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Los virus siempre han estado ahí: es una frase que, desde que se detectó el SARS-CoV-2 ha sido enunciada por la comunidad científica, y que fuimos nosotros, la humanidad, quienes llegamos a invadir su hábitat. En su naturaleza, estos patógenos buscan huéspedes en que alojarse, y la relación que nos vincula a todo cuanto nos rodea ha propiciado el origen de un sinnúmero de enfermedades; la más reciente es el Covid-19 . En este contexto, el conocimiento del coronavirus es cambiante, ya que se encuentra en constante mutación, por ello, lo que sabíamos hace un año, respecto a su forma de actuar, podría no coincidir con su comportamiento actual. Es así que, las y los expertos se preguntan ¿cuál es el camino que deparará a la enfermedad?
Jesse Bloom, biólogo evolutivo, ha sido uno de los especialistas que se ha dedicado a desentrañar los enigmas del SARS-CoV-2, pues si bien antes del surgimiento de éste ya existían cuatro coronavirus, cada uno cuenta con una composición genómica distinta. El experto se ocupó de observar sus diferencias y semejanzas, fue así que fue uno de los primeros científicos en sugerir que el Covid-19 se convertía en endémico , pues sus coetáneos brotaron causando miles de infecciones para después causar sólo resfriados leves a lo largo de décadas. Sin embargo, se desconoce el motivo por el cual no cesan de prosperar.
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Para comprender su evolución, Bloom -narra para "Nature"- estudió a " 229E ", uno de los coronavirus estacionales con la capacidad de reinfectar a las células humanas. Fue así que el experto estudió muestras de sangre, obtenidas durante los ochenta, de personas expuestas a este virus con el objetivo de contabilizar la cantidad de anticuerpos que habían generado, luego de contraer la enfermedad.
De acuerdo a la publicación, los resultados fueron "sorprendentes", pues las muestras de 1980 indicaron que las personas infectadas habían desarrollado altos niveles de anticuerpos , con la capacidad de bloquear a la versión de 1984 de "229E". Sin embargo, la respuesta inmune fue menos efectiva frente a "229E" de 1990, que ya había sufrido diferentes mutaciones. Lo mismo ocurrió con las variantes de "229E" que correspondieron a los 2000 y 2010. Cuanto más reciente eran estos cambios, los anticuerpos generados en los ochenta fueron menos efectivos.
"Las personas tenían inmunidad a los virus del pasado reciente, pero no a los del futuro, lo que sugiere que el virus estaba evolucionando para evadir la inmunidad", explica el trabajo.
“Ahora que hemos tenido casi dos años para ver cómo evoluciona el SARS-CoV-2, creo que hay claros paralelos con 229E”, estimó Bloom.
El científico llegó a esta conclusión luego de conocer la evidencia más reciente de variantes de preocupación (VOC, por sus siglas en inglés), -según la denominación de la OMS - como delta y ómicron, que desafían la potencialidad de los anticuerpos desarrollados por una infección previa o por las vacunas antiCovid .
Para el estudioso, no sería una sorpresa que entre una mutación y otra, junto con todas las variantes que están por surgir, "las fuerzas que impulsan este 'cambio antigénico' se fortalezcan a medida que la mayor parte del planeta obtenga inmunidad contra el virus a través de la infección, la vacunación o ambas". Ómicron -argumentó- es un ejemplo de ellos, pues la evidencia más reciente indica que elude a la respuesta inmune de las personas.
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"La forma en que evolucione el SARS-CoV-2 durante los próximos meses y años determinará cómo será el final de esta crisis global: si el virus se transforma en otro resfriado común o en algo más amenazante como la influenza o algo peor", advierte "Nature", en una publicación fechada hoy.
Bloom expresó que si bien, la presencia de ómicron y delta suponen un gran reto para sofocar la pandemia, no todo está perdido, ya que gracias a la vacunación mundial, el panorama ha cambiado drásticamente, pues desde su aplicación la tasa de mortalidad ha disminuido considerablemente y en comparación de las muertes registradas desde diciembre de 2019. Sin embargo, el experto teme que la eliminación de medidas restrictivas en casi todas las partes del mundo sea el causante del origen de más mutaciones.
A la postre, la comunidad científica espera que a medida que el SARS-CoV-2 evolucione, sus cambios sean más predecibles, pierda su transmisibilidad y adopte la forma de otros virus respiratorios inofensivos, "pero no está claro cuándo ocurrirá este cambio y a qué infección podría parecerse".
melc