Fósiles

de una pareja de insectos copulando , que vivieron hace 41 millones de años , ha sido recuperada entre muchas otras piezas de interés paleontológico en el ámbar de Anglesea , una remota región de la actual Australia.

La resina fresca actúa como una trampa para los insectos que la tocan y los engloba rápidamente. Habitualmente la agonía es corta y los insectos quedan preservados evidenciando su comportamiento , como ocurrió con los habitantes de Pompeya en el 79 d.C.

"La pareja de insectos en cópula descubierta muestra la típica posición de extremo a extremo y los apéndices genitales en contacto, de modo que no hay duda", declaró Enrique Peñalver , del Departamento de Investigación en Geociencias y Prospectiva del Instituto Geológico y Minero de España (IGME).

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Peñalver, coautor del hallazgo como miembro de un equipo en el que participaron científicos de la Universidad Complutense y la Universidad Monash , destaca en el Boletín del IGME que el ámbar conserva excepcionalmente hasta artrópodos muy pequeños, de un milímetro o menos de tamaño, como los ácaros, por lo que nuestra comprensión de la biodiversidad y la ecología de los antiguos ecosistemas forestales puede ser rica en detalles, y variada en tipos de información porque este material también proporciona raras evidencias de paleocomportamientos, como es el caso de parejas de insectos en cópula.

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La investigación, publicada en Scientific Reports y cuyo trabajo de campo empezó en 2011, destaca que la relevancia del ámbar del Triásico de Australia y Nueva Zelanda como mecanismo de preservación excepcional de antiguos ecosistemas terrestres poco conocidos.

nrv

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