El trabajo digno o decente representa una demanda global reconocida por diversos organismos y para México significa un desafío en tres aspectos: reducir la pobreza laboral, la precarización de los salarios y brindar oportunidades e igualdad para el retiro, dijo Armando Leñero, presidente del Centro de Estudios para el Empleo Formal (CEEF).
En el Día Mundial del Trabajo Decente, para México existe un panorama de precariedad laboral, salarios bajos y desigualdad, señaló.
“El empleo decente o digno es el que se realiza con respeto a los derechos laborales fundamentales, permite un ingreso justo y proporcional al esfuerzo realizado, sin discriminación”, destacó.
En 2019, más de 630 millones de trabajadores en todo el mundo –19% de todos los empleados– no ganaron lo suficiente para salir de la pobreza extrema o moderada, en términos de paridad de poder adquisitivo. México enfrenta una desaceleración económica que afecta la pérdida de empleos y con 54.9% de la población en pobreza laboral.
Leñero indicó que en condiciones de apremio económico, como sucede con la pandemia del Covid-19, las personas con menos recursos recurren a esquemas como empleo informal, trabajo infantil e incluso a la reincorporación laboral de familiares de la tercera edad para sostener los ingresos.
Para el país, uno de los primeros retos es combatir la pobreza laboral, situación en la que el ingreso de un hogar no es suficiente para adquirir la canasta básica.