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En redes sociales ha circulado una polémica frase de la directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), María Elena Álvarez-Buylla, que califica la llegada del hombre como un avance inútil.
“La ciencia occidental es la que ha producido los avances más deslumbrantes y, quizá, más inútiles como la llegada a la Luna ”, señaló la doctora Álvarez-Buylla durante una ponencia que realizó en 2015.
La investigadora de la UNAM se refirió al alunizaje durante su ponencia “La hidra capitalista disfrazada de ciencia y maíz” que se celebró en un seminario zapatista CIDECI.
“En el sistema capitalista neoliberal globalizado las corporaciones usan a las científicas y su ciencia, nuestra ciencia, y dictan qué se investiga y qué no, y cómo legitimar sus negocios. Esto es a lo que llamo los avances de la hidra disfrazada de ciencia”, comentó.
A diferencia de lo que expresó la directora del Conacyt , la carrera espacial y la llegada del hombre a la Luna han dejado una larga herencia de avances tecnológicos además han aportado a la investigación científica.
La misión Apolo 11 llevó consigo un paquete de experimentos (Early Apollo Scientific Experiment Package, como se nombró) que incluía un detector de viento solar, un sismógrafo y un reflector de láser. Estas actividades aportaron información en el estudio sobre el origen del satélite , así como la formación de la Tierra y el Sistema Solar.
La carrera espacial, que inició con el lanzamiento del satélite ruso Sputnik y culminó con las huellas que Armstrong impregnó en la superficie lunar, dejó un manantial de proezas humanas y avances tecnológicos.
Los microchips que hoy utilizamos en celulares son descendientes directos de los circuitos integrados que se usaron en la Computadora de Navegación del Apollo ( Apollo Guidance Computer ).
Los microchips fueron indispensables en el proceso de miniaturización que permitió que las computadoras se instalaran en las naves espaciales. La NASA participó en el desarrollo de herramientas inalámbricas, el programa Apolo utilizó taladros eléctricos, que podían operar en condiciones de atmósfera cero, para extraer muestras lunares.
La salud de la tripulación de Apolo, durante su viaje de ocho días para recorrer más de 380 mil kilómetros en el espacio, era uno de los aspectos más críticos. Para minimizar los riesgos, se implementó un extenso programa de prevención, se generó un sistema de monitoreo biomédico para tener un seguimiento de sus signos vitales, que hoy los hospitales han adoptado.
Además se ha detonado el estudio de la medicina espacial.
La lista de avances que se heredó del programa Apolo aún es larga, el aporte que ha hecho en áreas como telecomunicaciones, ingeniería o medicina es también trascendental.