La adaptación al clima se refiere a las formas en que el mundo debe reaccionar para combatir los efectos del cambio climático, mientras que la mitigación tiene que ver con las estrategias para evitar que esta huella se haga más profunda mediante la reducción de emisiones contaminantes. Los esfuerzos de adaptación habían recibido menos atención que los de mitigación, pero los fenómenos extremos provocados con más frecuencia e intensidad en el planeta han hecho ver la necesidad de lograr cambios más rápidos y puntuales para salvar a los más vulnerables frente a fenómenos que cada vez se vuelven más desafiantes.
La Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), que actualmente se celebra en Sharm el Sheij (Egipto) y culminará el 18 de noviembre, se centra en el seguimiento de los objetivos planteados el año pasado en Glasgow, pero una de las metas que se ha subrayado es precisamente aumentar el foco de atención en las estrategias que requiere el mundo para adaptarse a los efectos cada vez más claros del cambio climático. Se sabe que los últimos ocho años son los más cálidos registrados hasta la fecha y que hay 50% de probabilidades de que el calentamiento global de 1.5 grados centígrados se supere en nueve años, con lo cual hasta 3 grados podría llegar el calentamiento global hacia finales del siglo.
La vulnerabilidad de México
Precisamente en uno de los más recientes documentos generados en la COP27 por los científicos que integran Tierra futura, programa de investigación científica internacional que funciona a través del Programa Mundial de Investigación del Clima (PMIC), se muestra la importancia de la naturaleza como poderoso aliado en los esfuerzos de adaptación. Hábitats como los arrecifes de coral, los manglares y los humedales ayudan a proteger las comunidades costeras, pero las soluciones basadas en la naturaleza reciben menos del 10% de toda la financiación para el clima.
El documento titulado: Los diez nuevos conocimientos en ciencia del clima presenta ideas clave de las últimas investigaciones relacionadas con el cambio climático este año y responde a llamados puntuales para la orientación de políticas durante esta década. El Secretario Ejecutivo de ONU Cambio Climático, Simon Stiell, dijo que la ciencia proporciona la evidencia y los datos para informar y elegir los programas y las políticas; no se puede evadir esta información. En el informe, científicos de todo el mundo enfatizan y analizan las complejas interacciones entre el cambio climático y otros factores de riesgo, como conflictos, pandemias, crisis alimentarias y desafíos de desarrollo subyacentes.
Los científicos destacan que el potencial para adaptarse al cambio climático no es ilimitado. “El aumento del nivel del mar capaz de sumergir a las comunidades costeras y el calor extremo intolerable para el cuerpo humano son ejemplos de límites ‘duros’ para nuestra capacidad de adaptación”, se lee en el informe. También destaca que más de 3 mil millones de personas habitarán para 2050 “puntos críticos de vulnerabilidad”, áreas con la mayor susceptibilidad a verse afectadas negativamente por los peligros provocados por el clima, al doble de lo que son habitadas en la actualidad.
Los investigadores señalan además que la dependencia persistente de los combustibles fósiles exacerba las principales vulnerabilidades. “Cuanto menos mitigamos, más tenemos que adaptarnos. Por lo tanto, invertir en mitigación también es una forma de reducir la necesidad de invertir en adaptación y resiliencia. Eso significa presentar planes nacionales de acción climática más fuertes, y hacerlo ahora”, ha señalado Stiell. Cuestionando el mito de la adaptación sin fin, los puntos críticos de vulnerabilidad se agrupan en “regiones en riesgo” y las que se encuentran en el extremo de mayor peligro aún no han sido resarcidas por los daños generados en ellas por las naciones más contaminantes.
Las adaptaciones al cambio climático requirieren fondos importantes. En 2020 se destinaron 29 mil millones de dólares como apoyo a los países más pobres, pero para 2030 se calcula que serán necesarios más de 350 mil millones. Los programas de adaptación suelen destinarse a programas de seguridad alimentaria mediante la plantación de cultivos resistentes al calor y la falta de agua. Herramientas científicas, como sistemas más sofisticados de datos meteorológicos y sistemas de alerta temprana, también suman a la ecuación. Otro tipo de obras de adaptación indispensables en infraestructura son la edificación de diques y obras hidráulicas en lugares en riesgo cada vez más alto de poder lidiar con la subida del agua tras eventos extremos.
En este sentido, la innovación se ha vuelto la columna vertebral para adaptarse a un planeta que demanda nuevas soluciones. El Centro de Innovación de la COP27 (Global Innovation Hub) busca precisamente aumentar escala y eficacia de la innovación en la lucha contra el cambio climático. Por primera vez, esto tiene lugar a través de una plataforma digital diseñada para facilitar la colaboración entre los principales innovadores e inversores que demandan soluciones climáticas y de sostenibilidad. La innovación puede aplicarse, por ejemplo, a las formas de generar energía limpia, de hacer más sostenible el sector de la construcción y de lograr que la cadena de suministro de alimentos sea resistente a las perturbaciones climáticas. En el Centro de Innovación de la COP27 se discute la importancia de explorar nuevos materiales para la construcción, como el bambú; así como subrayar el potencial de ciertos alimentos para la seguridad alimentaria, como el caso de las legumbres. Podrían parecer asuntos de menor importancia, pero estrategias bien armadas sobre la utilización de recursos que generen menos impacto ambiental y dupliquen beneficios, no es un discurso menor.
Herramienta para monitorear avances
En la mitigación es un poco más fácil llevar la contabilidad de los esfuerzos, pues existen tecnologías para saber cuántas emisiones se han reducido, es decir, cuántas han sido capturadas o evitadas. “Hay metodologías muy exploradas sobre mitigación y no hay excusa de que no se sabe cómo generar líneas base y metas, La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático tiene metodologías muy claras para realizar estos inventarios periódicamente que tienen que seguir los estados miembros”. La experta señala que, sin embargo, donde el asunto se vuelve más complejo es en adaptación, pues se trata de procesos a largo plazo, por ejemplo, un indicador podría ser la pérdida de especies que se han tenido en cierto periodo, pero el abanico es muy amplio. “En el caso de México, se ha construido este tipo de contabilidad sobre adaptación en torno a las políticas públicas generadas, pero que hayan sido creadas no significa que se hayan implementado y que realmente estén funcionando. Un ejemplo son los atlas de vulnerabilidad publicados; pero eso solo dice que se creó el instrumento, no dice qué paso después: si realmente nos adaptamos”.
Velasco explica que en la COP27 hay mucha expectativa para ver si la adaptación realmente se logra posicionar como una prioridad y de manera paralela también hay expectativa sobre el futuro del financiamiento, pues en la COP anterior quedó pendiente la gran deuda de los 100 mil millones de dólares, la promesa financiera que se supone tendrían que entregar los países desarrollados a los países en desarrollo. “Se tiene que ver si se cumplirá este compromiso anual, pero también si se puede llegar a un compromiso mayor, pues ya se ha comprobado que esta cifra ya no es suficiente”.
En la COP27 se da seguimiento a los compromisos adquiridos en Glasgow. México llega a la COP27 con el compromiso de aumentar la ambición de su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) para pasar del 22% al 30% en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. “Es una noticia buena, pero no se ha dicho de manera aterrizada como se articula el compromiso, cómo se va a articular la reducción de índices de metano y como se refleja en la NDC”. Velasco señala que no hay elementos concretos para poder decir qué es lo que paso con el compromiso global que se estableció previamente, ni de las nuevas ambiciones. “También se dijo que se iba a reducir una inversión de dos mil millones de dólares por parte de Pemex para capturar metano en 98% (es necesario apuntar que no es lo mismo capturar que reducir). No hemos sabido dónde, cuándo y cómo se vincula con la meta del 30% del NDC”. El más reciente llamado de la COP27 es a triplicar la inversión en energía renovable, pero para la experta ésta es precisamente el área donde prevalecen las principales interrogantes en nuestro país.
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