Angélica siempre quiso tener un hijo. No tenía duda. Todas las estampas maternas a su alrededor habían escrito en su historia una necesidad constante de convertirse en madre. Conoció a su esposo poco después de cumplir 30 años. Compartían ideales, incluido el de la . La pesadilla comenzó un par de años después. Imposible que el embarazo se lograra de manera natural. Ella tenía endometriosis y tuvo que someterse a un proceso que le dejó un solo ovario con una producción limitada de óvulos. Él también tenía problemas: su conteo de espermas era bajo y con poca movilidad. La posibilidad se reducía al in vitro y no dudaron en intentarlo: una, dos, tres veces.

50
MILLONES
de personas, al menos, en todo el mundo sufren problemas de infertilidad.

El desgaste emocional y los cambios físicos producto de los medicamentos hormonales estuvieron a punto de acabar con el matrimonio. Se propusieron a intentarlo una vez más: la última. La cuarta fue la vencida. La suerte les sonrió de tal forma que animó a la pareja a tener otra hija por el mismo método. En esa ocasión bastó un in vitro. Su deseo de convertirse en madre la puso a prueba de muchas formas, pero Angélica reconoce que el proceso no es para todos. Violeta, su prima, sólo hizo un intento y tiro la toalla. Ni su bolsillo ni su cuerpo estaban listos para tal empresa.

Según cifras de la OMS, se calcula que existen alrededor de 50 millones de personas en todo el mundo que sufren problemas de infertilidad. La doctora Cintia Mejía García, especialista en ginecología y obstetricia, y miembro de la Asociación Mexicana de Medicina de la Reprodución (AMMR), señala que las causas de la infertilidad se pueden dividir en alteraciones en la mujer (30%), en el hombre (30%), causas mixtas (30%) y causas inexplicables (10%).

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Los principales factores en una mujer que limitan sus posibilidades de embarazarse están las causas ovulatorias (con ciclos menstruales en los que no hay una producción adecuada de óvulos), alteraciones hormonales, factores tuboperitoniales (a nivel de las trompas de Falopio), cirugías previas o causas infecciosas. Otro factor es la endometriosis, un problema en 14% de las mujeres con infertilidad y que se caracteriza por un crecimiento de las células del revestimiento de la matriz en otras zonas del cuerpo. Los científicos han desarrollado un nuevo enfoque de nanotecnología para localizar y eliminar las lesiones peligrosas asociadas a la endometriosis.

La baja reserva ovárica, dice Méjía, también tiene que ver con la edad, las mujeres nacen con una dotación de óvulos y conforme va pasando la vida reproductiva esa cantidad se va agotando. A partir de los 35 años hay una perdida súbita de cantidad y calidad de los óvulos, que se enfatiza a partir de los 40. Después, la probabilidad de embarazo mensual no supera 5% de éxito.

La evolución de las TRA

La especialista en biología de la reproducción señala que las técnicas de reproducción asistida (TRA) se pueden clasificar en dos grupos. En las de baja complejidad está incluido el coito programado, es decir, relaciones sexuales que se tienen que realizar de manera precisa en los periodos de ovulación. Otro método en esta categoría es la inseminación intrauterina, que se logra previa estimulación de los ovarios. “Estas dos técnicas son el primer paso para parejas que tienen menos de tres años de estar intentándolo, parejas jóvenes con reserva ovárica adecuada y donde el factor masculino no tiene alteraciones o son muy leves. Para otro tipo de problemas se tienen las técnicas de reproducción de alta complejidad”.

En esta última categorización se encuentra la fertilización in vitro. El procedimiento, cuya historia inició a partir de la segunda mitad del siglo XX, cumple 45 años de haber logrado el primer nacimiento mediante este método. La mujer tiene que someterse a tratamiento farmacológico para producir un número mayor de óvulos en un mismo ciclo y son extraídos de su cuerpo en un quirófano a través de una punción vaginal. Junto con la muestra de semen se realiza la fertilización en el laboratorio. Se calcula que más de 4 millones de bebés en el mundo han nacido mediante esta técnica que en la actualidad tiene un costo que fluctúa en alrededor de 100 mil pesos por intento.

“El in vitro consiste en que los óvulos se colocan en unas placas de laboratorio y se disponen esparmatozoides a su alrededor que tienen que nadar por si solos y fecundar el interior del óvulo”, señala la especialista y agrega que esta técnica tiene una tasa de éxito de alrededor del 50%-60%, pero entre más factores estén alterados, la probabilidad disminuye. Una de sus variantes es la inyección intracitoplasmática. En la conocida como IPSIC, el embriólogo, mediante un micromanipulador y un microscopio, realiza la toma uno por uno de los espermas y los microinyecta al interior del óvulo para producir embriones. Otra técnica que depura el proceso es el time lapse, que sirve para evaluar al embrión muy de cerca, como en el momento de sufrir una división celular. Se observa el desarrollo embrionario completo mediante videos, sin sacarlos de la incubadora. “Se trata de una especie de incubadora donde se dejan a los embriones, con condiciones óptimas de PH, temperatura, oxígeno, es decir, todo el ambiente óptimo para el desarrollo embrionario. Se trata de una tecnología que contiene cámaras que realiza fotos de los embriones cada cinco o 10 minutos. No todos los embriones van a dividir o multiplicar el número de células de forma adecuada y no todos van a tener el mismo poder de implantación. Algunos quedarán bloqueados en cierto día de su evolución. Con la observación de la división embrionaria hay una mejor evaluación y aumentan las posibilidades de éxito en una primera transferencia”.

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Los embriólogos evalúan los embriones en el laboratorio, de tres a cinco días, antes de ser transferidos y colocados en el interior del útero. Esta tecnología podría aumentar las probabilidades de éxito alrededor del 15% y en menos intentos.

“Un primer intento de in vitro brinda mucha información sobre calidad de óvulos y espermas, así sobre el cómo se comportan a la hora de unirlos”. En el caso del esperma, muchas de las investigaciones actuales sobre fertilidad se centran en tener más herramientas para evaluar su calidad para lograr tratamientos más precisos. Se ha logrado imprimir en 3D células testiculares que ayudan a identificar problemas potenciales en la producción de esperma.

 4
millones
de bebés han nacido en el mundo por in vitro, cuyo costo promedio es de 100 mil pesos por intento. 

En los últimos años ha habido un repunte en el uso de técnicas de preservación de la fertilidad como congelar óvulos o semen. Una de las causas es la indicación médica: pacientes que se van a someter a un tratamiento oncológico y pueden afectar la calidad del óvulo o de los espermas; la otra causa es social: mujeres que no pretenden embarazarse a corto plazo. Es una posibilidad sólo para mujeres con recursos económicos, el procedimiento es de alrededor de 50 mil pesos más el mantenimiento anual de unos 7 mil pesos.