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Imagina caminar por una central de abastos o un supermercado en México y ver cajas llenas de frutas y verduras maduras que, inevitablemente, serán desechadas por no ser las más frescas o de apariencia perfecta. Ahora imagina que esos mismos productos, en lugar de terminar en la basura, se transforman en jugos revitalizantes o incluso en productos cosméticos naturales. Esta visión, que podría parecer utópica, es la promesa del upcycling alimentario.
Un problema crítico y una solución innovadora. El desperdicio de alimentos es uno de los problemas más apremiantes de nuestra época. En México, se desperdician cerca de 94 kilos de alimentos por persona al año, una cifra alarmante que nos invita a reflexionar sobre nuestras prácticas de consumo y producción. Aquí es donde el upcycling alimentario entra en escena. Esta práctica no sólo ayuda a mitigar el profundo impacto ambiental del desperdicio, sino que también abre nuevas oportunidades económicas, permitiendo a las empresas diversificar su oferta y alcanzar nuevos mercados.
El upcycling no es sólo una moda pasajera; es una revolución necesaria. Al convertir residuos alimentarios en productos de mayor valor, se crean nuevas fuentes de ingresos para las empresas y se promueve un modelo de economía circular. Esto significa que cada residuo tiene el potencial de ser reutilizado, transformando un problema en una oportunidad.
En un país como México, la cultura del aprovechamiento tiene raíces profundas. Desde tiempos prehispánicos, los mexicanos han demostrado una extraordinaria habilidad para utilizar cada parte de los recursos disponibles. Ejemplos abundan en la gastronomía tradicional, donde las tortillas sobrantes se convierten en chilaquiles, y las cáscaras de cítricos se transforman en dulces cristalizados. Esta mentalidad de aprovechar cada componente e ingrediente es una base sólida sobre la cual construir el movimiento del upcycling alimentario, adaptando prácticas ancestrales a las innovaciones modernas para crear un sistema alimentario más eficiente y sustentable.
La implementación de estos procesos puede parecer desafiante, especialmente para las Pymes. Sin embargo, con la tecnología adecuada y las colaboraciones correctas, estas barreras pueden superarse para maximizar rentabilidad y eficiencia. Plataformas digitales, startups innovadoras y herramientas de inteligencia artificial pueden optimizar la logística de recolección, procesamiento y comercialización de residuos, conectando a productores con empresas dedicadas a la transformación de estos subproductos y, por supuesto, con los consumidores.
Existen inspiradores ejemplos de empresas que han logrado transformar residuos en productos valiosos alrededor del mundo. Desde ReGrained, que convierte el grano sobrante de la producción de cerveza en barras energéticas, hasta Toast Ale en Reino Unido, que utiliza pan sobrante de panaderías y supermercados para hacer cerveza. Otro caso es Fruitcycle, empresa estadounidense que fabrica snacks y mermeladas a partir de frutas que están demasiado maduras o dañadas. Estos emprendimientos demuestran que la rentabilidad y la sostenibilidad de un negocio pueden ir de la mano.
UN FUTURO SOSTENIBLE AL ALCANCE
Para que el upcycling tenga éxito, es esencial que los consumidores entiendan y valoren sus beneficios, y se motive así mayor demanda para los alimentos reutilizados. La educación y la concientización son fundamentales para cambiar las actitudes hacia el desperdicio de alimentos y promover una economía circular.
Promover el upcycling alimentario en casa puede sensibilizar a las personas sobre los beneficios ambientales y económicos de aprovechar al máximo los recursos disponibles. En las redes sociales de Cheaf promovemos el potencial de los subproductos alimentarios y compartimos frecuentemente recetas o consejos creativos para utilizar en el hogar frutas o verduras muy maduras, o incluso, para sacar provecho de subproductos como cáscaras o semillas. La puesta en práctica de estos consejos no sólo ayuda a reducir el desperdicio, sino que instruye a las personas sobre la importancia de minimizar el desperdicio alimentario y fomentar una cultura de sostenibilidad y responsabilidad ambiental.
El upcycling alimentario además de ser una solución al desperdicio, es también una herramienta poderosa contra la inseguridad alimentaria, pues al convertir los excedentes en materias primas, se puede garantizar que más personas tengan acceso a alimentos nutritivos y asequibles. En un país donde casi 29 millones de personas padecen carencia alimentaria, esta práctica puede ayudar a conseguir una mejor distribución de los alimentos a quienes más los necesitan a través de un sistema alimentario más justo y equitativo.
Para que esta transformación sea efectiva, en México sería primordial contar con el respaldo del gobierno para fomentar estas prácticas mediante políticas públicas, subsidios, incentivos y créditos fiscales dedicados a la investigación y desarrollo en este rubro. Es necesario impulsar programas educativos que promuevan el upcycling como modelo de negocio e informar a la sociedad sobre los beneficios de consumir productos upcycled, para que se vuelvan una opción popular y accesible.
La creación de un ecosistema social y político que promueva el upcycling alimentario en México tiene un potencial prometedor para transformar la manera en que se gestionan los alimentos. Con acciones conjuntas y sistemáticas de empresas, consumidores y autoridades, seremos capaces de transformar residuos en riqueza. Es hora de que adoptemos esta revolución verde, para forjar un mundo donde cada alimento sea valioso, tanto para nuestra generación como para las futuras.
CEO y fundador de Cheaf
X: @Cheaf_app