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La alimentación es uno de los rubros indispensables a considerar en nuestros gastos. En este sentido, conviene atender a la manera en la que usamos recursos, porque si no lo hacemos, las comidas fuera y las malas decisiones le pueden estar haciendo un hoyo a nuestra cartera. En México, representa el aspecto en el que más gastan los mexicanos con relación al hogar. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2016, los mexicanos destinan 35.2% en promedio en alimentos, bebidas y tabaco.
Así que el primer consejo para ahorrar es: come en casa y prepara tus propios alimentos. Esto, de alguna manera lo hacen los mexicanos. Según el ejercicio del Inegi, 77.6% de los alimentos y bebidas fueron consumidos en el hogar, mientras que 21.9% fueron ingeridos fuera. Sin embargo, comer fuera de casa en nuestros días es tendencia.
Aunque los mexicanos prefieren las comidas hechas en casa, el porcentaje de comensales fuera del hogar —una o más veces por semana— está incrementando, de acuerdo con el Estudio Global de Nielsen sobre tendencias de comida fuera del hogar, el cual se realizó en 61 países del mundo, incluido México. En el país, 40% de las personas come fuera de casa al menos una o dos veces por semana. Es un porcentaje menor al que lo hace en Brasil (51%) o Perú (42%). ¿Por qué? Por falta de tiempo o por la lejanía con el lugar de trabajo.
Si te es posible, haz un esfuerzo por comer en casa y por cocinar tus alimentos. Es un primer paso para empezar a reducir el monto de dinero que gastas en comestibles, pero para realmente ahorrar, existen toda una serie de recomendaciones financieras.
Por aquí se empieza
Primero, haz una lista de lo que necesita y no la hagas con hambre. Lleva un control de qué es lo que falta en casa y apégate a tus necesidades. Muchas veces lo que vamos echando al carrito son meros caprichos, así que concéntrate en lo indispensable.
Ya que lo tienes, ¿a dónde vas a ir? A veces puede ser tentador ir al primer supermercado que está cerca de nuestra casa. A 50% de las personas se les hace fácil y van al súper que van por cercanía, de acuerdo con una encuesta de Cornershop, pero es importante tomar en cuenta que lo más cercano no necesariamente es lo más barato. Esto también aplica a las tiendas de conveniencia, así que antes de que te dé pereza y hagas la compra en el Oxxo, ten en cuenta que precisamente se llaman así porque estás pagando la conveniencia de tenerlo cerca, pero a cambio de un precio mayor.
El lugar importa, y si escoges un mercado o un tianguis, las cosas casi seguro que serán más baratas. De acuerdo con cifras (a 2014) del Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM, comprar en un supermercado puede ser al menos 11.7% más caro que hacerlo en un tianguis. Si en tu lista de súper te gastas 600 pesos, por ejemplo, estarías pagando más de 60 pesos de más que si lo hicieras en un mercado o en un tianguis. Esta cantidad la podrías dedicar a trasladarte en Metro seis días ida y vuelta.
Muy probablemente será difícil encontrar un lugar en el que todos los productos estén a un menor precio, así que es recomendable irse por producto. Por ejemplo, las legumbres, verduras y cárnicos muy probablemente estén más baratos en el mercado o tianguis, mientras que el precio de detergentes y productos de limpieza puede ser bajo en estas tiendas de todo al mismo precio. En estos establecimientos también hay también galletas, productos de belleza y otro tipo de comestibles que pueden resultar más económicos en este tipo de tiendas.
Compara cada producto e identifica el mejor lugar para cada uno. La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) tiene una herramienta que se llama “Quién es quién en los precios”, la cual te ayuda a comprar pero también a hacer listas de productos de tu interés, e incluso guardarlas y recuperarlas cuando necesites. Si pasas un tiempo sin usarla también te permite actualizar el precio de cada producto e identificar en donde está más barato.
Aunque ir en persona a mercados, tianguis y supermercados a la caza de los mejores precios puede ser muy revelador. Los comerciales en radio y televisión pueden ayudarte a dar una idea de los precios pero también de los días en los que algunas tiendas presentan las ofertas. Así que si tienes una lista y un presupuesto para el súper, aprovechas los días de oferta y te preocupas por comprar el resto de productos en establecimientos de precio único, seguramente terminarás pagando mucho menos. Cuida bien de aprovechar esos cupones de descuento que las tiendas suelen ofrecer en taloneras.
Ubica una carnicería y una pollería o algún establecimiento en el que el producto esté fresco y a buen precio. De igual manera, es tentador ir al supermercado y echar al carrito todos los cárnicos necesarios, pero ten en cuenta que estos productos son especialmente más caros aquí a diferencia de si lo compraras en algún mercado o establecimiento especializado de barrio.
Planear un menú semanal también te hará ahorrar en comida, ya que podrás aprovechar al máximo todos los alimentos que compres, sin tener el riesgo de dejar olvidado en el refrigerador algún recipiente lleno de comida que después tengas que tirar dolorosamente.
Cuando hagas un menú, concéntrate en mezclar los mismos durante la semana y de calcular las cantidades correctas. Haz tu lista con las cantidades, apégate a ella y hazlo todo tú mismo porque así saldrá más barato. Es decir, puedes ver la fruta picada o la comida troceada pero muchas veces estos alimentos tienen un costo extra, sobre todo en los supermercados.
Si lo haces tú, el precio seguramente será menor. Por ejemplo, comprar fresas congeladas en una de esas tiendas de mayoreo puede costarte hasta 200 pesos, cuando comprar esos mismos dos kilos de fresas en el mercado te puede salir por la mitad. Sí, es mayor el tiempo que le tendrás que dedicar a que las fresas estén listas porque las tendrás que limpiar y desinfectar (y después meterlas a congelar) pero el precio será considerablemente menor.
¿Comer fuera?
Comer o cenar en un restaurante muchas veces es tan agradable que nos hace salir de la rutina. Pero es importante decir también que si te gusta especialmente esta actividad, necesitas contemplarlo en tu presupuesto.
Pon un límite a la quincena o al mes y ajústate a él. Es más, puedes calcular para cuántas cenas con tus amigos podría alcanzarte y así vas planeando tu agenda. No hay una cantidad forzosa que deba dedicarse a este rubro, sino que más bien necesitas primero cubrir otros rubros más relevantes, como ahorro y pago de gastos fijos como servicios y préstamos, para después dedicarle una parte a este tipo de diversión.
Y cuidado con las cenas con alcohol incluido, porque este puede hacer que te salgas del presupuesto y darte cuenta que es demasiado tarde. Si no te controlas con tus gastos, de plano llévate la cantidad exacta y guarda las tarjetas de crédito y débito en casa.