México

tiene una red eléctrica de transmisión frágil, débil, que puede volver a presentar disturbios o apagones, reconocieron expertos que realizaron una investigación para encontrar las causas del apagón que afecto a la cuarta parte de la población nacional, desde Sonora hasta Quintana Roo, el pasado 28 de diciembre de 2020.

Al entregar los resultados de dicha investigación a la secretaría de Energía, Rocío Nahle y al director de CFE, Manuel Bartlett , en base a los informes que les entregó la propia empresa eléctrica estatal, reconocieron que el incendio que provocó el apagón desnudó fallas atribuibles a la propia CFE que también contribuyeron a dejar sin energía eléctrica a 10 millones de usuarios.

Ricardo Mota Palomino, experto en el área de operación y planeación de sistemas eléctricos, encargado de presentar los resultados de la investigación argumentó que detectaron cuatro hallazgos relevantes entre los que se encuentran fallas atribuibles a la propia CFE:

“La operación de las protecciones no fue tan buena, no debieron desconectarse las líneas porque no tenían falla, sin embargo, nos encontramos con que las líneas de fibra óptica que van sobre la línea de transmisión y que sirven para transmitir señales de control y protección de las subestaciones están interrumpidas en una longitud de 10 kilómetros cuando las líneas miden alrededor de 150 -por pleito con ejidatarios- que no permiten a técnicos de CFE hacer la reposición del cable y eso produjo lentitud en la respuesta de la operación de protección de las líneas”.

Además, agregó, "nos encontramos que los registros de disturbios que son los encargados de darnos información (porque son muy rápidos) de lo que sucedió, desde el punto de vista de las variables eléctricas, “estaban fuera de servicio” tanto en Monterrey como en Tamaulipas, principalmente, que es la primera línea que falló.

“Detectamos que días previos al disturbio se habían estado realizando modificaciones en los equipamientos de control y medición de las subestaciones involucradas en la primera falla, que fue donde no operaron los cierres que debieron haber absorbido las fallas y continuar operando en forma normal y lo sorprendente es que estos trabajos no se terminaron completamente, los sistemas de protección no fueron probados completamente y así se dejaron sin servicio los nuevos equipos, sin estar probados”.

Entonces, la prueba que tenían que pasar, que era desconectarse al presentarse una falla “no la pasaron”, lo malo es que desconectaron consecuentemente 10 millones de consumidores.

Esto fue la primera sorpresa y estos fue lo que nos orillo a seguir indagando, dijo Mota.

Detalló que estos equipos que son perfectamente maduros y han estado trabajando por más de 25 años y que están instalados por todos lados y funcionan, pero en este caso “el cierre falló porque hubo intervención y puesta de equipos nuevos sin probar y se dejaron en forma permanente”.

También nos enteramos de que la empresa española Acciona estaba trabajando para insertar una nueva centra eólica de 200 megawtts en la primera línea que falló, “sin haber cumplido con la normatividad y seguridad vigente provocando una sobrecarga en esa línea”.

Mota Palomino subrayó que en el apagón faltó “un macho” que dijera “desconecten la energía de este tipo, pongan energía de otro tipo porque están trabajando en la línea para meter una planta nueva y no puede llevar mil 900 MW ese corredor a esa hora porque están intervenidas las protecciones de la línea”.

ml

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