Acapulco, Gro.— La edición 85 de la Convención Bancaria no tuvo inauguración ni clausura. En esta ocasión, el protocolo fue rebasado por el tiempo y el “incidente desafortunado” del “madruguete” del presidente Andrés Manuel López Obrador al Banxico.
Cuando parecía que el regreso de la fiesta de los banqueros a la modalidad presencial en Acapulco iba a resultar todo un éxito, el Mandatario metió ruido a los mercados y a la comunidad inversionista.
Se interpretó que al anticiparse al Banxico y comentar que subió la tasa referencial a 6.50%, horas antes del anuncio oficial, violaba su autonomía.
En la víspera de la inauguración, soltó esa información reservada en su mañanera, de modo inesperado y sin que mediara alguna pregunta al respecto de parte de la prensa.
Inversionistas no podían creer que el esperado anuncio lo diera un Mandatario sin cuidar las formas y fondo legal.
Ese mismo día, el Presidente viajaba a Acapulco para inaugurar la convención.
Estaba prevista su participación por la tarde para el arranque de las ponencias, a fin de hablar de la banca incluyente en la era digital y los retos del cambio climático.
Pero el tema fue otro: el “madruguete” al Banxico.