Desde hace 110 años, los 356 días, la labor del Servicio Sismológico Nacional no para.
Xyoli Pérez Campos, jefa del Sismológico Nacional declaró que uno de los objetivos fundamentales dentro del servicio es establecer y mantener una red de monitoreo de la sismicidad en México.
Esta tendencia se debe a que los sismos se producen en las fronteras de placas tectónicas y “nuestro territorio se asienta sobre cinco de ellas, que tienen un movimiento relativo esporádico”, explicó Gerardo Suárez Reynoso, investigador del Departamento de Sismología y exdirector del Instituto de Geofísica (IGf).
En su mayoría, son producidos en la frontera de las placas de Cocos y Norteamérica, en el Océano Pacífico, agregó Víctor Hugo Espíndola, responsable del área de Análisis e Interpretación de Datos Sísmicos del SSN. Agregó que en algunas ocasiones se presentan en una región epicentral, como sucedió el 19 de septiembre de 2017, en Morelos; sin embargo, esto sucede cada 100 años aproximadamente.
Foto: UNAM DGCS
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El SSN, fue el primer país de Latinoamérica en hacer uso de “Wiechert”, un sismógrafo mecánico de origen alemán. En la actualidad, utilizan un sismómetro, capaz de medir las velocidades del suelo; un acelerómetro que registra la aceleración y un receptor GPS/GNSS que detecta el desplazamiento del movimiento telúrico. Posteriormente, esta información es transmitida al Centro de Monitoreo de CU vía satelital, por internet y radio.
Si este servicio no existiera, no habría un estudio constante de los movimientos telúricos de nuestro país, informó la Máxima Casa de Estudios en un comunicado. Por consiguiente, desconoceríamos la ubicación y magnitud de los temblores, además que no habrían tampoco alertas tempranas, indispensables para la planeación de protocolos de protección civil (que incluyen el sistema de alerta de tsunamis).
Entre los datos que proporciona a la sociedad civil se encuentra información esencial, como el epicentro (longitud y latitud), profundidad y magnitud estimada, así como la localidad más cercana en la que el sismo se produjo.
Foto: UNAM DGCS
Dentro del archivo del SSN existe el registro de 85 sismos de magnitud (M) mayor a siete, algunos de ellos sucedieron antes de su apertura. Por ejemplo, el terremoto más antiguo registrado es el del 20 de enero de 1900, el cual aconteció en Autlán de Navarro, Jalisco con una potencia equivalente a 7.4.
Sin embargo, los antecedentes del SSN datan de finales del periodo siglo XIX, pues en esa época comenzaron a fabricarse los primeros instrumentos y en vísperas del siglo XX, cuando se instalaron los primeros aparatos que permitieron medir la cuantidad de los fenómenos telúricos.
Pérez Campos expuso que la detonación de sismos de gran magnitud sucede cuando una gran cantidad de energía es acumulada, produciendo un deslizamiento que puede ser de varios metros, dependiendo de la magnitud del temblor. “Es como cuando empujamos un mueble muy pesado, nos recargamos hasta que tenemos suficiente energía para moverlo súbitamente”.
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Foto: UNAM DGCS
En la actualidad, expuso la líder del SSN, la cantidad de movimientos telúricos ha aumentado, pues de acuerdo a sus registros durante el 2018 y 2019 se reportaron 30 mil 350 y 26 mil 41 sismos, respectivamente.
Esta tendencia, comentó la experta, se debe a que tras el sismo del 7 de septiembre del 2017 (8.2 M), se generaron miles de réplicas.
“En promedio se reportan de 50 a 60 sismos diarios, la mayoría de pequeños a moderados”, precisó la Universidad Nacional.
El SSN cuenta con la colaboración de otras instituciones. como el Centro de Investigación Científica y Estudios Superiores de Ensenada, de la Universidad de Colima, el Centro Nacional de Prevención de Desastres del gobierno mexicano, y la Red Sismológica del Estado de Texas, así como del Instituto de Sismología, Vulcanología e Hidrología de Guatemala.
fjb