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El proteccionismo comercial y los conflictos políticos globales preocupan porque son situaciones que en el siglo pasado generaron una guerra mundial, dijo la ex subsecretaria de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía, Beatriz Leycegui Gardoqui.

“El peligro enorme que hay hoy es que estamos volviendo a esquemas que detonaron la Segunda Guerra Mundial, que se detonó en buena parte por las restricciones que impuso Estados Unidos en los años 30 al comercio, cerró totalmente su economía; los otros países hicieron lo mismo y el caos político que había llevó a una guerra”, expuso.

Se observan las mismas características de estrangulamiento del comercio, un mundo convulsionado por conflictos militares en algunos países y resurgimiento del populismo y proteccionismo, entre otras características, como se vio en la Segunda Guerra Mundial.

Para Leycegui Gardoqui, a pesar de las presiones de EU como la imposición de aranceles al acero y al aluminio, lo mejor es no ceder en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y mantener el diálogo trilateral, sobre las propuestas de un enfoque bilateral.

En entrevista con EL UNIVERSAL, quien fuera subsecretaria de diciembre de 2006 a agosto de 2011, comentó que pareciera que se vive el comercio “en los tiempos del cólera”, en donde los políticos hacen creer que la cura es deshacerse de los tratados como medida para resolver los problemas de la economía, pero “el mundo es más complejo y esa no es la receta”.

Sin embargo, dijo que fue adecuado que México, Canadá y la Unión Europea “reaccionaron con fuerza” a la decisión de Estados Unidos de imponer aranceles al acero y aluminio a partir de ayer, bajo la justificación de que es una medida de seguridad nacional.

La decisión de imponer aranceles en represalia “lo que va a hacer es que Estados Unidos cambie de posición en el TLCAN, porque los aranceles son una forma de presión interna que pueden ejercer los grupos al interior del país, y si esto empieza a afectarlos seguirán ejerciendo presión sobre el gobierno estadounidense para que se resuelva favorablemente el TLCAN”.

Por ejemplo, se elige la manzana porque los productores y comercializadores ejercen mucha presión sobre el gobierno estadounidense, además de que no es un alimento de primera necesidad ni se afecta a las cadenas productivas. Son criterios que se utilizaron en la administración pasada para presionar a EU y, por ello, hay muchas coincidencias entre la lista de productos a los que México aplicó represalias en marzo de 2009 y agosto de 2010.

Durante la administración de Felipe Calderón, la ex funcionaria estuvo a cargo de imponer aranceles a diversos productos estadounidenses para lograr que se hiciera efectivo el compromiso de permitir la entrada de autotransporte de carga mexicano del otro lado de la frontera. Recordó que fue necesaria la medida, llamada carrusel por la rotación de mercancías con arancel.

“Esa es la manera [poner aranceles]. Cuando firmamos el acuerdo de autotransporte transfronterizo de carga, las autoridades de EU (…) dijeron que no hubieran retomado esto sin represalias”, explicó la también ex directora Jurídica en la Subsecretaría de Negociaciones Comerciales Internacionales durante la negociación del TLCAN.

Por ahora es mejor mantener como aliados a Canadá y a la Unión Europea, además de evitar negociar bilateralmente con Estados Unidos, porque se requiere “generar una respuesta fuerte”, sobre todo cuando hubo países que lograron que la Casa Blanca les impusiera cuotas en lugar de aranceles, como Argentina, Australia y Corea del Sur.

La ahora socia del despacho SAI Consultores explicó que los aranceles son como una piedra que afecta y retrasa la renegociación del TLCAN, puesto que se abre un nuevo escenario en el que no se lograría un acuerdo de aquí a las elecciones del 1 de julio, y sea la siguiente administración de México la que negocie con el gobierno de Donald Trump. Ello, a su vez, significa un riesgo que Estados Unidos decidió tomar al no llegar a acuerdos con el gobierno actual.

Para la ex funcionaria, es conveniente que México no ceda en la renegociación del TLCAN, que no acepte las propuestas estadounidenses, llamadas “píldoras venenosas”, como permitir la cláusula de terminación del tratado al quinto año de vigencia, la eliminación de medidas de solución de controversias o la propuesta de modificación a las reglas de origen del sector automotriz.

“Todas las píldoras venenosas nos dejan peor que el actual tratado, pero en ningún momento se deben de parar de la mesa de renegociación”, dijo.

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