Dejar de tipificar el aborto como un delito. Esta decisión se ha mantenido, antes que en la injerencia de la propia mujer , en manos de la opinión pública. El estigma que rodea a la interrupción del embarazo es un discurso que por años ha sido legitimado por grupos del conservadurismo. En este contexto, te presentamos cinco de los mitos o falsas creencias más extendidas, en contraparte la ciencia y los expertos hablan.
Uno de los argumentos más repetidos en Twitter es que cuando se despenaliza el aborto, crece la demanda.
Investigadores de la Organización Mundial de la Salud ( OMS ) y el Instituto Guttmacher estudiaron la incidencia global del aborto entre 1990 y 2014 y concluyeron que las tasas de aborto "han disminuido significativamente desde 1990 en los países desarrollados", donde mayoritariamente se ha despenalizado.
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En cambio, no se han reducido en "las naciones en desarrollo", donde continúa siendo ilegal en muchos casos, como por ejemplo en Haití, Nicaragua, El Salvador y Honduras. Aun así, algunos países registran un aumento en la tasa de abortos en los primeros años después de la despenalización, pero después disminuye y se estabiliza.
En Francia e Italia la tasa de aborto por mil mujeres en edad reproductiva mostraba una ligera fluctuación hacia arriba durante los primeros dos o tres años tras la despenalización, pero después cayó continuadamente al menos desde 1980 hasta 1996, según el Instituto Nacional de Salud de Italia.
El director de investigaciones de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, Luis Jorge Hernández, afirmó que ese aumento inicial se debe al "subregistro" que existe cuando el aborto está prohibido.
Muchas mujeres recurren a la interrupción del embarazo sin reportarlo a ninguna entidad médica por miedo a ser denunciadas, pero cuando se vuelve legal, emergen los casos que se hacían en la clandestinidad.
Hay que resaltar que las tasas de aborto más bajas en el mundo se observan en países donde las leyes son ampliamente permisivas y el acceso al aborto es fácil, como en Holanda, Bélgica, Alemania y Suiza, donde en 2008 oscilaron entre siete y nueve los abortos por mil mujeres de entre 15 a 44 años, según datos del Instituto Guttmacher.
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La tasa de aborto en promedio entre 2015 y 2019 fue de 15 por cada mil mujeres en países de ingresos altos, de 44 en países de ingresos medios y de 38 en países de ingresos bajos, según las últimas estimaciones de la organización estadounidense.
"En los países donde hay aborto libre, la tasa de mortalidad materna es mucho más alta", dijo el candidato a la Presidencia de Chile José Antonio Kast en un debate televisivo.
Es falso. Los datos muestran que es al revés. En la Unión Europea , la tasa de mortalidad materna se situaba en seis muertes por 100 mil nacidos vivos entre 2012 y 2017, según datos del Banco Mundial.
En cambio, en América Latina y el Caribe, la tasa era de 74 muertes por 100 mil en 2017, con países como Bolivia muy por encima, con 155 muertes por cada 100 mil nacidos. En Chile, la tasa de mortalidad materna fue de 13 muertes en 2017, mientras que en España, en cambio, fue de cuatro y en Italia, de dos.
Además, los abortos inseguros -cuando una mujer por sí sola pone fin a un embarazo sin garantías médicas mínimas- causaron entre el 4,7 % y el 13,2 % de todas las muertes maternas globales entre el 2003 y 2009, según investigadores de la OMS.
La interrupción voluntaria del embarazo no causa cáncer de mama , como aseguraba en octubre el diputado brasileño Filipe Barros, en un tuit en el que se hacía eco de una creencia extendida, pero que no tiene respaldo científico y que rechazan las organizaciones médicas profesionales.
Lo ha negado tajantemente la OMS en repetidas ocasiones. Por ejemplo, en un estudio en 2012 en el que aclaró que "datos epidemiológicos sólidos no muestran ningún aumento en el riesgo de cáncer de mama para las mujeres después de un aborto espontáneo o inducido".
También lo niega el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, la Sociedad Americana del Cáncer, el Congreso Americano de Obstetras y Ginecólogos o el Centro Alemán de Investigación de Cáncer.
El Instituto Nacional del Cáncer estadounidense (NCI, en inglés) convocó a 100 de los principales expertos del mundo en embarazo y riesgo de cáncer de mama a un taller en 2003 en el que revisaron los estudios existentes sobre el tema y concluyeron que "tener un aborto inducido o un aborto espontáneo no aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de mama".
En la web del NCI hay una página dedicada a este tema, donde se aportan evidencias que niegan la relación entre aborto y cáncer de mama, como un estudio en Francia hecho a más de 100 mil mujeres, publicado también en 2003, que tampoco encontró relación entre ambas cosas.
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Ya en el año 2008, una investigación de la Universidad Johns Hopkins revisó 21 estudios anglófonos que involucraban a 150 mil mujeres y encontró que los abortos, cuando se realizaban cumpliendo los estándares de calidad, no provocaban problemas de salud mental a largo plazo diferentes entre las mujeres que elegían abortar y las que sufrían un aborto involuntario.
Otra investigación de la Universidad de California hizo un seguimiento durante 5 años a 956 mujeres y concluyó que aquellas que no pudieron acceder a un aborto tenían más posibilidades de experimentar "altos niveles de ansiedad , una satisfacción vital menor y una menor autoestima", comparado con las mujeres que sí pudieron abortar.
"Es obvio que abortar no es una decisión fácil, causa un estrés personal, una tensión psicoemocional, pero no causa secuelas", enfatiza el doctor Luis Jorge Hernández.
La OMS también se ha pronunciado sobre este tema y considera que "las secuelas psicológicas negativas ocurren en un número muy pequeño de mujeres y parecen ser la continuación de condiciones preexistentes, en lugar del resultado de la experiencia del aborto".
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Un argumento en contra de la despenalización es que no hace falta porque tampoco hay ninguna mujer en la cárcel por abortar.
ONG mexicanas matizan que aunque no existen mujeres en la cárcel por ese delito en específico, hay 200 mujeres presas por delitos relacionados, como partos espontáneos, abortos prematuros o emergencias obstétricas.
En Colombia, el estudio Criminalización por el delito de aborto en Colombia, hecho por la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres e investigadores de la Universidad de los Andes, recoge con datos de la Fiscalía General de la Nación que desde 2008 hay alrededor de 400 casos judiciales por abortar cada año, un 320 % más que en 2005.
melc