Quizá nunca antes había sido tan relevante tener un seguro de casa como lo es hoy. No porque antes no fuera importante, sino porque los terremotos de septiembre nos han traído a la conciencia que es posible perderlo todo de un día para otro. Un día tenías casa, al otro día quedó reduci- da a escombros. Así de brutal y triste es la realidad de muchos mexicanos hoy. Por desgracia, casi ningún evento es prevenible. Un terremoto, una inundación, un incendio. Todos llegan sin previo aviso a poner en riesgo nuestro patrimonio, el cual pudiste tardar en construir una vida pero que puede esfumarse en segundos e incluso, dejarte con deudas.
Ante este tipo de riesgos, no quedan muchas alternativas. Y una de ellas es un seguro. Por desgracia, solemos tener la idea de que un seguro es un gasto, pero en realidad es una forma de protección que puede salvarte de perderlo todo. En México la cultura de seguros no está extendida y mucho menos la de asegurar la casa. Sólo 5% de los inmuebles están asegurados por decisión del propietario (cuando se contrata una hipoteca la institución bancaria obliga a un seguro de manera obligatoria), de acuerdo con cifras de la Asociación Mexicana de Seguros (AMIS).
Así que es hora de acercarse a alguna aseguradora para contratar este instrumento. Los precios de la prima son muy variables debido a la zona en la que se encuentre –qué tan sísmica es, es una de las variables– y al inmueble que tengas, pero de acuerdo con un cuadro comparativo de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), la prima anual de un seguro de este tipo puede ir desde los poco más de 3 mil 700 pesos.
Por dónde empezar
Hay varias cosas que necesitas saber antes de contratar un seguro de casa. Primero, que como en todo, hay distintos tipos de seguros que contienen distintas coberturas.
Por ejemplo, si a partir del terremoto te surgió la inquietud de proteger tu hogar contra otro desastre natural de este tipo, tienes que saber que esta cobertura no se encuentra entre las básicas, por lo que tienes que pedirla al contratar un seguro.
La básica cubre incendios, rayos o inundaciones, así como daños en la construcción de la vivienda, explica la Condusef. “La siguiente “capita” de cobertura después de la básica es contra fenómenos hidrometeorológicos, por ejemplo, lluvia, huracán, granizo. Si quieres otra capa de cobertura, ésta se conforma por la cobertura contra terremotos y erupción volcánica”, explica Eloy López, director de la consultoría Previsionintegral.com. La recomendación es que revises las condiciones generales del seguro y que tengas claro contra qué vas a proteger tu casa, porque cuando llegan los eventos inesperados, también llegan las sorpresas desagradables.
A la hora de contratar seguro va la misma recomendación que se hace casi siempre en cualquier tema de finanzas personales: Compara. No te quedes con el primer instrumento que se te apareció en la búsqueda.
En este sentido, punto que vale la pena comparar es tanto el coaseguro como el deducible. El deducible es una cantidad fija no reembolsable que se cubre cuando se presenta la necesidad de utilizar el seguro y el coaseguro es un porcentaje que se aplica al monto total de los gastos derivados del siniestro una vez que se haya descontado el deducible y tiene un “tope”, que es la cantidad máxima que pagarás sin importar el monto del siniestro.
El coaseguro, que es el más alto, puede ir de 10% a 30%, en promedio, dependiendo de cada aseguradora. “Esto tienes que saberlo a la hora de comparar seguro de hogar. Si tienen ambos instrumentos la misma cobertura de riesgos, pregúntate cuál es el coaseguro y el deducible en el sismo, y en general, en todas las coberturas”, explica el especialista.
Un seguro —ni de casa, ni de gastos médicos, ni de ningún tipo— puede cubrirte ante todos los eventos posibles. Y en este sentido, es muy importante que conozcas las exclusiones, porque esto también te va a evitar sorpresas desagradables. “No hay un seguro que te cubra ante todo riesgo y es importante saberlo, además, tienes que tener en cuenta que este instrumento tiene un tope de suma asegurada”, explica Tania Estrada, directora de Beneficios de Lockton México. Esto quiere decir que entre más suma asegurada tengas, mejor cobertura estarás contratando, sin embargo, hay que aceptar que la cobertura total es imposible.
¿Y si no eres dueño?
Rentar no te exime de tener situaciones de riesgo. También deberías contratar un seguro de hogar que cubra los contenidos, que ésos sí son tuyos y necesitas cuidarlos.
“Estos seguros te cubren prácticamente lo mismo que uno de hogar, con excepción del inmueble, y es más barato”, explica Eloy.
Acércate a la aseguradora que más te convenza y explícale que eres arrendatario y que necesitas la cobertura de contenidos. Esta herramienta no sólo te cubrirá todas tus pertenencias sino que te puede ofrecer también otras coberturas como la de responsabilidad civil, por ejemplo.
Es común pensar que tú como rentas no necesitas un seguro, pero la realidad es otra. Imagina que un día abres la llave del agua del baño, no hay agua, y te vas enojado a trabajar a la oficina… Pero olvidas cerrar de nuevo la llave.
A mediodía llega el agua (pero tú no llegarás hasta ya entrada la noche) y por consiguiente, se inunda tu casa, no sólo dañando la duela de tu departamento, sino incluso el inmueble de abajo. ¿De quién es la responsabilidad? Tuya, y tanto los dueños tanto del departamento que rentas como del de abajo, te pueden reclamar.
“Con un seguro de hogar le puedes pagar con la cobertura de responsabilidad civil de arrendatario, la cual te cubre contra todos los daños que puedas hacerle al inmueble y el daño que le hayas hecho al vecino de abajo se arregla con una cobertura que se llama responsabilidad civil familiar”, explica el especialista.