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Aún y cuando en los últimos años, el incremento de la inflación se mantuvo entre 2% y 4%, se trata de un índice promedio nacional, que no necesariamente es el que cada consumidor o cada familia tiene, ya que ello depende de los productos que consuman, coinciden los economistas consultados.
El profesor emérito del Tecnológico de Monterrey, Raymundo Tenorio, y el coordinador del Laboratorio de Análisis de Comercio, Economía y Negocios (LACEN) de la UNAM, Ignacio Martínez, están de acuerdo en que la inflación nacional no necesariamente tiene el mismo impacto en cada persona.
Tenorio explica que el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) se construyó en 2018, con base en un ingreso y un gasto, basado en 283 productos y bienes genéricos, pero no todos tienen el mismo peso.
Así, si sube de precio la sal, que no se compra a diario, no impacta igual en el bolsillo de las familias, como sí ocurre con las tortillas o la gasolina. Además, incide de igual forma en qué ciudad viven y su nivel de ingreso.
El efecto que tiene la inflación en el poder adquisitivo de las familias depende de su consumo, y es por ello que hay familias de escasos recursos que resienten más el incremento del jitomate fresco que el de otros productos que casi no compran.
“El peso que tiene el consumo en las familias de distintos niveles de ingreso es diferente, por eso la inflación es promedio, y por eso en las ciudades y estados tienen diferentes niveles de inflación”, precisa Tenorio.
Al respecto, Martínez dice que “lo que impacta es el IEPS (Impuesto Especial sobre Productos y Servicios), además del IVA, pero tiene que ver con los productos que consume una persona y con el decil [de ingresos]”.
Por ejemplo, esta semana en que se eliminó el subsidio y se elevó el IEPS a las gasolinas y combustibles implicó un aumento de precios y quienes tienen auto lo van a enfrentar, aunque también deben considerarse aspectos como la seguridad que significa moverse en auto o en transporte público.
Para medir el impacto de la inflación también hay que analizar los ingresos de cada familia e incluso el pago del impuesto sobre la renta (ISR), ya que mientras en el norte la tasa es de 21%, en el resto del país es de 37%, dice.
Hay productos muy específicos cuyo aumento de precio afecta más a las personas de los deciles cinco al 10, agregó Martínez, pero caen en la categoría de artículos de lujo.
No es igual comprar el mismo bien en una tienda de autoservicio popular que en un supermercado para estratos económicos altos, destaca, porque sus precios son distintos, así como también la calidad de los artículos.