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Hasta el 6 de febrero, las personas fallecidas por la explosión de un ducto de gasolina en un paraje de Tlahuelilpan, Hidalgo, el 18 de enero, eran 127, de las cuales 68 murieron en el lugar del accidente y 59 en diversos hospitales.
El gobierno de Hidalgo informó que ya se identificaron los restos de 16 personas y que no se han podido identificar los de más de 50 porque su estado va de la calcinación a la carbonización. Por ahora se está estableciendo cuáles podrán identificarse con el equipo que se dispone, cuáles se trasladarán a otros estados del país y cuáles se enviarán al extranjero.
De acuerdo con Escorcia Hernández, las personas que estaban en la zanja en el momento de la explosión tuvieron una alteración térmica mucho mayor porque ahí se quedaron mientras el combustible siguió ardiendo durante horas; en cambio, las que alcanzaron a correr y alejarse no fueron reducidas tanto por el fuego.
“En algunas imágenes se puede observar que el fuego no alteró el esqueleto de las personas fallecidas en el lugar; sus restos óseos fueron protegidos por los tejidos blandos. En tales casos, los estudios forenses se realizan en el material óseo”, explica la antropóloga física forense.
Caso complicado
Analizar restos humanos con alteración térmica o daño por fuego es muy complicado. Sin embargo, el problema se vuelve más arduo en los restos donde el daño es mayor, porque usualmente quedan fragmentados en trozos pequeños que hay que buscar, clasificar y unir; y si se trata de varios cadáveres en un mismo sitio, el trabajo se multiplica.
En el caso de Tlahuelilpan, Escorcia Hernández no tiene información de las condiciones en que se hallaron los cadáveres porque, salvo cuando logró comunicarse con sus colegas de allá para ofrecerles su apoyo, no ha hablado de nuevo con ellas.
“No he querido incomodarlas porque seguramente tienen mucho trabajo y están padeciendo muchísimo estrés”, indica la investigadora universitaria.
Si a la gran cantidad de restos humanos calcinados se agregan las exigencias sociales, que también constituyen una parte importante del caso, el problema aumenta, pues en el país no abundan los antropólogos físicos forenses. En Hidalgo sólo hay dos, de las cuales una se incorporó a la Procuraduría del Estado en diciembre del año pasado.
“Hidalgo es más bien pequeño, pero la violencia se incrementó considerablemente en los últimos ocho meses como consecuencia del robo de combustible en los ductos de PEMEX. Luego de la tragedia de Tlahuelilpan, los ojos del país están puestos en Hidalgo. Ahora bien, por desgracia, los delitos propiciados ahí por el huachicol son comunes desde hace tiempo”, apunta Escorcia Hernández, quien es oriunda de ese estado.
Debido precisamente al aumento de la violencia, las autoridades de Hidalgo tuvieron que contratar a otra antropóloga física forense en diciembre de 2018.
“De repente, según los reportes periodísticos, el número de personas calcinadas que llegaban al Servicio Médico Forense de Hidalgo creció demasiado... No pocas eran encontradas dentro de autos... Esto ha repercutido en el trabajo de mis colegas porque ya no atienden un solo caso al día, sino muchos, y porque esta labor se desarrolla en nuestro país bajo condiciones muy estresantes” declara la investigadora.
Posibilidad
En cuanto a la tragedia de Tlahuelilpan, aunque muchos cuerpos permanecieron en la zanja llena de combustible cuatro o cinco horas a temperaturas muy altas, Escorcia Hernández piensa que sí existe la posibilidad de que en los restos óseos aún haya materia orgánica que sirva para obtener su ADN (ácido desoxirribonucleico).
“Estoy convencida de que esto es posible. Los restos humanos en los que definitivamente no se puede encontrar materia orgánica (desaparece a temperaturas mayores a 800 grados Celsius) para obtener su ADN son los que se llevan a un crematorio; ahí, la materia orgánica se pierde por completo. Pero en los de Tlahuelilpan todavía podría haber restos óseos con materia orgánica. Claro, todo depende de las temperaturas que los abrasaron, pero hay que considerar que estaban en un espacio abierto.”
En opinión de la antropóloga física forense, las autoridades tendrán que explicar por qué algunos restos humanos se enviarán al extranjero si aquí se cuenta con laboratorios.
“Podría haber limitaciones relacionadas no sólo con los equipos, sino también con el personal, no sé… Otra limitación es la credibilidad. El descrédito del sistema de justicia del Estado mexicano se debe obviamente a su inoperancia. En las últimas décadas, la simulación en las investigaciones judiciales nos ha impedido creer en el Estado. Con respecto a la actual administración, se acaba de nombrar al nuevo fiscal general, pero creo que pasará un buen rato antes de que se gane cierta confianza de la ciudadanía.”
Una colaboración con la UNAM podría establecerse para apoyar en las labores de análisis de los restos humanos de Tlahuelilpan con un grupo de especialistas.
“Así se agilizarían las cosas, pero evidentemente pondríamos en práctica una metodología que no se sale de lo que conocemos, porque también tenemos nuestros límites. A final de cuentas, una investigación forense como ésta requiere muchas cabezas y manos”, finaliza Escorcia Hernández.