Ciencia

Carismáticas, pero peligrosas: especies invasoras

Las islas ocupan el primer lugar de riesgo ante la amenaza de estas especies, pero en territorio continental también pueden acabar con la biodiversidad

ARCHIVO. EL UNIVERSAL
11/12/2017 |00:21
Redacción
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!Al ataque!

Este perico es una de las representaciones perfectas de lo que se conoce como una especie exótica invasora. El primer término se refiere a que es una especie que no se distribuye de manera natural en un sitio, pero se le suma el segundo término cuando los organismos se adaptan perfectamente a un nuevo hábitat y se reproducen de manera descontrolada rompiendo el equilibrio de los ecosistemas en los que irrumpe.

La doctora Ana Isabel González, quien se desempeña como subcoordinadora de Especies Invasoras en la CONABIO, señala que la cotorra argentina es un animal muy ruidoso, una de las razones por las que muchas personas las han dejado en libertad, pero su escándolo es el menor de los problemas. Explica que estos animales forman nidos comunales muy pesados y en las ciudades los tienden a formar en infraestructura de servicios públicos como transformadores de luz; pero además son especies depredadoras que se convierten en una plaga para la agricultura.

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“Hay grandes poblaciones en estados, como Morelos y Oaxaca, así como la Ciudad de México y zona conurbada en donde se han detectado grandes grupos en lugares como Milpa Alta y Xochimilco”. La especialista subraya que este es un claro ejemplo de las múltiples consecuencias de abandonar una mascota, pues no sólo es algo injusto para el animal, sino que este tipo de acciones pueden poner en grave riesgo la biodiversidad nativa y tener consecuencias en la salud y economía de los pobladores.

Según lo expone González, otra problemática que deben enfrentar los expertos es lograr que la gente entienda que el problema crece al mismo ritmo que crecen las poblaciones del organismo invasor, así que se tienen que aplicar medidas de erradicación y control por más inofensivo que parezca el organismo.

Los especialistas tienen que realizar estudios como los llamados análisis de riesgo para determinar las acciones a desarrollar en cada caso en particular. Se trata de equipos interdisciplinarios que involucran diversos niveles de conocimientos en temáticas que van desde biología y ecología, hasta economía y estadística,

Cuando la presencia de los organismos invasores (que puede ser fauna, flora, hongos e incluso: virus y bacterias) se detecta de manera oportuna se debe proceder a extirpar a todos los individuos antes de que se dispersen en el nuevo hábitat, pero cuando la especie está totalmente incorporada y ya no hay posibilidades de eliminación total, se requieren diversas estrategias para evitar que se incrementen sus grupos.

González explica que los efectos de este tipo de especies pueden ser directos o indirectos, e incluso algunas especies combinan ambas variables. Un ejemplo de un organismo con efectos directos en el medio ambiente es el caso del mejillón cebra (Dreissena polymorpha), considerado una de las cien especies invasoras más dañinas en todo el mundo ya que se multiplican a gran velocidad obstruyendo motores y turbinas de embarcaciones, así como tuberías, filtros, bombas y diverso tipo de infraestructura colocada en el océano o sus proximidades. Además, su rápido efecto filtrador altera la calidad del fitoplancton del que viven otras especies.

La también representante de México en la Red Norteamericana de Especies Invasoras señala que otra especie también acuática pero que ejemplifica los daños indirectos son los plecos, también conocidos como limpiapeceras (Hypostomus plecostomus). “Estos peces se consideran una plaga en México, pues se reproducen todo el año y forman cardúmenes gigantes con nidos de metro y medio de profundidad que cambian la transparencia de las columnas de agua y limitan la entrada de luz al ambiente acuático”. Estas condiciones son una amenaza territorial para las especies nativas.

Un ejemplo de una planta que tiene tanto efectos directos como indirectos en su medio es el lirio acuático (Eichhornia crassipes), una de las especies invasoras por excelencia de los canales de Xochimilco y otros cuerpos de agua en todo el país donde se limita el crecimiento de la vida acuática pero también ocurren inundaciones. Su erradicación es prácticamente imposible, pero los científicos han imaginado múltiples formas para el control y aprovechamiento de sus poblaciones. Uno de los más recientes es el de un grupo de científicos de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería Campus Guanajuato del IPN que evalúan su potencial como antimicrobiano y utilizan el extracto de esta planta como agente reductor durante la síntesis para obtener nanopartículas de plata.

Batallas en una isla

“En nuestro país se considera que las especies exóticas invasoras son la tercera causa de la perdida de la biodiversidad, aunque en el caso de las islas ocupan el primer lugar”, advierte la doctora González, quien explica que las especies nativas de las islas no evolucionaron con suficientes estrategias de defensa, dado las condiciones que suponen una mayor protección natural en estos microcosmos de biodiversidad aparentemente aislados del resto del mundo.

Los vientos y diversos fenómenos meteorológicos pueden ocasionar que especies no nativas se introduzcan en un nuevo hábitat. Otras formas de llegada ocurren mediante las rutas artificiales, que pueden dividirse en dos: intencionales e indirectas. Las primeras son el resultado de acciones como la ya mencionada liberación de mascotas; las segundas ocurren principalmente mediante las movilizaciones humanas, como el transporte de mercancías por cielo, mar y tierra.

No necesita viajar desde tierras lejanas para convertirse en una exótica invasora. La Boa constrictor que habita en la Península de Yucatán fue introducida en la isla de Cozumel en 1971 para la filmación de una película. La especie permaneció en la isla aumentando aún más el riesgo de las pequeñas especies endémicas. Además, es hospedera para salmonela, la cual puede ser transmitida a humanos y otras serpientes nativas.

Según información del Grupo de Ecología y Conservación de Islas, A.C. para las aves de las islas en particular, el riesgo de extinción es cuarenta veces más alto que para las especies continentales. Es así que se considera que 85% de las extinciones de aves ocurren en islas. Para González este riesgo latente en todas las islas del mundo ha sido muy bien enfrentado precisamente con la ayuda del mencionado Grupo de Ecología y Conservación de Islas por el que se ha logrado erradicar gran parte de los vertebrados invasores a estos ecosistemas en el país, como son: gatos ferales, ratas y cabras. Un ejemplo de esta labor ha sido el de Isla Guadalupe que está totalmente libre de vertebrados invasores y ha servido de ejemplo para el rescate de otros ecosistemas del género.

En 2010 se presentó la Estrategia Nacional sobre Especies Invasoras que no sólo describe el fenómeno en el país, sino que identifica las acciones para atender el problema de manera coordinada entre diversas partes de la sociedad, desde el gobierno hasta la sociedad civil, sin embargo a través de los años se han desarrollado más proyectos que apoyan la estrategia para que se convierta en una realidad que trascienda el papel. Una de estas acciones es el proyecto multisectorial “Aumentar las capacidades de México para manejar especies invasoras a través de la implementación de la Estrategia Nacional de Especies Invasoras” financiado por el Fondo de Medio Ambiental Mundial (GEF, por sus siglas en inglés) e implementado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) México.

La maestra Georgia Born-Schmidt, coordinadora de este proyecto, señala que a nivel mundial México es reconocido porque ha logrado coordinar acciones positivas para enfrentar el problema de las especies exóticas invasoras. Sin embargo, considera que la capacitación de más especialistas en cada tema concerniente, así como el involucramiento de la sociedad en general son asuntos en los que se tiene que seguir trabajando, pues es indispensable dejar claro que simples acciones como vaciar una pecera en un río o transportar semillas de un lugar a otro no son inocuas, sino repercuten en la supervivencia de un ecosistema.

Born-Schmidt comenta que a nivel internacional, países como Australia y Nueva Zelanda son un ejemplo sobre cómo enfrentan la amenaza de las especies invasoras. “En estos países tienen medidas de bioseguridad muy estrictas”. Tanto para ella como para González, el reto es promover la continuidad de los proyectos que fortalecen la estrategia nacional, sobre todo ahora que estamos al filo de un cambio de sexenio y que se debe informar mejor no sólo a la población sino a los futuros encargados de la toma de decisiones.

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