Desde 2022 recibe el nombre de Orthoflavivirus denguei. El Comité Internacional de Taxonomía de Virus (ICTV) revisó la categorización de todos los virus para describirlos de manera más ordenada en términos de género y especie, así el dengue se formalizó con “nombre y apellido”, aunque en realidad sigue siendo el mismo virus que produce 390 millones de infecciones cada año, de las cuales alrededor de 80 millones se manifiestan clínicamente.
Las tecnologías de secuenciación genética de próxima generación están provocando que el número de virus conocidos crezca rápidamente. Hace cinco años, se conocían alrededor de 800 especies de virus, pero en la actualidad el listado del ICTV se acerca a los 15 mil. En esta lista que concilia la biología y la lógica mediante la taxonomía, se intenta categorizar la multitud de virus conocidos en un único esquema de clasificación que refleje sus relaciones evolutivas, es decir, sus filogenias individuales.
Más allá de su historia genética, un virus como el dengue ha hecho historia en la humanidad, fortaleciéndose gracias a las mismas dinámicas que el desarrollo de la humanidad ha engendrado. Los movimientos poblacionales y el cambio climático son dos de las variables que en las últimas dos décadas lo han llevado a constituir para la Organización Mundial de la Salud (OMS) una emergencia grado 3 por brote multi país. El aumento de la temperatura y los periodos de lluvia extrema, así como las urbanizaciones sin control han contribuido para que el vector, el mosquito Aedes aegypti, se multiplique.
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En 2023 se registró un repunte global, caracterizado por un aumento considerable del número y la escala de los casos; además, se identificaron serotipos que no habían circulado por varios años en algunas áreas. Este año el panorama empeoró. Según cifras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), entre las semanas epidemiológicas (SE) 1 y 12 del 2024, se reportó en la región de las Américas un incremento de 304% en comparación al mismo periodo del 2023 y 495% con respecto al promedio de los últimos cinco años. En México, los casos de dengue se cuadriplicaron este 2024. Los estados más afectados son Guerrero, Tabasco, Michoacán, Veracruz y Chiapas; sin embargo, la presencia de la enfermedad en nuevos estados que no son zonas tropicales se considera una señal de alarma.
El conocimiento del vector
El 26 de agosto es el Día Internacional contra el Dengue, una jornada que busca promover acciones para prevenir y controlar la enfermedad viral transmitida por mosquitos que puede provocar la muerte. El síntoma más común es la fiebre, junto con otros síntomas como náuseas, vómitos, sarpullido, dolor en los ojos, músculos, articulaciones o huesos.
Las fumigaciones (nebulizaciones con insecticida) se mantienen como la forma de control tradicional en contra del dengue, pero son medidas insuficientes en un control integral del mosquito. El Aedes Aegypti es una maravilla de la naturaleza. Una máquina lista para sobrevivir en un mundo hostil. No se cría en lagunas, charcas, zanjas y este tipo de vertederos naturales de agua. Se cría básicamente en recipientes de agua estancada, relativamente limpia. El insecto pega los huevos en los bordes de dichos recipientes (botellas, latas, frascos, cubetas, tapas, canaletas tapadas, tanques, etc.), por arriba del nivel del agua, para que por inundación (por lluvia o llenado del recipiente) se dé la eclosión de dichos huevos.
Los huevos permanecen en estado latente mucho tiempo: entre 7 y 13 meses. Es decir, que su ciclo evolutivo más poderoso son los huevos que no se eliminan en las fumigaciones. Los nacimientos sucesivos de los huevos son masivos, pues una hembra adulta fecundada, coloca entre 150 y 200 huevos cada tres días y los disemina estratégicamente en grupos de 15 o 20 en diferentes recipientes. La fragilidad del insecto se sustituye por estas herramientas biológicas de supervivencia que han sido utilizadas por el virus como el vector ideal.
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La fumigación se encarga de eliminar algunos especímenes adultos, pero el principal problema “duerme” en los bordes de todo tipo de recipientes que puedan acumular un poco de agua. Los insecticidas empleados tienen baja toxicidad, pero la fumigación impacta negativamente en el aire, suelo y agua, produciendo efectos acumulativos dañinos a corto, mediano y largo plazo, y a todo organismo vivo. Además, se ha comprobado que se crean individuos débil-resistentes, luego la siguiente generación son individuos resistente-resistentes, lo que lleva al cambio de insecticida de mayor eficacia.
Algunos de los esfuerzos de la ciencia han estado encaminados a desarrollar mejores formulaciones para eliminarlos, pero el origen del problema se mantiene. Precisamente por esta capacidad “súper poderosa” de los huevos del mosquito, los científicos diseñaron un plan para restringir su reproducción. El Programa Mundial del Mosquito, dependiente del Grupo de Asesoramiento en Control de Vectores de la Organización Mundial de la Salud, continúa apoyando el método Wolbachia, presentado con éxito hace tres años en Yakarta, Indonesia, donde se redujo 77% la incidencia del dengue mediante la introducción de mosquitos con la bacteria Wolbachia, una bacteria que no se encuentra en el Aedes, pero se encuentra naturalmente en el 50% de las especies de insectos, incluidos algunos mosquitos, moscas de la fruta, polillas, libélulas y mariposas.
Cuando los mosquitos Aedes aegypti son portadores de Wolbachia, la bacteria compite con otros virus como el dengue, Zika, chikungunya y fiebre amarilla. Esto dificulta la capacidad de reproducción de los virus dentro de los mosquitos. La técnica básicamente consiste en soltar al ambiente mosquitos machos con Wolbachia. Los mosquitos machos se aparean con una hembra sin la bacteria y al no ser compatible, las larvas no nacen y la población del mosquito disminuye. Australia, Brasil, EU, Colombia y Vietnam son otros países donde se ha probado éxitosamente el programa, donde no hay modificación genética de ningún tipo, sólo se inyecta una bacteria que de cualquier forma está presente en otras especies.
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En el primer trimestre de 2024, la Organización Mundial de la Salud (OMS) notificó más de 7.6 millones de casos de dengue en la región, incluidos 3.4 millones de casos confirmados, más de 16 mil casos graves y más de 3 mil muertes. El aumento ha sido especialmente pronunciado en la Región de las Américas. La OMS ha determinado que el riesgo de dengue es alto en todo el mundo, teniendo en cuenta el creciente riesgo de transmisión y el aumento de casos y muertes, por lo que el programa de Wolbachia está presente en 14 países, pero necesitan estrategias muy puntuales de aplicación y seguimiento para poder hacerlo de manera masiva. Por ejemplo, en Brasil se identificaron 42 municipios prioritarios hace un año, donde se ha focalizado con éxito el proyecto.
Retos ante una enfermedad implacable
El desarrollo de una vacuna eficaz contra el dengue no ha sido sencillo. Desde hace más de un siglo se ha tratado de desarrollar una vacuna, pero el proceso ha encontrado varias dificultades. Según lo publicaba la especialista en salud pública, Victoria Pando Robles, en el documento del Instituto Nacional de Salud Pública, “Vacuna contra el dengue. Una herramienta adicional para la prevención”, las causas de estas dificultades se han encontrado “en los vacíos en el conocimiento de la patogénesis de la enfermedad, la limitada comprensión de la forma en que se desarrolla la inmunidad protectora de larga duración y la ausencia de un modelo animal adecuado para la enfermedad”. Las probabilidades de que uno de los cuatro serotipos infecte ha dificultado el proceso.
En 2017 surgió Dengvaxia®, la compañía fabricante del biológico contra el dengue informó que se encontró que la vacunación aumentaba el riesgo de severidad en niños sin infección previa con DENV (es decir, en seronegativos). Es así que su aplicación requiere confirmación previa de infección para niños pequeños. En México tiene autorización para ser utilizada en personas de 9 a 45 años que vivan en zonas endémicas de dengue.
Actualmente 125 países notifican casos de dengue. La OMS precalificó una nueva vacuna, TAK-003, que es una vacuna viva atenuada que contiene versiones debilitadas de los cuatro serotipos del virus que causan el dengue. La OMS recomienda el uso de TAK-003 en niños de 6 a 16 años con o sin infección previas, pero su autorización empieza gradualmente en algunos países.
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Tampoco se ha logrado un tratamiento efectivo para ser utilizado de forma masiva. El desarrollo de fármacos antivirales de amplio espectro contra el dengue es un desafío debido, precisamente, a la diversidad genética. En un reciente estudio, publicado en la revista Nature los autores generaron moléculas bifuncionales dirigidas a la proteína de la envoltura del virus del dengue, demostrando una mayor potencia y una actividad más amplia; sin embargo, faltaría aún mucho para que esto se pueda cristalizar en un fármaco a disposición de todos.
Las estrategias de prevención y eliminación de criaderos se siguen constituyendo como las herramientas más sencillas para bajar las infecciones por dengue, una enfermedad que empiezan a conocer países que jamás habían estado en contacto con el virus, como nuevas zonas de Europa, donde ahora se están haciendo proyecciones matemáticas sobre fenómenos climáticos que puedan establecer alertas sobre la presencia de un virus que aprovechándose de la biología del mosquito ha mostrado un vuelo histórico sin precedentes.