Un peso más débil en momentos en que México está interesado en atraer inversiones para poder aprovechar el nearshoring, tiene sentido, afirmó el economista líder para América Latina del área de Economía e Investigación de Standard & Poor's Global Ratings, Elijah Oliveros-Rosen.
"Creo que un tipo de cambio un poco más débil tiene sentido", dijo respecto a la reacción que tuvo la paridad cambiaria peso-dólar tras el anuncio de la Comisión de Cambios para dejar de inyectar liquidez en el mercado a través de menores montos a subastar de coberturas cambiarias.
Entrevistado en el marco de la Segunda Convención de la American Society, Oliveros-Rosen dijo que tras dicho anuncio se espera un tipo de cambio más débil en los próximos meses.
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Ponderó que el mercado de cambios sin duda respondió a esta medida ordenada por la Secretaría de Hacienda e instrumentada por el Banco de México (Banxico), de una manera en que el peso se depreció.
En su opinión, hay dos maneras de ver el nivel en el que debería estar el tipo de cambio: uno, considerando que es muy benéfico tener un peso estable por el tema de la inflación, pero también puede "lastimar" un peso demasiado fuerte.
En ese sentido, estableció, ya que estábamos llegando a un tipo de cambio en el que se fortalecía a un nivel que empezó a "lastimar" a los exportadores, especialmente cuando estamos hablando del nearshoring en donde queremos traer más inversión e incrementar la competitividad de las ventas al exterior.
"Estamos llegando a un nivel que quizá daría un factor negativo a esa tendencia", consideró el economista de S&P.
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Por otra parte, en el panel sobre perspectivas del Financiamiento del Nearshoring en México, habló sobre los desafíos para México con la relocalización de empresas para acercar más las cadenas de suministro a los mercados de consumo.
Al referir lo que plantearon otros panelistas, estableció que para que México avance a 80 kilómetros por hora, si fuera un auto de primer nivel y no a 60 kilómetros, necesita más energía.
"Para que el nearshoring se detone, vamos a necesitar más energía, pero energía limpia; y no sólo eso sino ser más competitivos", advirtió.
Será necesario para abastecer esa demanda que se va a capturar, aseguró.
Hizo ver que en los últimos años, la inversión fija directa representa el 2.5% del Producto Interno Bruto (PIB), es decir menor a lo que fue entre 2015 y 2017 con cerca del 3%.
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"No es ser pesimista, sino que el espacio para incrementar la inversión directa fija es muy amplio, y podemos regresar al 3% del PIB", matizó, aunque reconoció que eso ya se logró superar durante el primer semestre del presente año.
El economista estableció que no se sabe qué tan rápido se va a detonar el nearshoring, ya que sin duda hay muchos retos a enfrentar.
Sin embargo, en un escenario hipotético, si el 1% de todo lo que se produce en el sector manufacturero en China se traslada a México durante un periodo de cinco años, el impacto en el PIB sería de 60 puntos básicos cada año, estimó.
Vemos que en México el sector de componentes electrónicos, que muchas de esas estructuras manufacturas están dedicadas a suplir semiconductores pero también al sector de componentes en general, está creciendo a una tasa por arriba del 8% en los últimos seis trimestres, dijo.
En su opinión, ahí se puede ver un vínculo materializándose en en el cual se podría ver una señal del nearshoring y entender en qué sectores se podría dar.
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