Después de que se diera a conocer una investigación en la que estudiosos de la Universidad Nacional Autónoma de México ( UNAM ) detectaron carne de delfín en latas de atún de marcas mexicanas, uno de los líderes del proyecto explicó los motivos del estudio y las estrategias que los llevaron a obtener estos resultados.
El doctor José Francisco Montiel Sosa compartió en entrevista con EL UNIVERSAL que el descubrimiento se llevó a cabo a través de un trabajo de tesis, en el año 2018, cuando una de las estudiantes de la carrera de Ingeniería en Alimentos de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán se interesó en el tema, tras su paso por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios ( Cofepris ), en donde realizó su servicio social.
Karla Vanessa Hernández Herbert, ahora egresada de la FES, fue testigo de los señalamientos que atravesó México por no etiquetar las latas de atún con el sello de “ Dolphine Safe ”, denominación que surgió en la década de 1990 en Estados Unidos (EU) para evitar la competencia de comercializadores atuneros latinoamericanos, ya que nuestro país es el sexto productor mundial de latas de atún a nivel mundial.
“Dicha etiqueta empezó ofreciendo una idea errónea al consumidor, la cual conceptúa que 'Dolphin Safe' significa que la lata de atún está libre de carne de delfín”, pero el objetivo real era desestimar la calidad de las marcas mexicanas, al asegurar que sus productos eran elaborados con carne de delfín, resumió la tesista en el trabajo
“A partir de la duda, Karla Vanessa, nos propuso que evaluáramos en atunes comerciales y ver si había presencia de algún residuo de delfín”, narró el académico de la UNAM. “En 2018 hicimos el estudio creyendo que no encontraríamos ninguna muestra positiva; resultó que sí: De 15 latas comerciales nacionales que Karla compró, nos percatamos que en tres de ellas se detecta el DNA (ácido desoxirribonucleico) de delfín”.
El hallazgo fue posible por medio del método de Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR por sus siglas inglés): “es una técnica muy potente que permite detectar material genético aunque este se encuentre en pequeña proporción y fue la que utilizamos en el laboratorio”, para analizar el agua y aceite en el que se conserva el atún, recordó el catedrático de la Universidad Nacional.
“La realizamos y obtuvimos estos resultados positivos en tres de 15 (latas de atún)”. Para la obtención de una prueba de PCR, el especialista explicó que es necesario obtener parte de la composición fisiológica de delfín.
“En la FES Cuautitlán un colega estaba trabajando con hígado de delfín, por el estudio de enfermedades virales de esta especie. Entonces nos proporcionó un poco de tejido con el que hicimos la extracción del DNA para conocer la presencia de la carne de delfín en el producto”.
Montiel Sosa expuso que para que la técnica de PCR funcione deben de diseñarse, a través de un sistema informático, pequeños fragmentos de DNA, también conocidos con el nombre de “cebadores”, que son específicos para detectar el tipo de DNA que se busca identificar.
En cuanto a por qué no hicieron público el nombre de las marcas que presentaron carne de delfín, el científico mencionó que cuando se trabaja con marcas comerciales en el laboratorio, por ningún motivo exponen su identidad. “No se pretende hacer un enjuiciamiento de una marca, solamente es un estudio generalizado; tenemos mucho cuidado con la confidencialidad”.
Hernández Herbert no buscaba afectar al comercio mexicano del atún , puntualizó el tutor, por lo que este año tienen pensado repetir el estudio con la colaboración de otros estudiantes de la licenciatura, en el que se tomen en cuenta aspectos cuantitativos, pues la investigación del 2018 se centró, exclusivamente, en conocer si existía o no presencia de carne de delfín, y hoy día se interesan en demostrar el porcentaje de DNA, “si es que vuelve a salir positivo”, afirma.
Montiel Sosa invitó a los interesados en ahondar en el tema a consultar el documento en la página oficial del Sistema Bibliotecario de la UNAM (TESIUNAM).
fjb