Una ola de insolvencias entre bancos de tamaño medio tiene nerviosos a los mercados, que se preguntan quién será el próximo.
Bajo observación está el First Republic Bank de Estados Unidos, salvado in extremis por una inyección de capital de 30 mil millones de dólares realizada por 11 bancos de Wall Street.
Muchos lo ven como un eslabón débil dado que también ha sido víctima de la misma fuga de clientes que hundió con solo 48 horas de diferencia al Silicon Valley Bank, el Signature Bank y el Silvergate Capital Corp en Estados Unidos y al Credit Suisse en Europa.
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Sus acciones se han desplomado al pasar de 133.87 dólares a 15 dólares en apenas 15 días, es decir, valen aproximadamente un 87% menos.
Y es que precisamente la retirada de fondos y la desconfianza está en la base del rápido colapso de los bancos regionales de Estados Unidos y del ataque de pánico que sufren las bolsas estos días.
A día de hoy "las personas pueden sacar depósitos del sistema bancario con la rapidez y el fervor de quienes intentan comprar entradas para conciertos de Taylor Swift", explicó Paul Donovan, economista jefe de UBS Global Wealth Management.
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"El entorno económico hace que la gente pierda confianza en los bancos y opte por sacar su dinero, como está ocurriendo ahora. Y eso no es bueno. Los depósitos de un banco son la gasolina que necesitan para funcionar", le dice a BBC Mundo Víctor Alvargonzález, director de estrategia y socio fundador de la firma de asesoramiento independiente, Nextep Finance.
Si hay una salida en masa, el banco queda expuesto gravemente y de forma muy rápida.
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El origen: la salvaje subida de tipos
Por otro lado, "hay que tener en cuenta que si tus clientes tienen problemas, como entidad, tú tienes problemas", añade Alvargonzález al tiempo que reconoce que la psicología del mercado y de los depositantes ha tenido su papel en lo sucedido.
Esto queda claro por ejemplo en el caso del Silvergate Capital Corp., muy expuesto a la industria de las criptomonedas, o del SVB cuyos principales clientes pertenecen al sector tecnológico, otro de los más afectados por la actual crisis.
Pero pese a que los analistas coinciden en que cada banco sufría sus problemas específicos, estos incidentes también pueden ser vistos como las consecuencias del aumento de tipos de interés más rápido y más grande en más de 40 años.
Los expertos coinciden: el origen de esta crisis está en las subidas de las tasas y lo que estamos viendo en el sector bancario solo es un efecto secundario -no deseado- de la "medicina que cura la inflación".
Fuga de los pequeños a los grandes
"La normalización extremadamente rápida de la política monetaria se tradujo en una pérdida de confianza de los clientes que les llevó a retirar rápidamente sus fondos de los bancos percibidos como débiles", Elisa Belgacem, estratega senior de crédito en Generali Investments.
"Aunque los bancos están mejor capitalizados que en 2008, especialmente en Europa, es probable que continúe la fuga de depósitos de los bancos más pequeños a los grandes y más seguros", afirma la experta.
Las cifras muestran que los bancos pequeños están claramente bajo presión.
"Hay una fuga de depósitos hacia los bancos estadounidenses más grandes y mejor regulados", dice Axel Botte, estratega global de mercados de Ostrum AM.
La subida de tipos puede provocar una recesión y ese temor lleva a los clientes a escoger con mucho cuidado dónde poner su dinero. De ahí la preferencia por bancos sólidos y fiables.
Recesión y créditos
Lo más llamativo de todo es que la teoría económica dice que cuando los tipos de interés son altos (como ahora) los bancos ganan más dinero.
En un entorno de tipos altos, el sector obtiene más beneficios.
"A los bancos les viene muy bien -a todos- que suban los tipos de interés porque ganan mucho más en los créditos. Quienes tienen un crédito variable paga más intereses, así que el banco sin hacer nada gana mucho más dinero", dice Alvargonzález.
Y esto sucede no en solo en la cartera de créditos existentes sino en todos los nuevos créditos que se otorgan.
"Ahora bien, si la economía entra en recesión, los bancos van a dar menos créditos y la gente va a pedir menos créditos, con lo cual esto ya estropea la buena noticia de la subida de los tipos de interés y esto es la chispa que enciende esta crisis de confianza", explica.
Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión eToro, explica por qué son los bancos medianos los que más están sufriendo.
"Los bancos estadounidenses pequeños y medianos, con activos inferiores a US$250.000 millones, serán los más perjudicados por la actual acaparamiento de liquidez y las medidas reguladoras".
Su importancia en algunos ámbitos es desproporcionada.
Por ejemplo, representan el 60% de los préstamos hipotecarios y más del 70% de los préstamos inmobiliarios comerciales en Estados Unidos.
Indicador del crecimiento económico
"Los estándares de préstamo a ambos lados del Atlántico se han endurecido mucho. Las entidades han aumentado los requisitos para la concesión de préstamos", afirma.
Para Laidler es dificultad para acceder a créditos es un claro indicador adelantado de una ralentización del crecimiento económico.
También lo sucedido en Credit Suisse demuestra hasta qué punto el sector bancario sigue siendo sensible a la confianza.
Los inversores dudan de la salud de otros bancos y se preguntan si los problemas bancarios son sistémicos o no.
Es decir si afectan a todo el sector o solo a unos pocos.
Por eso, pocos analistas se atreven a aventurar que todo va a quedarse aquí y que no nos enfrentamos a una crisis como la de 2008.
"Sería presuntuoso garantizar lo contrario, puesto que la única certeza que existe en las finanzas es que todo es imprevisible, sobre todo después de unas subidas de los tipos de interés tan brutales como las que acabamos de vivir", dice Alexis Bienvenu, gestor de fondos de la gestora francesa La Financière de l'Echiquier
El analista advierte que "las tensiones actuales, pese a estar localizadas, tendrán consecuencias para el resto de la economía".
También para Latinoamérica dado que la probabilidad de que el crecimiento se ralentice llevará a la banca a ser más cauta en la concesión de préstamos.
El mundo tiene actualmente muchos cambios políticos y económicos que digerir y aunque ésta es una crisis de confianza y no de solvencia, los mercados no olvidan lo sucedido en 2008 y por eso es posible que el nerviosismo continúe unos meses más.
vcr/mcc