Las economías avanzadas están aplicando medidas más agresivas y costosas para mitigar el impacto de los precios sobre la población con recortes a impuestos al consumo, señaló el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En tanto, en los países en desarrollo se ha recurrido más a los subsidios de precios, que son ineficaces y caros, advirtió el organismo en su Informe Monitor Fiscal de octubre de 2022.
De 12 respuestas que recibió en una encuesta que aplicó a 174 países sobre las medidas adoptadas entre enero y junio del año en curso para enfrentar la inflación de energía y de los alimentos, aparece en primer lugar la reducción de impuestos al consumo.
Se encontró que las economías más poderosas han optado por bajar los impuestos al consumo en energía, mientras que en mercados emergentes y en desarrollo han hecho una combinación de reducciones en gravámenes al consumo de alimentos y energía para apoyar a su población.
En segundo lugar, señalaron las ayudas con cupones o descuentos, muy usadas en países más prósperos con el fin de contener el alza en el costo de la energía, pero muy poco recurrido en las naciones menos avanzadas.
Para las economías europeas y de América del norte, las transferencias en efectivo son la tercera línea de defensa que están usando para proteger a su población de la alta inflación en energía y alimentos, y no tanto para las emergentes.
En cambio, los subsidios sobre los precios son los favoritos de los gobiernos de países de economías emergentes y en desarrollo, en especial para mitigar el alza en los energéticos, entre ellos gasolinas y electricidad, pero también para alimentos.
Bajar el impuesto sobre la renta para los contribuyentes personas físicas ha sido una opción en gobiernos de economías muy desarrolladas, pero no tanto para las de menores ingresos.
El congelamiento de precios en energía y alimentos es más recurrente en gobiernos en desarrollo, al igual que la reducción de aranceles aduaneros. Las restricciones a las exportaciones son una medida que también han tomado sólo las economías emergentes, y no es nada atractiva para las avanzadas.
Además, el análisis muestra que tanto las naciones avanzadas como las que están en desarrollo han recurrido muy poco a disminuir el impuesto sobre la renta a la sociedad para contribuir a enfriar la inflación.
De acuerdo con el organismo multilateral, estas medidas fiscales han tenido un costo de 0.6% del producto interno bruto nacional, además de subsidios preexistentes, entre países para los cuales se disponía de información.
Al analizar estas medidas para aliviar el costo de la vida, el FMI advirtió que los gobiernos no deberían intentar limitar los aumentos de precios a través de controles, subsidios o recortes de impuestos, porque sería muy costoso para los presupuestos y, en última instancia, ineficaz.
Es mejor construir resiliencias que recurrir al control de precios para enfrentar escenarios adversos como el que actualmente enfrenta la economía mundial con la alta inflación, consideró.
“Hay que fomentar la resiliencia económica entre la sociedad y las empresas para estar preparados para los días de lluvia”, recomendó en el reporte.
De ahí que pidió a los países repensar el papel de la política fiscal en una era propensa a los golpes, para lo cual hay que estar más preparados para amortiguar mejor las pérdidas durante las crisis y construir resiliencias, aprendiendo de las experiencias en todo el mundo.
En el documento se pone de manifiesto la importancia de capacitar a la sociedad para ser más resistente a los grandes impactos adversos actuales y futuros.
El Fondo también señaló que el cambio climático y los desastres naturales, la atención médica y preparación para las pandemias, así como el acceso equitativo a las oportunidades, deben estar presentes en la agenda de desafíos para enfrentarlos en mejores condiciones.
En estos momentos en que el mundo se encuentra en medio de fuertes aumentos en los precios de los alimentos y la energía, ponderó que los formuladores de políticas deben proteger a las familias de bajos ingresos de las grandes pérdidas y garantizar su acceso a estos productos y servicios básicos.
Sin embargo, al mismo tiempo, se debe cuidar que se reduzcan las vulnerabilidades de grandes deudas públicas y mantener un ajuste fiscal para que la política fiscal no funcione contrariamente a la monetaria.
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