivar nuestro sistema inmune. Además, los investigadores utilizan el enfoque de la combinación de vacunas como alternativa a futuro ante el surgimiento de variantes.
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El proceso para corroborar la interacción funcional de dos diferentes vacunas no es sencillo, pero tampoco es algo nuevo. La vacuna contra el ébola, desarrollada por Johnson & Johnson, es un ejemplo eficaz de productos mixtos de reciente aprobación: utiliza una dosis de vacuna con un vector de adenovirus (Zabdeno/Ad26.ZEBOV) y una segunda dosis aplicada ocho semanas después de un virus modificado (Mvabea/MVA.-BN-Filo).
Los investigadores del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) llevan tiempo explorando este proceso en la búsqueda de una vacuna contra este virus. Hoy, uno de los grupos de investigación que trabaja al respecto, es el liderado por David Masopust del Departamento de Microbiología e Inmunología de la Universidad de Minnesota.
Resultados más contundentes
Las vacunas desarrolladas contra Covid-19 actualmente protegen contra el virus actuando mediante pequeñas diferencias, que sin embargo podrían incidir de manera importante en la funcionalidad de estas combinaciones. En la actualidad, circulan 13 vacunas de cuatro tipos básicos. La mayoría se dirige a la proteína espiga del coronavirus, que el virus utiliza para entrar a las células. Algunas vacunas entregan las instrucciones para producir esa proteína en forma de ARN mensajero (Pfizer, Moderna), mientras que otras introducen la proteína de espiga en sí misma (Novavax). También se encuentran aquellas que utilizan un vector viral no replicante (Johnson & Johnson, AstraZeneca, Sputnik V, CanSino). Otras llevan dentro el virus completo inactivado (Sinopharm, Sinovac).
A principios de este año, investigadores de la Universidad de Oxford iniciaron un ensayo en el que los voluntarios recibieron una dosis de la vacuna de Pfizer seguida de una dosis de la de AstraZeneca o viceversa. El estudio, denominado Com-CoV, analizó la sangre de esas personas para ver cómo funcionaba el método de combinar vacunas. Después de tres meses, y empatando resultados con otros estudios similares, los investigadores encontraron que después de una dosis de la vacuna fabricada por AstraZeneca, aplicar otra dosis de una vacuna de ARNm, como la de Pfizer, producía una fuerte respuesta inmune, de igual o mayor eficacia que utilizando dos dosis de Pfizer.
También se detectaron efectos secundarios más fuertes después de la dosis de refuerzo, en comparación con los esquemas de vacunas homólogos; sin embargo, no hubo hospitalizaciones por síntomas asociados y la mayor parte de estos efectos secundarios se observaron en las 48 horas posteriores a la inmunización. Los datos son de mayores de 50 años, pues los participantes del estudio fueron 830 individuos en este rango; se considera que en grupos más jóvenes, los efectos secundarios podrían ser más perceptibles.
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La esperanza de mejores y más prolongados efectos ante un esquema heterogéneo, ha empezado a dar luz verde para algunas combinaciones. Alemania y Francia, por ejemplo, han aconsejado a los ciudadanos más jóvenes que recibieron la primera dosis de AstraZeneca que cambien de vacuna para la segunda. Canadá, donde millones de personas han recibido su primera dosis de AstraZeneca, también modificó recientemente su protocolo al respecto. El Comité Asesor Nacional de Inmunización (NACI) de este país cambió sus lineamientos para permitir la combinación de vacunas contra Covid-19. AstraZeneca puede combinarse con una segunda dosis de Pfizer-BioNTech o Moderna. En EU solo pueden combinarse dosis de estas dos últimas vacunas en situaciones excepcionales.
Otro de los estudios más importantes fue realizado en España. El ensayo CombivacS fue con 663 participantes en el Instituto de Salud Carlos III de Madrid. Los especialistas llegaron a una conclusión muy similar a la de la Universidad de Oxford y los resultados preliminares se publicaron en la revista Nature.
Dos tercios de los participantes recibieron una inyección de la vacuna Pfizer después de su inyección inicial de AstraZeneca y quienes habían recibido la combinación completa comenzaron a producir niveles más altos de anticuerpos después de su segunda inyección.
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¿Todas las combinaciones funcionan?
Vacunas contra el Covid-19, como las de Johnson & Johnson, Sputnik V, AstraZeneca, y CanSino contienen adenovirus, es decir, los fabricantes modifican estos virus para transportar las copias de ADN de la proteína espiga del coronavirus a las células. De esta forma, el cuerpo desarrolla una respuesta inmunológica a la espiga, pero también al adenovirus que lo transporta. Shan Lu, investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts ha dicho que en estos casos una segunda dosis de vacunas del mismo tipo podría provocar una respuesta inmunitaria contra el adenovirus y provocar que el refuerzo sea, incluso, menos efectivo.
De hecho, para neutralizar ese problema con sus propias dosis, las vacunas de Johnson & Johnson y CanSino fueron diseñadas para ser administradas con una sola dosis. Sputnik V requiere dos, pero utiliza diferentes adenovirus en cada dosis (Ad5 y Ad26); la vacuna de dos dosis de AstraZeneca se basa en un adenovirus de chimpancé que no suele infectar a humanos.
Aún faltan estudios al respecto, pero parecería que en estos casos el orden de los factores, también afecta el resultado. En un estudio publicado de los Institutos Nacionales de Control de Alimentos y Medicamentos de China, se probaron en ratones combinaciones de diferentes vacunas contra el Covid-19. Uno de sus principales descubrimientos fue que al utilizar una vacuna que se basaba en un adenovirus y luego emplear una segunda dosis de un tipo diferente de vacuna, se desencadenaban niveles altos de anticuerpos y una mejor respuesta de las células T, pero cuando invertían el orden, no detectaban mejora.
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Otra opción que han propuesto los investigadores, ha sido una segunda dosis de una vacuna inhalada que llevaría directamente la respuesta inmunológica a los pulmones mediante aerosoles directos, una estrategia pensada sobre todo en adultos mayores, quienes son más sensibles a la pulmonía. Se siguen generando investigaciones que realmente ayuden a mejorar los efectos de las primeras dosis ante un panorama aún incierto sobre el futuro de la pandemia, pero donde, de una u otra forma, tendrán que seguir fluyendo las dosis adaptadas a cada reto que imponga el virus.
3 vacunas circulan en la actualidad en contra el virus del Covid-19
2 mil 300 millones de dosis de vacunas contra el Covid-19 se han aplicado en el mundo