Si es hora de dejar el trabajo en el que estás tienes que hacerlo bien. Quizá no te trataron tan bien y quieres gritar ¡renuncio! y salir de la oficina de tu jefe, tomar tus cosas y no mirar atrás. Esas ganas seguramente las hemos tenido todos, aunque aquellos empleados que se han sentido más maltratados por la empresa les abordan más estos deseos de hacerlo de manera violenta.
Anthony C. Klotz y Mark C. Bolino, ambos profesores de negocios en la Oregon State University’s College of Business y en la University of Oklahoma’s Price College of Business, respectivamente, realizaron un estudio de las maneras en las que los empleados renuncian a sus trabajos y encontraron que ellos escogen uno u otro estilo sobre otro dependiendo de cómo se hayan sentido al interior de la organización, explican en un texto para la Harvard Business Review.
Aquellos que se sintieron maltratados son los más propensos a renunciar de una manera más agresiva. Esto es, aseguran los investigadores, una lección para las organizaciones.
Esas que tienen muchas renuncias agresivas, más allá de culpar a los empleados, deberían considerar la posibilidad de que sus trabajadores se sientan maltratados y puedan supervisar más a profundidad.
Más allá de cómo te hayan tratado, es necesario ponerle más reflexión e irse de la compañía de la mejor manera. Por el simple hecho de que nos conviene dejar las puertas abiertas. Renunciar mal —independientemente de cómo te sientas valorado— no es una buena idea, porque seguramente tu industria, como el resto, es muy pequeña y la manera en la que te vayas va a propagarse y generarte una mala o buena impresión. No quieres cerrarte las puertas de otros lugares sólo por una mala fama. Así que a la hora de renunciar es importante poner esfuerzo en construir puentes y mantenerlos en pie aunque te hayas ido de la organización.
Según Len Schlesinger, profesor de la Harvard Business School y coautor del libro Just Start [Sólo empieza] –citado en un texto de la Harvard Business Review– la manera en la que tú empiezas y terminas son las más importantes en una relación profesional. El problema es que muchas personas invierten demasiado tiempo en prepararse para las primeras impresiones, pero muy poco para las últimas.
Ejemplos hay muchos. Personas que renuncian por WhatsApp, que dejan un post it en su armario diciendo que se van o que simplemente abandonan el trabajo sin avisar.
“Las empresas quedan muy molestas cuando la gente renuncia sin entregar su puesto de forma adecuada y aunque hayan hecho una gran trayectoria dentro de la compañía, la última parte puede dejar una mala referencia”, explica Arleth Leal, directora asociada de Red Ring, una empresa especializada en recursos humanos. Así que renunciar a tu trabajo por cualquier razón, ya sea porque estés profundamente infeliz o porque estés por empezar una nueva oportunidad “requiere sensibilidad y planeación”, asegura el profesor de Harvard.
Hay muchos aspectos a cuidar en este proceso, entre ellos el tiempo de anticipación con que lo hagas. Este depende principalmente del puesto que tienes. Si trabajas en un puesto operativo o administrativo, el mínimo tiempo con el que debes renunciar es de una semana, según Arleth. En este sentido, Schlesinger es aún más estricto y sostiene que lo mínimo, para cualquier puesto, debe ser dos semanas.
Así, conforme va subiendo la escalera corporativa, el tiempo se va ampliando.
“Para una jefatura, dos o tres semanas; para una gerencia un mes y para una dirección, mes y medio. Es lo más recomendable para que demuestres profesionalismo y que no dejas el trabajo botado de un día para otro”, explica Arleth Leal. El tiempo es importante, pero quizá lo es más la manera en la que lo haces. Antes de hablarlo con tus amigos del área o con tu compañero que se sienta al lado, es necesario que lo platiques con tu jefe inmediato y con el área de recursos humanos. Si ellos se llegan a enterar por alguien más será perjudicial para tu imagen y ellos pueden llegar a tener alguna percepción negativa sobre ti.
“Muchos lo hacen al revés y el último que se entera es el jefe inmediato. Eso genera una sensación de incomodidad por parte de él, así que sí es muy importante renunciar con tiempo y a las personas adecuadas”, asegura la especialista. Ya que ellos sepan, el resto de compañeros deben enterarse, sobre todo si tienes equipo a cargo. A partir de ahí la organización se puede ir enterando de tu partida.
Es muy importante que no dejes pasar el compromiso que tienes que mostrar para entregar tu puesto. No se trata de renunciar y poner los pies en polvorosa, sino de procurar hacerlo de la mejor manera para dejar las puertas abiertas para el futuro.
Es lugar común, pero la vida da muchas vueltas y no sabes cuándo podrías encontrarte a tu jefe en otra compañía y tener que pedirle trabajo de nuevo. Y si ya lo hiciste mal una vez esto va a contar negativamente.
La manera en la que dejas el puesto importa y mucho. En algunos casos es hasta recomendable que te esfuerces en dejar las cosas concluidas, aunque no estés incluso en la organización. “Hay puestos que por su importancia sí requieren cierto seguimiento y trabajo incluso después de haber salido, porque manejaban valores, firmas, sobre todo en áreas de contraloría o contadores, principalmente”, señala Arleth.
Incluso es importante pensar en quién podría sustituirte y que se lo hagas saber a tus superiores, ya que esto traería un ahorro importante para la compañía al no tener que contratar alguna firma de recursos humanos o al disminuir el tiempo de búsqueda para la empresa y te dejará bien parado.
“Al recomendar y capacitar a la persona que se va a quedar en el puesto hablaría muy bien de la persona y del compromiso que tuvo con la organización”, explica la especialista.
Es muy valorado que el empleado que se va pueda capacitar al que entra para dejar la posición operando si no a 100% a 50%.
Según una guía de The Muse, antes de empezar esta plática debes prepararte para responder a dónde y por qué te vas, cuándo es tu último día y cómo le vas a dar cierre a tu puesto. Es importante que tengas bien claro por qué te vas, porque si tu trabajo no es tan malo, apenas te encamines a la oficina de tu jefe, será muy fácil recordar por qué razones te quedarías y tu decisión pueda tambalearse, sostiene la guía.
Reflexiona sobre tus motivaciones por las que buscaste este nuevo trabajo y por las que te decidiste a dar el paso. “Ya sea los niveles de estrés altos que tenías, más dinero, una posición más alta, o todo esto completo. Asume que has pensado mucho esta decisión, que la hiciste con los ojos bien abiertos y que estarás feliz cuando este siguiente paso en la transición termine”, señala la guía de The Muse.
Ten en mente esto y esfuérzate para que este proceso sea lo más transparente posible y cuidadoso, nunca mientas porque la verdad suele salir a flote. Cuenta la razón real por la que saldrás de esa empresa, no importa si vas a la competencia o si prefieres dedicarle tiempo a tus proyectos personales que seguir trabajando en esa compañía. “Hay que manejar las cosas de manera transparente porque luego es información que trasciende y si se dan cuenta que fue una mentira, es sentar un mal precedente”, recomienda la especialista de Red Ring